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Elísabet Benavent: «Es importante poner el foco en el placer femenino»

Es autora de «Valeria», libro donde las mujeres son las grandes protagonistas y que Netflix estrena este viernes en forma de serie

Elísabet Benavent posa con un cojín de Netflix/Instagram
Elísabet Benavent posa con un cojín de Netflix/Instagramlarazon

Elísabet Benavent es una de esas personas que contagian energía cuando hablan sobre su vocación. La suya es escribir y lo hace con tanta naturalidad y desparpajo que el fenómeno de lectores que hay alrededor de su obra se comprende e, incluso, comparte. Es autora, entre otros, de «En los zapatos de Valeria», libro que este viernes estrena Netflix en forma de serie («Valeria») y en 190 países: «Es un hito en mi vida», dice, tan entusiasmada como inquieta.

–¿Qué siente al ver su libro adaptado en una serie?

–Es una sensación rara, lo he vivido como si le estuviera pasando a otra persona. Pero, de repente, hay un choque de realidad y me hace mucha ilusión, pero también siento vértigo, un miedo casi inconsciente. Ojalá salga todo bien, estoy tan ilusionada como una niña con zapatos nuevos.

–¿Siente miedo por no ver su historia como imaginó o por la recepción de los lectores?

–El miedo es de pensar cómo saldrá y a cuánta gente llegará. Son 190 países y puede que el código sea muy español. Pero ahora hay una tendencia para que lo local se haga universal, entonces puede que estemos haciendo lo correcto. Es más bien un miedo irracional, porque me lanzo a lo desconocido.

–¿Hasta qué punto se ha involucrado en la adaptación?

–Soy nueva en esto y me parecía importante saber delegar, pero también quería formar parte del proceso. He sido asesora creativa: no estoy metida en el guión pero formo parte, no revisando, porque no soy nadie para revisar a unos profesionales, sino más bien de velar por el espíritu de los libros, de que esté ahí aunque sea una adaptación abierta.

–¿Cómo encajó personalmente los cambios que hace la serie?

–Con un proceso de separación. Es un ejercicio muy duro, porque a todo creador le gustaría que fuera literal. Pero en una adaptación abierta es más fácil despegarse del libro y verlo como lo que es, un producto audiovisual. No se consume igual un libro que una serie. Es una buena adaptación, porque la serie empieza y termina en un punto prácticamente idéntico al libro. Entonces, ¿qué importa que el recorrido no sea el mismo si vienen a contarnos la misma historia?

–«Valeria» conquista en su tratamiento tan directo del placer sexual y, especialmente, del más estereotipado: el de la mujer. ¿Qué opina?

–Abogo por la naturalidad y por plasmar las cosas como son. La serie en este tema está muy bien planteada, porque a veces la línea entre lo erótico y lo soez es muy fina, y en ningún momento se pasa. Me parece muy importante que se ponga el foco en el deseo de la mujer, no como una persona que quiere ser deseada, sino que busca satisfacer su placer. Yo lo intenté con el libro, pero alomejor no lo supe hacer.

–Las cosas han cambiado bastante en 10 años...

–Sí. Y yo como persona también he cambiado mucho. En la serie está muy acertado, porque aparece la mujer que reivindica su papel como protagonista de su propia vida y es valiosísimo poner de manifiesto la importancia del placer femenino.

–En la serie también se muestra otro tema tabú, que es el de las relaciones abiertas ¿Cree que es una moda o una realidad cada vez más normalizada?

–No hay manera equivocada de querer si no hace daño a los demás. Se están quitando tabús y, si lo piensas, estábamos muy encorsetados en una imposición social. Querer es libre y cada uno tiene que hacerlo como quiera. Si alguien no quiere una relación monógama, sino abierta, siempre y cuando sea honesto con la persona que tenga al lado, ¿cuál es el problema? Creo que están cambiando los paradigmas en las relaciones y vamos de camino a sentirnos mucho más libres. Porque un concepto social acuñado por la tradición no puede limitar la manera de sentir de las personas. Eso no significa que yo pudiera manejarme en una relación abierta, porque creo que no sabría (ríe).

–¿Es la escritura su propia herramienta feminista?

–Escribir es un ejercicio autoreferencial y he ido aprendiendo a ser mujer a lo largo de los libros. No soy la misma persona que escribió «Valeria» ni lo escribiría de la misma manera, porque entonces habría un discurso heteropatriarcal asentado del que yo no era consciente. No soy una voz de la lucha feminista, pero intento poner mi granito de arena, defender el amor libre y la libertad de la mujer.

–¿Cree que el éxito de «Valeria» reside en la amistad de las cuatro protagonistas?

–Son cuatro amigas diferentes intentando no juzgarse y eso es algo que no sale solo. Me da mucha rabia cuando escucho que «no hay peor enemigo para una mujer que otra mujer». No, porque, aunque seamos diferentes, somos hermanas. Son cuatro mujeres que se han elegido por encima de todo lo demás y es precioso. Porque la cosa no es necesitar, es elegir.