Toros

Toros

El regreso de los toros a Palma, pendiente de las inspecciones

A dos días de la corrida monstruo, se desconoce si el Coliseo cumple con las exigencias sanitarias y de accesibilidad.

Aficionados de Palma cuelgan la bandera local en el último festejo celebrado en Baleares / Foto: Alberto R. Roldán
Aficionados de Palma cuelgan la bandera local en el último festejo celebrado en Baleares / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

A dos días de la corrida monstruo, se desconoce si el Coliseo cumple con las exigencias sanitarias y de accesibilidad.

Muchas cosas han cambiado desde que el 3 de agosto de 2017 Francisco Rivera Ordóñez, Talavante y Cayetano actuaran en la última noche de toros del Coliseo Balear, de hecho, solo Cayetano permanece en activo. Pero menos de dos años después de que esa terna diese su 'hasta luego' a los festejos taurinos en la isla, el Tribunal Constitucional dictaba el pasado mes de diciembre una sentencia en contra de los toros «a la Balear», aquella Ley de Regulación de las corridas de toros, promovida por PSOE, MÉS por Mallorca, MÉS por Menorca y Podemos, que aprobada por el Parlamento regional y validada por el Ejecutivo, pretendía desnaturalizar la Fiesta y acabar con la afición por ella en el archipiélago. Entre otras normativas se eliminaban los tres tercios y se prohibía herir o matar al animal en la plaza.

Así, el TC, en respuesta al recurso presentado por el Gobierno Central (ocupado entonces por el PP de Mariano Rajoy) anulaba los artículos más restrictivos de dicha regulación sosteniendo que: «La ley de las Islas Baleares efectúa una regulación con tal grado de divergencia o separación del uso tradicional que hace imposible reconocer las características nucleares de la corrida de toros que ha protegido el Estado», al mismo tiempo que aseguraba que el Parlamento se había inmiscuido en las competencias del Gobierno Central, afirmando que «la desaparición de dos de los tres tercios de la lidia tradicional, unida a la obligación de devolver al toro a los corrales sin darle muerte, hacen de los preceptos impugnados, a los que se atribuye carácter imperativo, un ejercicio competencial no ajustado a la Constitución en cuanto menoscaba la competencia estatal».

Una vez anunciados los carteles de la corrida monstruo con la que se celebrará el 90 aniversario de la construcción del Coliseo Balear y a tan solo dos días de su celebración, todas las preguntas pasan por cuándo se confirmará si el mítico coso ha superado los controles pertinentes de accesibilidad y seguridad. Tal y como informa el Diario de Mallorca la plaza balear está a la espera de recibir el informe realizado por el equipo enviado el pasado viernes por el Ayuntamiento local, un requisito indispensable para que el festejo pueda tener lugar este mismo viernes. Por su parte, desde la Conselleria de Salud afirmaron que tienen en su poder la documentación necesaria para llevar a cabo la inspección de la enfermería y el quirófano, pero todavía no han enviado a los técnicos. A dos días de la corrida, se desconoce si el recinto cumple con las exigencias sanitarias. La Consejería también ha solicitado al promotor y al jefe del equipo médico-quirúrgico toda la documentación pertinente sobre las exigencias en materia de recursos humanos y de equipamiento material de la enfermería del legendario coso.

Incluso con la anulación de los toros «a la balear» y la supuesta aprobación de todas las inspecciones, los menores no podrán presenciar el espectáculo según la Ley de Bienestar Animal, que también prohibe la venta de alcohol en el recinto. Además, fuentes locales aseguran que las cámaras de televisión tampoco tendrán acceso al mítico coso. Ante todas estas incertidumbres, los activistas animalistas locales amenazan con manifestarse e incluso con presentarse en los alrededores de la plaza la misma noche del festejo para comprobar por ellos mismos que todas las medidas mencionadas son debidamente cumplidas.

Dos años después de su «regulación» los toros, salvo imprevistos, volverán este viernes al Coliseo Balear, portando el hierro de Juan Pedro Domecq.