Estreno
«The Beach Boys»: malos rollos, buenas vibraciones
►Disney+ acaba de estrenar esta serie documental sobre el auge y ocaso de la banda californiana
Como no puede ser de otra manera, la pieza documental «The Beach Boys», que acaba de estrenar Disney+ empieza con un falsete. Y al igual que en algunos de sus tonos, la historia de la banda californiana creada alrededor de la familia Wilson está llena de momentos muy falsos de desencuentros, influencias y traiciones. La cinta, de casi dos horas, dirigida por Frank Marshall y Thom Zimmy es un tributo a 60 años de la historia de la música, con una desviación clara hacia la figura del creador, del productor, del arreglista, del alma de la formación, Brian Wilson.
La pieza va salpicada con grabaciones e imágenes inéditas, y por supuesto los testimonios de los miembros vivos de «The Beach Boys», ese «grupo armónico con un toque familiar». Desde muy jóvenes quisieron encarnar unos valores asociados a lo que se consideraba «puramente californiano». Los hermanos Brian, Carl y Dennis Wilson, guiados por su padre Murray, su buen amigo, Al Jardine, y el primo, Mike Love, comenzaron en 1955 en Hawthorne, en una andadura no exenta de problemas. Con razón saben que «nos dieron hasta una docena de veces por acabados». Mientras el documental nos muestra el lado más humano de la banda, con un hermano mayor, Brian Wilson, que no estudia música y quería ser psicólogo y jugador de béisbol, y que descubre una vocación al escuchar al trío The Four Freshmen, y empezó a imitar sus canciones al piano. En aquella época eclosionaba el sueño californiano, y en los cines se proyectaban películas de surf con ropa propia, actitudes únicas, y bandas sonoras que llamaron la atención de Dennis, el único surfero del grupo. Así consiguieron 300 dólares de «el tío Murray» e intentaron fundar en 1961 Los Pendletons, en honor a la marca de ropa surfera. Pero cuando su éxito «Surfin» regresó a sus oídos en la radio ya eran «The Beach Boys», aunque confiesan que no les gustó a ninguno. Murray vendió el negocio y comenzó a buscar una discográfica, para atracar en Capitol Records y lanzar «Surfin Safari».
A partir de ahí la espiral acelera rápido y vemos las distintas incorporaciones y bajas en el grupo, como la llegada del vecino David Marks, una gira con chicas gritando y un éxito que ya marcaba a algún componente. Murray, que elegía distintos grosores de maderas para golpear a sus hijos, comenzó a inmiscuirse en el negocio apoyándose en su pasado de compositor, lo que acabaría con su despido fulminante y posterior «venganza», al vender la colección del grupo a sus espaldas. En esta parte del documental ya se atisba la personalidad solitaria y autoexcluyente de Brian, que busca cualquier nueva incorporación al grupo para quedarse en casa componiendo. Por su vida pasarán Phil Spector, la producción propia, su coincidencia con The Beatles, y una supuesta rivalidad a ambos lados del océano, e incluso con álbumes de The Beach Boys triunfando en Londres y no en casa. «No os preocupéis por los Beatles», repetía Brian.
Al final el documental se precipita sobre los problemas de Brian con las drogas, pasa por encima de los de Dennis (salvo del peliagudo asunto de Charles Manson) y omite ciertas partes de litigios y reencuentros que harían el doble de metraje. Solo importa que los chicos vuelven a la playa que les vio nacer una vez más. Brian también.
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