Audiencias

“Tu cara me suena”, un final apoteósico para una edición de récord

El formato original de Atresmedia arrasa en audiencia, conecta con los más jóvenes y cierra su mejor edición en 7 años

“Tu cara me suena”, un final apoteósico para una edición de récord
“Tu cara me suena”, un final apoteósico para una edición de récord Atresmedia

Hay programas que envejecen con elegancia. Y luego está "Tu cara me suena", que no solo desafía al paso del tiempo, sino que parece alimentarse de él. Este viernes baja el telón una temporada que no solo ha sido buena: ha sido la mejor en los últimos siete años. Un 21,4% de share y una media de 1.724.000 espectadores colocan a la duodécima edición como la más potente desde 2016/2017. Si había alguna duda de que el formato seguía en forma, esta temporada la ha despejado a ritmo de hits, humor y transformaciones imposibles.

El dato que realmente dispara las alarmas (las buenas) es su músculo entre el público joven. Un 24% de cuota entre niños de 4 a 12 años, un 25,1% entre adolescentes y jóvenes de 13 a 24 y un 23,3% entre los de 25 a 34. Lo de la transversalidad generacional se queda corto. "Tu cara me suena" ya no es solo un programa de entretenimiento. Es un punto de encuentro entre padres que crecieron con los imitadores de antes y niños que se fascinan con los nuevos. Es una sobremesa intergeneracional reconvertida en show de prime time.

Este año, literalmente, no ha tenido rival. Ha barrido a La 1 con una ventaja de +14,9 puntos y ha dejado a Telecinco a +9,9 de distancia. Un margen insultante en tiempos de guerras de décimas. Solo “El Hormiguero” le ha hecho sombra, y aún así, "Tu cara me suena" ha sido el programa más visto del horario estelar. Sí, el más visto. Con todas las letras.

Además de fidelizar a su audiencia habitual, el programa suma cada semana +263.000 espectadores en diferido, demostrando que el consumo puede no ser inmediato, pero sí inevitable. Y si uno se fija en los mapas, la cosa también tiene miga: Aragón (29,7%), Baleares (25,2%), Canarias (23,1%)… No es solo un programa que gusta. Es un fenómeno que cruza husos horarios y acentos sin perder pegada, y eso si nos quedamos solo dentro de las fronteras españolas.

¿Y qué ha tenido esta edición para justificar semejante fenómeno? Un casting tan bien engrasado como variado. Finalistas como Ana Guerra, Esperansa Grasia, Gisela Lladó, Melani y Mikel Herzog Jr. han exprimido sus imitaciones sin miedo al ridículo y con la firme intención de sorprender. Esta noche, durante la final, el público podrá sorprenderse y disfrutar a partes iguales con una Anne Hathaway operática hasta una Carla Morrison vulnerable, pasando por una P!nk con voz (y bíceps) incluidos. Incluso las actuaciones fuera de competición tendrán su punto: Bertín Osborne siendo AC/DC, Yenesi sacando a pasear su Cher más icónica o Goyo Jiménez y Manu Baqueiro desatando nostalgia eurovisiva al ritmo de Modern Talking.

En lo técnico, lo de siempre: excelencia sostenida. Un equipo de caracterización que se merece su propio documental, una banda en directo que nunca desafina y una puesta en escena que parece no tener techo. Pero si algo explica por qué el formato no solo sobrevive, sino que arrasa, es que en el fondo sigue siendo una gran fiesta bien organizada. Con Manel Fuentes de maestro de ceremonias y un jurado que combina mordacidad, ternura y memoria musical, todo fluye. Hasta las críticas (cuando las hay) entran bien.

No hay que olvidar que estamos ante un programa que ha sido adaptado en más de 40 países y que sigue exportando talento e ideas a medio planeta. Lo que en su día fue una apuesta divertida de Gestmusic se ha convertido en un emblema de la televisión española moderna. Esa que sabe entretener sin bajar el listón.

¿Hay margen de mejora? Siempre. Algunas galas se pueden llegar a sentir previsibles, y no todos los chistes cuajan igual. Pero incluso eso forma parte del ritual: saber que te puedes encontrar tanto con un numerazo como con una imitación que no llega… y que aun así querrás verla hasta el final. Porque lo que mueve el programa no es la perfección, sino la complicidad. El juego. Las ganas de pasarlo bien.

Por eso el público no solo responde: se implica. Vota, comenta, comparte. Y ahí está la clave: "Tu cara me suena" ha logrado lo que muchos formatos sueñan y pocos consiguen. Hacerse querer durante más de una década sin volverse previsible, sin perder frescura. Y esta temporada, más que nunca, ha dejado claro que la fórmula, lejos de agotarse, está en su mejor punto de maduración. Como ese disco clásico que, por mucho que lo escuches, siempre tiene algo nuevo que decir.