
Psicología
Marian Rojas Estapé, psicóloga: “El Trastorno Afectivo Estacional no es pereza, es tu cerebro reaccionando a la falta de luz”
La experta explica por qué ese bajón anímico del otoño e invierno tiene mucho más que ver con el clima que con la fuerza de voluntad

Con la llegada del otoño y el invierno, muchas personas notan un bajón anímico, más cansancio, falta de motivación e incluso dificultad para concentrarse. A menudo se atribuye al estrés o al ritmo acelerado de la vida moderna, pero, como explica la psiquiatra Marian Rojas-Estapé, en muchos casos detrás de esos síntomas se encuentra una causa fisiológica: el Trastorno Afectivo Estacional (TAE), una alteración del estado de ánimo vinculada a la luz solar y a los cambios estacionales.
"Durante los meses de otoño e invierno, disminuye la exposición a la luz natural, y eso afecta directamente a nuestro cerebro. No es un problema de actitud ni de fuerza de voluntad: es biología pura”, señala Rojas-Estapé.
La luz que regula nuestras emociones
La especialista explica que la luz natural tiene un papel fundamental en la regulación del reloj interno, o ritmo circadiano, el sistema que marca nuestros ciclos de sueño, energía y estado de ánimo. "Cuando hay menos horas de sol, se altera la producción de serotonina -la hormona relacionada con la felicidad y la motivación- y aumenta la melatonina, que induce el sueño y la sensación de cansancio", detalla.
Según la experta, esa combinación explica por qué muchas personas sienten más apatía, duermen de más y tienen menor capacidad de concentración durante los meses fríos. "Nuestro cerebro percibe la falta de luz como una señal de que debe ahorrar energía, por eso el cuerpo pide más descanso y menos actividad", afirma.
Cómo prevenir o aliviar el TAE
Rojas-Estapé insiste en que, aunque el fenómeno es común, sí existen hábitos simples que ayudan a contrarrestarlo. "Lo primero es exponerse a la luz natural cada día, especialmente por la mañana. Aunque el cielo esté nublado, esa luz activa mecanismos cerebrales que mejoran el estado de ánimo", aconseja.
También recomienda incorporar movimiento físico diario, sin importar la intensidad: "El ejercicio libera endorfinas y serotonina, y ayuda a mantener el equilibrio emocional".
Otra de sus claves es mantener el contacto social:
"Cuando reímos, compartimos o simplemente conversamos con otras personas, nuestro cerebro segrega oxitocina y dopamina, dos sustancias que mejoran el bienestar y nos hacen sentir conectados", explica. Por último, subraya la importancia de cuidar la higiene del sueño: "Dormir bien y desconectar mentalmente durante el día es tan importante como hacer deporte. Necesitamos espacios de silencio, sin pantallas ni estímulos, para que el cerebro se recupere".
Escuchar al cuerpo, no culparse
Para Rojas-Estapé, una de las claves está en entender que el TAE no es debilidad ni falta de ánimo, sino una respuesta del cuerpo ante los cambios del entorno. "Cuando comprendemos lo que nos pasa, dejamos de juzgarnos y podemos actuar con empatía hacia nosotros mismos. La salud mental empieza por entender cómo funciona nuestro cuerpo", afirma.
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