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Curiosidad

Hovik Keuchkerian confiesa con qué programa se relaja tras una dura jornada de grabación: "Chorizo de Pamplona y...

Este es el ritual con el que se relaja el ex boxeador y actor armenio libanés tras una jornada de grabación que supera las 12 horas

Hovik, sobre su espectáculo: Me río del absurdo en que se ha convertido el ser humano CabalarEFE

Hovik Keuchkerianno deja nunca indiferente a nadie con sus declaraciones y su curioso método de relajación tras una ardua jornada laboral en el set de grabación ha generado mucha expectación, debido también a la extravagante forma de expresarse del actor, escritor, y ex boxeador armenio libanés con nacionalidad española. En un video publicado por la cuenta de TikTok Cinemanía, Hovik además de disfrutar de un buen bocadillo de chorizo de Pamplona con tranchetes, se relaja con reposiciones antiguas de 'El Grand Prix' del verano, que en esta próxima jornada estival volverá a La1 de RTVE.

Producto de la tierra y los mejores momentos de la vaquilla

Después de jornadas maratonianas en el set, Hovik Keuchkerian tiene claro su ritual para desconectar del mundo. “¿Qué hago cuando llego a casa, Hovik? Pues me abro un pan de chapata así, lo lleno de chorizo de Pamplona y de tranchetes. ¿Me entiendes? Lo meto en la sandwichera al tres”. Así arranca una rutina tan sencilla como reveladora de su carácter. Tras 12 o 14 horas de rodaje, lo último que busca es sofisticación. “Me voy al baño, me pego una ducha de cojones porque llevo 12 horas en el set y no quiero saber nada de nadie”, explica con esa mezcla de crudeza y ternura que le caracteriza. “Y cuando salgo a darme una ducha fría maravillosa, tengo mi bocata así de chorizo de Pamplona to sudao con el queso”.

El festín continúa con un “tinto de verano de estos tochos” y una cita con la televisión: “Me cojo una funda de DVD en los que mi abuela grabó desde el primer capítulo hasta el último, el Grand Prix...”. Para él, no hay nada como ese momento íntimo con su bocata, su bebida, la vaquilla en pantalla y el recuerdo de su abuela. “¿Me he explicado con claridad?”, concluye, entre risas, como quien no necesita justificaciones