Televisión

«Drácula»: El vampiro sigue vivo, o algo parecido

La nueva adaptación de la mítica novela de Bram Stoker intenta compensar con terror visual la superficialidad con la que retrata al personaje titular

El actor danés Claes Bang, en una escena de «Drácula», serie que protagoniza interpretando al vampiro
El actor danés Claes Bang, en una escena de «Drácula», serie que protagoniza interpretando al vampirolarazon

Es probable que, a estas alturas, poco jugo dramático pueda sacársele a «Drácula», de Bram Stoker, que no le hayan sacado ya todas las adaptaciones oficiales de la novela al cine y la televisión y la plétora de títulos simplemente inspirados por ella. Por otra parte, solía decirse lo mismo de «Sherlock Holmes» hasta que, a bordo de la teleserie «Sherlock», Steven Moffat y Mark Gatiss encontraron una forma de dar nueva vida a personajes trillados. Y en buena medida es por eso que el retrato del vampiro más célebre de la ficción firmado por la pareja de guionistas y recién estrenada en Netflix resulta tan decepcionante. Los tres episodios de «Drácula» tienen una duración media de 90 minutos y, aunque están conectados sin excesiva convicción entre sí, cada uno de ellos funciona de forma autónoma.

Al principio del primero se nos presenta al agente inmobiliario Jonathan Harker (John Heffernan), que se recupera en un convento húngaro y le relata a una sarcástica monja los terribles detalles de su estancia junto al infame conde en un castillo de Transilvania, durante la que descubrió que aquellos muros de piedra ocultaban una casa de los horrores. Y, mientras nos cuenta cómo el pobre Harker se fue convirtiendo en un muerto andante a medida que su anfitrión le iba robando la vida, esa hora y media inicial avanza con la vitalidad de un zombi. Y los episodios posteriores exhiben aún menos energía dramática: el segundo funciona como un misterio de Agatha Christie ambientado en un barco, y el tercero no es más que una confusa colección de revelaciones apresuradas.

Repetir la fórmula del éxito

Especialmente en su primera hora y media, «Drácula» trata de subrayar todo cuanto su personaje titular (Claes Bang) posee de impostor y de depredador, y el problema es que en el proceso Moffat y Gatiss parecen olvidar que otro de sus rasgos esenciales es su poder de seducción. Esta versión del vampiro no trasmite ni lujuria ni deseo y, aunque los guionistas intentan explicitar el homoerotismo que en la novela permanecía en el subtexto, no se detecta ni un ápice de tensión sexual. En general, la serie se percibe menos interesada en examinar los temas de fondo de la novela que en repetir la fórmula de éxito de «Sherlock», echando mano de los mismos trucos narrativos –los «one-liners» supuestamente ingeniosos, los continuos giros argumentales y las sucesivas revelaciones– pero, decimos, sin establecer entre Drácula y Harker el tipo de química que sí comparten Holmes y Watson.

Y, para suplir esas carencias dramáticas, la serie recurre con frecuencia a un despliegue de imaginería horripilante que en general compensa con explicitud lo que le falta de verdadera capacidad de impacto. Vemos una mosca que se desplaza a través de un globo ocular, y un cuerpo en ruinas metido en una caja, y una uña que se despega del dedo, y un pelotón de humanos semidescompuestos, y un cráneo del que sobresalen los tendones y los vasos sanguíneos, y a Drácula emergiendo de las entrañas de un lobo, cubierto de líquido amniótico lupino. Y el potencial aterrador que buena parte de esos momentos de terror visual exhiben sobre el papel se ve fatalmente neutralizado por la falta de brillantez con la que son materializados en pantalla.

Por qué hay que verla / por qué no:

Porque, aunque no es la mejor adaptación de la novela de -Stoker, tampoco es la peor

El mayor acierto:

La hermana Agatha, un personaje lleno de vitriolo y cuya identidad secreta sí es algo predecible

Si le gusta también puede ver...

retratos previos, como «Drácula» (1931) o series como «Van Helsing» y «Hannibal»

El dato:

Su protagonista, el danés Claes Bang, se dio a conocer internacionalmente en «The Square»