Netflix

«Unorthodox»: la evasión de una mujer oprimida

La serie, de Netflix, narra la vida de una joven que nació en el seno de una comunidad judía ultraortodoxa y escapa a Berlín en busca de la libertad y la justicia

A la derecha, Shira Haas, junto a Amit Rahav, en una escena de «Unorthodox»
A la derecha, Shira Haas, junto a Amit Rahav, en una escena de «Unorthodox»Netflix

La de «no tienes elección» y la de «te guste o no» son dos expresiones para cuya ignorancia hace falta determinación y valentía. Son muchas las personas que viven oprimidas, sea por su género o por su edad, cultura, religión o nacionalidad. Se trata de personas que, aunque tengan sus ideas y ambiciones propias, ya sean válidas o insignificantes, nunca las podrán ver materializadas. Este dominio y limitación externos fueron el punto de partida y motivo por el que un día Deborah Feldman recogió toda su energía para luchar por sus propias ideas. Nació en el barrio de Williamsburg, Brooklyn, en el seno de una comunidad judía ultra ortodoxa. A sus 17 años se casó en un matrimonio concertado y tuvo un hijo. Sin embargo, no quería ser como el resto de las mujeres de su comunidad, con pelo rapado y sin poder tener «el lujo» de sostener un libro entre sus manos, y tampoco quería dicho destino para su hijo. Por ello, un día huyó a Berlín. Y sobre esta historia trata «Unorthodox».

Es una miniserie –cuatro capítulos de unos 50 minutos cada uno– que se estrenó en Netflix a finales de marzo y que se basa en las memorias de Feldman. Se trata de una ficción y no narra al pie de la letra lo que su protagonist vivió y cuenta en su libro, sino que se permite algunas licencias, aunque la metáfora sea la misma: una historia de autosuperación y de liberación de una mujer oprimida. Asimismo, la serie, a pesar de llevar unas semanas en el catálogo de la plataforma, ha pasado más desapercibida de lo que merece. Ha sido a partir de la gran crítica positiva que ha recibido y, seguro, del «boca a boca», cuando ha pasado a convertirse en uno de los títulos más vistos de Netflix en estas fechas. Sí, un éxito incluso mayor que el de «La casa de papel» o «Tiger King», pues, aunque ambas series merezcan el gran reconocimiento que están obteniendo, el caso de «Unorthodox» es tan diferente como destacable: nadie se esperaba que una miniserie con dicha trama podía llegar a ser en toda una joya tanto por su historia como por su nivel narrativo y audiovisual.

Emoción y admiración

La protagonista se llama Esty Shapiro, interpretada por Shira Haas, y, como Feldman, decide escapar a Berlín con el fin de ver mundo. Cruza no solo un océano, sino también barreras invisibles mediante una aventura en la que el espectador, sin darse cuenta, se irá adentrando poco a poco hasta no poder sentir más que emoción y admiración hacia la joven. Esty pasa de vivir con una familia que solo quiere que sea buena esposa, madre e hija a sumergirse en el agua salada de la playa, a bailar en una discoteca, a disfrutar con la música y a pintarse los labios. Puede que sean experiencias, para algunos, banales. Pero no lo fue para Feldman y tampoco lo es para Esty. En la comunidad judía a la que ambas pertenecen, entre otros hábitos, una mujer casada no puede mostrar su pelo natural, de ahí que se rape y luzca peluca en público. Tampoco pueden, sin consentimiento del marido, ni leer un libro ni ver una película. Una serie de limitaciones que jamás se nos pasarían por la cabeza, pero que existen. Así como también hay mujeres que, a partir de fuerza interior, amor por el arte y valentía, pueden llegar a protagonizar una de las historias de superación más admirables y emocionantes.

La magia de la ficción

«Unorthodox» es un buen ejemplo de lo que es capaz de hacer la industria de las series. La ficción, creada por Anna Winger, muestra, a través de «flashbacks» cómo el mundo puede ser asfixiante. A través de toques dignos de «thriller» y ventanas a la realidad, la serie recoge un viaje entre dos vidas tan diferentes como vulnerables a la hora de ser criticadas. Una historia que Netflix rescata y consigue su objetivo: el de la reflexión y no el de tomar partido.