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Salud y bienestar

Perdió 92 kilos tras dejar la comida basura y su secretos es este alimento que hay en cualquier supermercado

Durante años, Alex Williams vivió enganchado a los ultraprocesados y llegó a rondar los 190 kilos. Hoy pesa la mitad y su "arma secreta" para domar los antojos es tan simple como abrir el congelador

Perdió 92 kilos tras dejar la comida basura y su secretos es este alimento que hay en cualquier supermercado Unsplash

A los 33 años, el galés, Alex Williams, decidió poner fin a una rutina que le llevaba a gastar hasta 300 libras semanales (unos 350 euros) en pizzas, fritos y comida rápida. Una lesión le apartó del rugby en la adolescencia y, con el tiempo, las raciones crecieron. Desayunos contundentes, picoteo continuo y cenas duplicadas -llegaba a comer a escondidas- hasta rozar las 7.000 calorías al día. Subir unas escaleras le dejaba sin aire y el vestuario se convirtió en un lugar al que temía entrar.

Del atracón a la primera decisión

El punto de inflexión llegó en 2018, tras una ruptura. Un amigo le convenció para probar Man vs Fat, un programa de adelgazamiento en formato liga de fútbol que mezcla báscula, entrenamiento y trabajo en equipo. Williams, que trabaja en una empresa de Inteligencia Artificial, cambió los desayunos fritos y la comida rápida por platos con proteína y verdura y añadió cinco partidos semanales más sesiones de gimnasio. En el proceso, pasó de unos 178 - 190 kg a unos 86 - 85 kg con 1,75 m de estatura, es decir, más de 92 kilos menos.

El truco más sencillo: uvas… al congelador

Su talón de Aquiles era el dulce. La solución no fue un "producto milagro", sino un cambio de hábito barato y accesible: sustituir las tabletas de chocolate de la noche por uvas congeladas. Al estar heladas, se comen más despacio, sacian antes y calman la pulsión de azúcar sin disparar las calorías. De paso, las uvas aportan fibra y antioxidantes (vitaminas C y K) y ayudan con el control de porciones porque no se devoran de un bocado.

La importancia del equipo y de la constancia

Si algo repite Williams es que el progreso no es una línea recta: "Lo difícil no es bajar una semana, es bajar de forma constante". En su caso, el formato liga le dio responsabilidad compartida. Cuando uno tiene una mala semana, el grupo lo nota y cuando alguien remonta, el equipo empuja. Esa mezcla de rutina, apoyo social y paciencia le permitió mantener el descenso en el tiempo y estabilizarse alrededor de un buen peso.

Qué podemos aprender de su caso

No hay atajos, solo fórmulas que funcionan. En su caso, menos ultraprocesados, más comida sencilla, movimiento regular y un entorno que ayude. Y, sobre todo, aceptar que habrá altibajos: lo que cuenta es la tendencia. Si hay condiciones médicas, lo prudente es consultar con un profesional antes de cambios drásticos en dieta o ejercicio.