Historias reales
Disney y cómo empezar una serie con un «spoiler»
«Mi padre, el asesino del zodiaco», la voz de las otras víctimas
Exactamente para esto Disney lanzaba hace unos meses su nuevo espacio de contenidos «Star». La plataforma buscaba ir más allá de su estricta política de catálogo para «todos los públicos», que en realidad excluía a gran parte de la población. Así bajo claves de control parental ampliaba su universo a nuevas categorías donde pueden convivir dosis de violencia, morbo y brutalidad con todos sus clásicos.
«Mi padre, el asesino del zodiaco», es la viva imagen del giro estratégico de la compañía. Este documental podría haber recalado en cualquier tipo de plataforma, incluso de manera más natural. Pero Disney no quiere perder más oportunidades. Así, en cuatro capítulos y recuperando el aroma de aquellos programas de asesinatos sin resolver de los 90, como «Crímenes Imperfectos», se dibuja la personalidad de un depravado asesino en serie.
En este tipo de tramas, siempre se atiende al destino que corren las víctimas directas de estos sicópatas, pero nunca se sabe nada de sus víctimas indirectas, su familia o sus amigos, que cargarán para siempre con una etiqueta imborrable. Uno de estos afectados es el presunto hijo del asesino del zodiaco, que cuenta en esta serie documental los doce años que dedicó a investigar sobre la identidad de sus padres biológicos, que le abandonaron a las pocas semanas de nacer.
La serie también es una reflexión sobre las cargas emocionales con las que las personas dadas en adopción viven de por vida. «Siempre he tenido pánico al abandono, sentía que me iban a volver a dejar en las escaleras de un edificio. Por eso, siempre corto mis relaciones de pareja antes de que acaben de forma natural», cuenta el protagonista, que ya acumula cinco matrimonios. «De joven pensaba: si no me quisieron ni mis propios padres quién me va a querer, y lo peor de todo, cómo me voy a querer a mí mismo», culmina. Siempre se sintió obligado a triunfar en lo profesional para intentar justificar que le quisieran.
Por suerte o por desgracia solo el hecho de tener un hijo calmó este temor innato de Gary, ya que ser padre es la forma más natural de sentir y recibir afecto. Por primera vez en su vida Gary no necesitaba tener que hacer algo para sentirse merecedor del aprecio ajeno. La sangre, más allá de la relación que guardemos con nuestra familia, supone un lazo imborrable. Así lo corrobora Gary que a pesar de haberse criado con la ausencia de su madre biológica al conocerla por primera vez décadas después, la percibió como alguien «natural» desde el primer abrazo que se dieron al encontrarse.
El único objeto de su padre con el que Gary partirá su investigación será una foto, pero ésta les dará más información de la esperada. «Es el retrato de una persona vacía», asegura Gary. También le atormenta la enorme incertidumbre de hasta qué punto la genética puede construir nuestra personalidad y si algunos comportamientos enfermizos pueden ser hereditarios. El sujeto supera lo macabro. El asesino del zodiaco reconoció haber matado a 37 personas.
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