Sevilla

Cornada «grave» a El Juli en Sevilla

El diestro madrileño, prendido por un derrote seco de su primero, sufre una herida de 15 centímetros en el muslo derecho que contusiona la vena femoral. Nazaré corta dos orejas del bravo cuarto y Manzanares otra más de una notable corrida de Victoriano del Río

El Juli, en imagen de archivo
El Juli, en imagen de archivolarazon

El madrileño fue prendido con un derrote seco en el muslo derecho, del que manó abundante sangre

La Maestranza (Sevilla). Décima de la Feria de Abril. Se lidiaron toros de Victoriano del Río, el 3º como sobrero, y dos de Toros de Cortés (1º y 2º), bien presentados. Bravos y de muy buen juego, salvo el complicado 1º. Lleno de «No hay billetes».

El Juli, de catafalco y plata, herido en la faena al primero.

José María Manzanares, de azul oscuro y oro, media tendida y descabello (silencio); estocada (saludos); buena estocada (oreja).

Antonio Nazaré, de verde manzana y oro, media estocada, dos descabellos (saludos); estocada (dos orejas); pinchazo, buena estocada (saludos).

Parte médico de El Juli: «Herida por asta de toro en cara interna inferior de la pierna derecha con trayectoria ascendente de 15 cms, que afecta al músculo vasto interno y alcanza el paquete vascular femoral, provocando herida en la vena femoral. Se realiza venorrafia con control satisfactorio del sangrado, revisión y hemostasia del lecho quirúrgico». Pronóstico «grave».

No cabía un alfiler en La Maestranza. Era la atardecida que nadie quería perderse, la cita obligada de cualquier aficionado. La empresa Pagés había dado en la diana: El Juli, Manzanares y un Antonio Nazaré que pide paso, dos orejas mediante, a marchas forzadas. Al primero, sin embargo, le llegó la cara más amarga. La cornada le sobrevino a El Juli nada más empezar el festejo. Una herida grave para un torero entregado, con una raza enorme, que se fue al centro del ruedo con un toro complicado, que no llevaba visos de servirle. Pero había que sacar la vergüenza torera, la casta de los toreros buenos, que no quiso ni mucho menos defraudar tras el triunfo del Domingo de Resurrección. No quería apagar los calientes rescoldos de aquel triunfo. Y El Juli se llevó la cornada de la feria. Muy mala suerte para el torero madrileño, que sorteó un animal de cinco años largos, muy armado de pitones y que sacó tanta mansedumbre como poca fuerza. Se quedó corto en el capote y cabeceó en la muleta. El torero se fue a los medios y allí le plantó cara, pero muy pronto le prendió con un derrote seco que le perforó la cara interna del muslo derecho. Susto tremendo y abundante sangre manando de la pierna del diestro. Nos dejó frío un reguero rojo camino de la enfermería, muy rápido lo llevaron las cuadrillas, pero se nos hizo eterno. El torero había pagado con sangre el ahínco de una primera figura, ésas que no se quieren rendir ante la evidencia de un toro deslucido.

José María Manzanares, que ya se había hecho cargo de la res que hirió a El Juli, pechó con un primero de manifiesta flojedad, reemplazado por un sobrero del mismo hierro. Complicado en banderillas, tuvo luego buen ánimo en la muleta, cuando la tomó, porque bien temprano quiso irse de la suerte. Muy dispuesto el alicantino, que logró series estimables en redondo. También lo entendió al natural. Todo muy bonito y sin dominar la situación para no forzar en demasía a un rival muy rajado. Estuvo a gusto Manzanares, que roció de buenos momentos una faena a la que faltó continuidad.

Más acople hubo en la que hilvanó al quinto. Toro bravo y encastado, con temperamento, al que le trazó una faena marca de la casa. Muy del corte del alicantino, con temple, suavidad, y buen gusto sobre la derecha. Más zozobra hubo en la izquierda, pitón por el que punteó el animal la pañosa. Incluso le desarmó. Tuvo importancia lo que hizo Manzanares, porque en el ruedo se encadenaban riesgo y belleza a partes iguales, a pesar de que no hubiera las tandas de naturales macizas que redondearan la obra. Mató de un estoconazo. Oreja. La segunda quedó en el tintero.

Tras correrse turno, Antonio Nazaré lidió en segundo lugar el jabonero sorteado tercero por la mañana. El sevillano llegó muy dispuesto a esta nueva cita con el ruedo maestrante. No podía ser de otra manera, necesita el triunfo y ya sabía de su valor aquí mismo en temporadas anteriores. Cumplió con el capote y tuvo un detalle muy torero al brindárselo a Manzanares y a Álvaro Montes, banderillero de Julián, al faltar el madrileño, ya para entonces dentro del quirófano. Faena meritoria en la que tuvieron temple y armonía los muletazos. Primero, por la derecha; más tarde, al natural. Variedad en los remates. Unas veces por arriba y otras con trincherillas. Burel ideal por su raza y bondad, aunque justo de fuerzas. Lo entendió perfectamente, aunque quizás pudo alargar algo más la faena. Lástima que emplease por dos veces el descabello después de la media estocada. El tendido, muy caliente, se enfrió.

Sí acertó al pasaportar a su segundo, enlotado por la mañana por El Juli, pero que tras el percance cayó en sus manos. Un gran toro que se llevó una mejor faena a los desolladeros. Nazaré estuvo muy centrado y cuajado. Fue siempre a más, acompasando el creciente fervor del público. Toreó muy despacio, bajando la mano y tirando con suavidad y temple. Excepcionales, los naturales. Pura delicia, los remates. Originales. Esta vez sí lo remató con la espada para confirmar, con dos orejas, que es uno de los toreros jóvenes que más sitio debe tener en el circuito de ferias.

Estuvo a punto de remachar el triunfo grande ante el sexto, animal de 614 kilos, que galopó con buen tranco en sus embestidas, aunque ya en la faena blandeó. Con él, el diestro de Dos Hermanas edificó un quehacer más que aceptable dibujada sobre las dos manos. Naturales muy templados, bajando la mano, y llevando largo al animal. Le proporcionó todo el tiempo posible para que no se agotase. Con la tarea hecha y el tendido conquistado, marró con la espada. Un pinchazo previo a la estocada le privó de la oreja, llave necesaria para abrir la soñada Puerta del Príncipe. No obstante, su tarde está sobre la mesa, ahora deben llegar los contratos, justa recompensa. Buena tarde en conjunto gracias, que no se olvide, al buen juego de los astados de Victoriano del Río: posibilitaron momentos intensos, triunfos sonoros y ese único lunar del tabaco gordo de El Juli.

El cartel de hoy

Toros de la ganadería de Torrestrella para los diestros El Cordobés, Juan José Padilla y El Fandi