El peligro de morderse las uñas

Morderse las uñas es un hábito común en niños o adultos, entre el 20 y el 30% de la población posee esta manía llamada técnicamente onicofagia. Un acto inconsciente del que desconocemos sus consecuencias.

La ingesta prolongada y compulsiva de este comportamiento puede provocar daños en uñas, cutículas y dedos aportando un aspecto desagradable en las manos. Asimismo, los dientes se ven afectados, ya que el mordisqueo constante erosiona el esmalte y causa fracturas en las piezas dentales.

Estos daños terminan ocasionando problemas de salud por el aumento de riesgo de infecciones al estar en contacto con la uña donde se poseen miles de bacterias, facilitando la entrada de enfermedades en el organismo. Esta manía puede desarrollar halitosis, un mal aliento causado por el traspaso de bacterias a la boca.

Un simple movimiento que podría provocar deformaciones en la mandíbula al implicar una posición forzada de la articulación, así como dificultad y dolor para masticar los alimentos.

Pero las consecuencias no quedan en daños físicos, el hábito impacta la autoestima y puede generar ansiedad social, afectando la salud mental. A su vez, factores como ansiedad, aburrimiento y estrés contribuyen al desarrollo y mantenimiento de este acto.

Por ello, para reducir la onicofagia y mantener un autocontrol, se utilizan técnicas de relajación y terapia cognitivo-conductual, además del uso de productos amargos en las uñas.