Estreno mundial

Adrián Lastra: “Mi personaje en ¨Jaguar¨ era un salto al vacío”

El actor ha estrenado junto a Blanca Suárez una potente serie en Netflix sobre cómo afectó a los españoles el nazismo alemán en los campos de concentración

Adrián Lastra y Óscar Casa, en "Jaguar"
Adrián Lastra y Óscar Casa, en "Jaguar"MANUEL FERNÁNDEZ-VALDÉS/NETFLIXMANUEL FERNÁNDEZ-VALDÉS/NETFLI

Acaba de dar el salto a Netflix, pero dice que no le echa cuentas y bastante tiene con asumir el desafío de su personaje, Sordo. Adrián Lastra protagoniza a un superviviente de un campo de concentración nazi lleno de cicatrices y aristas que se van desvelando según avanza la serie. Y así nos lo relata.

-¿Qué nos vamos a encontrar en “Jaguar”?

-Es un thriller de acción con un poco de suspense e incluso puede tener tintes de espía. Se trata de un grupo de supervivientes de distintos campos de concentración, que quieren hacer justicia contra los nazis de los años 60. Es una España gris y profunda. La historia está capitaneada por Iván Marcos y Blanca Suárez y desde distintos puntos de vista, Isabel con la venganza y Lucena con el raciocinio, quieren buscar justicia.

-¿Cuál es su personaje?

-Se llama Sordo y es un superviviente de un campo de concentración alemán. Allí sufrió mucho física y psicológicamente. Es un tipo con muchas cicatrices. A mí me gusta, porque esconde mucho y tiene en la cabeza muchas cosas. Entre ellas un sentimiento de culpa que no le permite cerrar los ojos por la noche. Diría que es un animal con mucha cabeza. Yo no me enfrentaría a él si le viera por la calle, pero luego es delicado y hace trabajos minuciosos como falsificar documentos, es meticuloso desde la sombra en la que vive.

-¿Cuál ha sido el mayor desafío de interpretar a un personaje tan peculiar?

-Cuando me ofrecieron el personaje, me daba mucho miedo. Lo cierto es que Sordo ha variado mucho desde que empezamos a lo que puede ver la gente en Netflix ahora. Al principio no emitía ni una palabra, más que sonidos ininteligibles y luego fue evolucionando.

-¿Cómo lo preparó?

-Fui a una logopeda para ver qué sucedía en casos de este tipo y me puso muchos ejemplos. Tuve muchas inseguridades y se lo comentaba al director, me sentía ridículo, ¿qué estaba haciendo, dónde iba? Al principio era un tipo muy delicado, pequeño, frágil, nada corpulento y luego le hicimos un animal, así que en dos semanas le intenté pegar un cambio y coger masa muscular. Una paliza física.

-¿Pero usted está fuerte?

-Venía de hacer “mira quién baila” en Estados Unidos y pesaba 63 kilos.

-Es un personaje que evoluciona mucho y al que hay que descubrir.

-Lo más difícil era que la gente entendiera por qué esos silencios, por qué esos miedos, por qué esa culpa, por qué esa manera de hablar y esa relación con Castro.

-¿Se ha visto después?

-Sí, tres días antes de estrenar. Me daba miedo, pero ahí ya estás en el momento de lo hecho ya está hecho y esto ya queda para siempre. He sido consciente de que el personaje de Sordo era un salto al vacío, pero puedes caer de pie. No sé si lo he hecho, pero no me he dado una hostia. A la gente le genera mucha intriga y jugar con esa ambigüedad está muy bien. Hay otros personajes que los ves más claros, pero a Sordo, no.

-Cuando se estrena en una plataforma del alcance de Netflix, ¿sobrevuela la idea de un pelotazo mundial como “La casa de papel”?

-Es un peso que no debes echarte a la espalda, porque eso es una tómbola, que puede tocarte. O no. Mira quién se lo iba a decir a la gente del “Juego el calamar”. No nos podemos poner más presión, demasiado supone enseñar nuestro trabajo, nuestras tripas. Si funciona es una alegría, porque eso supone que vas a tener trabajo durante un tiempo porque habrá más temporadas. Y si no, no pasa ni media. El equipo de Bambú se ha atrevido a hacer una cosa muy distinta y eso ya tiene mucho mérito.