Viajes
Campos y jardines con las flores más hermosas del mundo
Primavera que es color y olor explotando los cinco sentidos, crece por los campos del mundo en forma de flor. A lo largo de milenios, el ser humano ha cuidado estos delicados regalos de la naturaleza, y hoy tenemos a nuestro alcance los campos en flor más hermosos del planeta.
Los cerezos del monte Yoshino, Japón
A lo largo de todo el año, el país nipón es una dedicación constante a la belleza, pero el milagro definitivo ocurre en el mes de marzo con la apertura de la flor de cerezo. Cientos de parques, valles y montañas se tiñen súbitamente de un tono blanco rosado, el aire se perfuma. El monte Yoshino es quizás el destino más impresionante para disfrutar del espectáculo, con más de treinta mil cerezos cubriéndolo como un denso manto. Plantados por monjes budistas desde hace más de mil años, abrigando puramente los monasterios como si quisieran agradecerles la propia vida, estos cerezos son la simbología perfecta de la mortalidad humana por su fugaz florecimiento.
Hay dos maneras de disfrutarlos. La primera, subiendo lentamente la montaña, siendo testigo de los diferentes niveles de cerezos en sus diferentes etapas del florecimiento. Existen cuatro grupos plantados a lo largo de la montaña y no florecen a la vez, sino de abajo a arriba: hay años en los que puede pasar un mes desde que florecen los cerezos de la base y los de la cima. Y la segunda opción, desde lo alto de la montaña, dominando el mundo. Los ojos se derriten procurando abarcar la ladera floreciente y al apartar la mirada, sentimos que una parte de nosotros mismos se ha quedado en esa ladera.
La lavanda en la región de Provenza, Francia
Durante los meses de verano florece en la Provenza francesa la olorosa lavanda. La mejor manera de olfatearla es a partir de las Rutas de la Lavanda, en un hermoso viaje a través de los pueblecitos de esta región. Con las ventanillas del coche abiertas no se escapa ni un gramo de su fuerte aroma. Dependiendo del tiempo que tengamos, existen siete rutas diferentes a tener en consideración, algunas de ellas compartiendo el mismo recorrido que hizo Napoleón durante su regreso a la isla de Elba. Es posible imaginarlo glorioso, ilusionado, perfumado regresando a tomar el mando de sus tropas, mezclándose la suciedad de su ropa con unas flores cuya fugacidad no da tiempo a mancharse.
Los pueblos de Provenza sirven de excusa para profundizar más aun en este olor tan codiciado. Las tiendas a pie de calle venden jabones, velas y perfumes, y Coustellet alberga su propio museo de la lavanda. Este pequeño pueblo es el lugar ideal donde empezar la ruta, para aprender de antemano todos los entresijos de esta flor tan característica del sureste francés.
Amapolas en Almaty, Kazajistán
Almaty es una de las regiones más famosas y hermosas del amplio país centroasiático. Aunque el turismo mundial todavía no le haya echado el ojo, y es posible pasar días enteros sin ver más que locales, desde luego es un hermoso destino para las vacaciones. Inmensas llanuras vírgenes, manadas de caballos trotando por ellas, amables ganaderos saludándonos a pie de la carretera… Kazajistán explica la hermosura inherente a lo desconocido. Almaty destaca por ser uno de los lugares de nacimiento del cannabis asiático, y todavía crecen largos campos de esta planta en estado salvaje durante los meses de mayo y junio.
Pero es la amapola roja, intensa y quebradiza, lo que nos interesa al visitarlo. La estampa parece sacada de un libro de fotografías: hasta donde se extiende la vista, moteada por los caballos procurando no pisarlas. Este es el destino ideal para mezclar aventura con belleza, y la sensación de libertad que transmite no caduca en los ojos de quien lo visita.
