Los tres ángeles de la guarda del “Titanic gallego”

Muchas veces la Historia no es justa ni consigo misma ni con sus protagonistas. Como si entre los hechos históricos hubiese una primera división y otros no pasasen de la categoría regional. Es lo que ocurre con el vapor Santa Isabel –sin tanto lustre como el Titanic– que en el primer día de 1921 naufragó con 260 inmigrantes a bordo, que iban a Argentina, frente a las costa de la isla de Sálvora (Galicia). La cineasta Paula Cons narra este suceso en «La isla de las mentiras», que hoy se estrena en Filmin y que está protagonizada por Nerea Barros (ganadora de un Goya por «La isla mínima», 2014), Aitor Luna y Dario Grandinetti.

Cons le da un toque de «thriller» porque hay tirar de un ovillo para saber lo que pasó realmente y la causa por la que algunos fallecidos aparecieron con los dedos cortados y sin dientes. «Soy periodista y a mí lo que me apasiona son los hechos reales y, sobre todo, cuando se desconocen a pesar de ser tan llamativos. Es un ‘‘thriller'' con señoras con pañuelo en la cabeza. Me gustaba que las mujeres fuesen las que muevan la acción y que sean ellas las misteriosas e intrigantes».

Y ahí está el meollo de la cuestión porque tres jóvenes se echan a la mar para rescatar a los supervivientes y logran salvar a unas 50 personas. ¿Cómo? Un periodista argentino (Grandinetti) va hasta allí y lo intenta averiguar, pero solo encuentra el silencio de María (Barros). «Le decía a Barros y Grandinetti: ‘‘Pensad que el uno para el otro sois mutuamente marcianos. Vuestros mundos no tienen nada que ver y ese choque de culturas me parecía muy interesante».

La relación con la muerte

Luego está Galicia, su naturaleza y su cultura. No suele ser fácil lograr que un espacio abierto, de naturaleza frondosa y con vistas al mar, se convierta en un lugar claustrofóbico. Cons añade algo más: la idiosincrasia de esa comunidad autónoma, donde la muerte se vive de una manera muy peculiar. «Los gallegos somos muy singulares. Si una puerta se cierra de repente, no se piensa que ha sido por el viento; se suele decir que es porque un muerto está enfadado ya que no se le ha dedicado una misa. Y si les preguntas a las personas mayores si creen en la Santa Compaña te dicen: ‘‘¿Cómo que si creo? es que la he visto'‘». Ese aura de misterio dota a «La isla de las mentiras» de una identidad propia.

La cinta no se pudo estrenar por la pandemia. Mientras veía las noticias, Cons hizo un paralelismo. «Esta película, como lo que está pasando, habla de la instrumentalización que el poder hace de héroes que nunca quisieron serlo».