Estreno

El poder asesino de «El silencio»

Netflix acaba de estrenar esta inquietante serie de seis capítulos dirigida por Aitor Gabilondo y protagonizada por Aaron Piper

El grito silencioso de Sergio (Aaron Piper) resuena en Bilbao
El grito silencioso de Sergio (Aaron Piper) resuena en BilbaoNetflix

¿Y si el silencio fuera lo único imprescindible para investigar un crimen? Bilbao se despierta un día con un silencio inaudito, con el único sonido de las ruedas de la bicicleta de una joven que observa atónita cómo dos cadáveres caen a su lado. Son los padres de Sergio, protagonista de «El silencio», la serie que acaba de estrenar Netflix dirigida por Aitor Gabilondo y protagonizada por Aaron Piper. El presunto asesino pasará seis años detenido sin decir ni una sola palabra, lo que impide investigarle, acusarle, ni conocer lo que sucedió aquella noche en su casa.

«El silencio» es una pequeña obra de ingeniería que desde el principio se mete en la cabeza del espectador. «El punto de partida eran varios crímenes cometidos por menores que siempre me habían intrigado mucho», relata a LA RAZÓN Aitor Gabilondo, que explica que «más que el crimen en sí», la serie habla de «la evolución de estas personas cuando van creciendo y la relación que los demás tienen con esto, con esa violencia y con ese pasado de estas personas». Así se nos presenta un personaje oscuro, metido en sí mismo y con cero confianza en nadie, que además, vive sin saber que cientos de cámaras le observan día y noche en su casa y en la calle, esperando desvelar las razones por las que presuntamente perpetró el horrible crimen del que se le acusa. Al otro lado de los monitores, un equipo de psicólogos bajo supervisión policial. Para apuntalar ese misterio, el director y el resto del equipo desarrollaron «una atmósfera y un universo que reflejara esa especie de claustrofobia en la que vive el propio Sergio y que ese silencio tenso se impregnara en todo lo que decíamos. También las pantallas, que es un muro que hay entre lo que observa y el observado, debían ser muy ilustrativas. Tomamos la decisión de que fueran en blanco y negro porque le daban también un carácter de voyeur muy interesante». Para Piper, ese silencio fundamental, no fue un escollo: «No sé si se me da mejor o no, pero se me da bien actuar sin palabras; también porque lo he hecho en mi vida. De naturaleza, de personalidad, soy bastante introvertido, no hablo demasiado. Y, aunque sean buenos guiones, a veces el texto te hace ir por un sitio que te condiciona; el silencio te da nuevas cosas». Confiesa que tras hablar con los directores y los guionistas fueron forjando ese Sergio férreo en su silencio, incluso «me he estado informando y documentando sobre el trastorno del narcisista compulsivo».

Casi toda la serie se ha rodado en Bilbao, ciudad bulliciosa pero con rincones, rampas, puentes, que hacen hincapié en esa soledad y dureza del personaje. Gabilondo desvela que «iba andando por la ciudad y no tenía muy claro cómo empezar la serie. Paseando por allí y viendo las torres, dije: ‘y si los tira por la ventana..., y me di cuenta de que los edificios con un carácter muy distinto estaban muy juntos y conforman una especie de teatro y dije: ‘Aquí tiene que ocurrir’. Está retratada con mucha intención y es un Bilbao deconstruido para construir otra ciudad dentro de esa ciudad». Tras toda la trama observaremos las incertidumbres de la reinserción, el retrato de una sociedad que juzga sin saber si es verdad o no, las enfermedades mentales y por supuesto, los tele predicadores, los líderes religiosos. «No sé si es una crítica, pero sí hay una obsesión por el control, que lo ejercen las cámaras. Y querer saber si Sergio va a seguir siendo malo, y sacar conclusiones a través de la pantalla, observándole por el agujero, sin decírselo, además. Hay crítica a todo eso y a la relación un poco extraña que cada vez tenemos más todos con lo que vemos a través de las pantallas. Con lo fácil que era salir, cruzar la calle y preguntárselo; pues a nadie se le ocurre hacerlo».

Finalmente, el espectador acaba empatizando con el protagonista, como reconoce casi avergonzado Aitor Gabilondo: «Me ha conseguido convencer, me ha conseguido generar compasión. Me pregunto qué me pasa en la cabeza para que alguien así me genere compasión». Impecables las actuaciones de los secundarios, como la de la psicóloga (Almudena Amor), Cristina Kovani , Manu Ríos, Aitor Luna, Ramiro Blas, Aria Bedmar y Mikel Losada, entre otros. No se preocupe si contiene la respiración casi todo el metraje. «El personaje de Sergio de alguna manera, pide ayuda, grita, pero no se le oye». El silencio es de ida y vuelta, aunque casi siempre acabemos con la boca abierta.