Margaritas de Namaqualand, Sudáfrica
Lo que durante el año se aparece como un desierto muerto y seco, resucita con la primavera en un brusco estallido de colores saturados. Es a cinco horas de Ciudad del Cabo, rozando con la frontera de Namibia, donde se sirve esta obra de teatro escrita por la naturaleza. Las margaritas actúan coquetonas, se disfrazan de tonos variopintos, bailan mudas los serpenteos del viento. ¡Qué espectáculo tan apasionante sería vislumbrar la fauna africana en semejante escenario! Aunque basta con dejarse caer para descubrir su belleza, y existen numerosos caminos para practicar senderismo, es recomendable hacer una ruta en coche siguiendo la dirección contraria al sol, ya que las flores lo buscan ansiosas y de esta manera pueden verse sus pétalos de frente.
Pese a que las margaritas sean la flor más característica, hay miles de especies creciendo entre ellas, hasta cuatro mil tipos de plantas diferentes. Crecen con las únicas lluvias que recibe el año y mueren de sed rápidamente. Por eso es imprescindible visitarlo en la época exacta de lluvias, que puede variar dependiendo de los años. Julio y agosto son los meses más comunes, aunque otros años, como el 2017 y 2018, la sequía imparable impidió el milagro.
Campos de girasoles en la Toscana, Italia
Uno de los parajes más bellos de la península itálica no podía quedar excluido de la lista más hermosa. La zona favorita para estas caprichosas flores es Maremma, una región a pie del Mediterráneo comprendida entre Roma y Pisa. Aquí brilla más fuerte el sol. Como si la tierra fuera un templo dedicado a su honor, crecen largos y fuertes los girasoles que lo adoran, intercalándose cuidadosamente con los viñedos.
Es agradable beber unas copas de vino local frente a los campos de girasoles. Esta tierra fértil fue en tiempos pasados una zona de pantanos, pero tras ser desecada y repoblada por el régimen de Mussolini, ahora es uno de los parajes más bellos de Italia. La belleza dentro de la belleza es un núcleo amarillo y candente. Con la vista llena y la copa vacía, también es recomendable visitar las playas de la zona, en especial la Cala Violina.
El jardín de rosas Zakir Hussain, India
El jardín más grande de Asia es la puerta al País de las Maravillas. Situado al norte de Nueva Delhi, en la ciudad de Chandigarh, alberga hasta cincuenta mil rosales de 1.600 especies diferentes, y más, muchas más flores de otras especies igualmente hermosas. Pero la rosa, la flor del amor y la pasión descarnada, ha encontrado un refugio indiscutible en este jardín, y prueba de ello son los numerosos concursos de paisajismo y estilismo que celebra a lo largo de todo el año. En el mes de febrero se celebra el Rose Festival, posiblemente el evento más colorido y perfumado del mundo, y esta es la mejor época para visitarlo.
La forma más sensata de descubrir este maravilloso lugar es paseando con las manos echadas a la espalda, simplemente, como punto final a un viaje por el amplio país de la seda. Es bien sabido que si el Principito hubiese conocido este jardín, no habría querido volver a las espinas de su rosa.
Park City, Estados Unidos
En Utah se celebra todos los años el Festival de Sundance, una oda al cine independiente de todo el mundo. Los inviernos son fríos, cubiertos por una espesa capa de nieve. Luego, lentamente, ocurre el milagro de las estaciones, y al son de una música de viento y lluvia crecen en las laderas del parque cientos, miles de flores de todos los olores y colores.
Lo mejor de esta localidad es que no importa la época del año, cualquier momento es bueno para hacer una ruta de senderismo entre las montañas. Orquídeas, lupinos y lilas dejan paso en el otoño a los lechos de hojas secas y en invierno a la espumosa nieve. Sin embargo, es importante tener algo en cuenta mientras paseamos extasiados entre las flores del mundo, una famosa frase del filósofo Osho para recordar y evitar la tentación de arrancarlas: si amas a una flor, no la recojas. Porque si la recoges morirá y dejará de ser aquello que amaste. El amor no trata de la posesión. El amor trata de la apreciación.
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