Opinión

Cómo gastar el dinero de los demás

El Gobierno ha aprobado el llamado «techo de gasto» más alto de la historia, más de 199.000 millones de euros, fondos europeos incluidos, pero eso no le garantiza aprobar los Presupuestos

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, este martes en el Pleno del Congreso de los Diputados.
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús MonteroSergio PérezAgencia EFE

Milton Friedman (1912-2006), liberal, uno de los economistas más influyentes del siglo XX, fundador de la Escuela de Economía de Chicago, explicaba que «en política, una y otra vez, las buenas intenciones se tuercen». «Y las buenas intenciones –apostillaba– se tuercen porque se gasta el dinero de los demás». María Jesús Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, presentó el martes pasado el «límite de gasto financiero» –también conocido como «techo de gasto»– previsto para 2025, cifrado en 199.171 millones de euros –fondos europeos incluidos– y que es el mayor de la historia, con un aumento de algo más del 3% con respecto a 2024.

Todo está, no obstante, en veremos, porque lo tiene que aprobar el Senado, en donde el PP tiene mayoría absoluta, y lo rechazará en primera instancia. Luego, el Gobierno de Pedro Sánchez impondrá una reforma –para algunos de dudosa legalidad– que le quitará a la Cámara Alta esa prerrogativa, con lo que los votos en el Congreso serán suficientes. Otro pequeño/gran enredo para moldear las normas a gusto del inqulino de la Moncloa.

La presentación y posterior aprobación del «techo de gasto» es el primer paso de los Presupuestos Generales de cada año. La ley determina que deben estar presentados el 30 de septiembre y que, a partir de ahí, se inicia su tramitación parlamentaria para que estén aprobados antes de final de año.

En España, los plazos legales presupuestarios no se cumplen hace años, desde tiempos de Mariano Rajoy, sin que por ello ocurra nada. Las cuentas públicas sobreviven en la alegalidad sin que a nadie parezca importarle. Todo se explica por la ausencia de mayorías parlamentarias que impiden alumbrar los Presupuestos en tiempo y forma. Los de 2025 parece que no serán una excepción. El Gobierno no tiene los votos necesarios y no está claro que los vaya a conseguir, porque todo indica que Carles Puigdemont, si no es elegido presidente de la Generalitat –algo impensable ahora mismo–, dará instrucciones a sus diputados para que se opongan. Eso no debería impedir que los Presupuestos se presentaran en plazo, pero el Gobierno no quiere arriesgarse a hacerlo antes de tener atado y bien atado todo y, por ahora, no es algo probable.

El gasto público en España, con y sin Presupuestos, goza de una salud excelente. Tan excelente que puede morir de éxito, como acaba de advertir la presidenta de la Airef (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal), Cristina Herrero, sucesora del ínclito José Luis Escrivá, que ahora acaricia la posibilidad de ser gobernador de Banco de España, en contra de la opinión expresa del PP y ante no pocas suspicacias de buena parte de los técnicos y expertos de la institución que, en los últimos seis años, ha gobernado y prestigiado Pablo Hernández de Cos, que inicia ahora una nueva etapa en la docencia del IESE.

El gasto de todas las Administraciones Públicas españolas rozará –puede superarlos– los 700.000 millones a finales de 2024. Son 200.000 millones más que cuando Sánchez llegó al poder y acumulan, desde entonces, un déficit de unos 450.000 millones de euros que es, más o menos, lo que ha crecido la deuda pública, que ha rebasado los 1,6 billones con «b» de burrada o barbaridad. Los 199.000 millones del «techo de gasto» son –para que nadie se confunda– sólo una parte del gasto público, ya que esa cifra no contempla, por ejemplo, el gasto en pensiones –alrededor de 200.000 millones–y las transferencias –entregas–al conjunto de las comunidades autonómas, que pueden suponer otro tanto porque de ahí tienen que pagar sanidad y educación. Una cifras, en cualquier caso, mareantes.

El Gobierno, con el ministro de Economía a la cabeza, Carlos Cuerpo, presume de que la economía va bien y que la española es una de las que más crece de la Unión Europea. Esther Gordo, directora de análisis económico de la Airef, lo ratifica: «La economía española atraviesa un buen momento», pero también añade que detecta «más problemas en el medio plazo». Además apunta que el exceso de gasto que se detecta en 2024 supone «un riesgo de incumplimiento tanto de la regla de gasto nacional como de la recomendación de la Comisión Europea». La Airef cree necesario un ajuste, ahorro, de 10.700 millones que no se acometerá. Algunos expertos creen que sería el mejor momento y que se podría aprovechar el aumento de ingresos tributarios –entre otros motivos por no adaptar las tarifas a la inflación–. en lugar de volver a incrementar una vez más el gasto con un dinero que es de todos, aunque quienes lo gastan piensen que es de otros, como decía Friedman.

El largo, difícil y cada vez más incierto camino de la OPA, quizá a destiempo

El BBVA, que preside Carlos Torres, admite en un escrito enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que la OPA sobre el Banco Sabadell podría fracasar o tener un efecto menor. Por otra parte, empresarios de varias patronales autonómicas también desconfían de la operación por razones de competencia. No serán los últimos. La idea de una unión BBVA-Sabadell quizá tuvo su momento ideal, hace dos años, pero alguien no dio el paso definitivo. Ahora todo es más dificil y caro.

Otra vez en máximos por las expectativas de bajada de tipos y la victoria de Trump

El precio del oro volvió a alcanzar máximos históricos a lo largo de la semana pasada por la conjunción de dos expectativas, la probable bajada de tipos de interés en Estados Unidos y la que cada vez se ve como más segura victoria de Donald Trump en las elecciones. El candidato republicano, que ha prometido mantener a Powell al frente de la Reserva Federal, no es partidario de que se rebaje el precio del dinero antes de que en noviembre se celebren las elecciones. Quiere ese tanto para él.