Astronomía
Un observatorio español prueba que 3I/Atlas tiene una característica nunca antes vista e inexplicable
“Si no se trata de un cometa normal, podríamos estar ante algo diferente: un objeto interestelar que opera con reglas distintas”, sostiene un estudio.
En el horizonte infinito del cosmos, los cometas parecen seguir una regla sencilla: cuando se acercan al Sol, sus hielos se subliman (pasan de sólido a gas, sin atravesar la etapa líquida), liberan gas y polvo, y forman una cola que se extiende en dirección opuesta al Sol, empujada por el viento solar y la radiación. Pero nuestro visitante interestelar más famoso, 3I/ATLAS, rompe esa norma, aparentemente inquebrantable, de forma nunca antes vista.
De acuerdo con una imagen captada el 2 de agosto de 2025 por el conjunto de telescopios del Observatorio Teide TTT (Two-meter Twin Telescope), 3I/ATLAS muestra una “anticola”: los gases liberados al acercarse al Sol se dirigen hacia él, no en dirección contraria. Y eso no se había visto nunca.
Compuesta por 159 exposiciones de 50 segundos cada una, la imagen muestra un fino “jet” o corriente que se proyecta hacia el Sol, identificado por una línea púrpura en la ilustración del estudio que se extiende unos 6.000 km desde el núcleo del objeto.
Esa anomalía plantea dos nuevas preguntas que, en palabras de Loeb, “pueden cambiar nuestra comprensión de lo que es un cometa… o lo que es 3I/ATLAS”, ya que las explicaciones habituales no funcionan bien en este caso. De hecho, lo primero que han confirmado es que no se trata de un efecto provocado por la perspectiva (cuando la línea de visión de la Tierra y la geometría orbital hacen parecer que una cola apunta hacia el Sol) o la distancia, sino que, efectivamente, la cola se dirige hacia él.
La propuesta del estudio es una respuesta basada en las leyes de la física. Según sus cálculos, cuando un objeto tan rápido y masivo como 3I/ATLAS se acerca al Sol, no se calienta de forma uniforme. En lugar de derretirse por igual en toda su superficie, el calor solar genera una especie de “zona de deshielo desigual”, parecida a una franja de nieve que se derrite antes en una ladera soleada que en otra. Esa franja, llamada línea de nieve anisotrópica en términos técnicos, podría hacer que las partículas más grandes y pesadas se liberen justo del lado que mira al Sol, en lugar del lado opuesto, como ocurre en los cometas comunes.
El resultado visible sería una corriente de material que apunta directamente hacia el Sol, una auténtica anticola natural y, hasta ahora, única en el universo observado. Sin embargo, esta explicación aún no convence del todo, y muchos expertos siguen siendo cautelosos. La idea de que exista un mecanismo desconocido o un comportamiento jamás documentado abre la puerta a hipótesis más radicales: este objeto podría no comportarse como los cometas del sistema solar que conocemos.
Y esto es importante no solo por el caso de este objeto. Si 3I/ATLAS es un cometa “normal”, estamos viendo un fenómeno nuevo que exigirá revisar los modelos de actividad cometaria. Y, si no se trata de un cometa “normal”, podríamos estar ante algo diferente: un objeto interestelar que opera con reglas distintas. Y eso tiene implicaciones enormes para la astronomía, la formación de sistemas solares y la búsqueda de objetos interestelares.