Viajes
Uruguay, viaje a la Suiza de América
La capital uruguaya presume de ser una ciudad tranquila y muy rica en propuestas culturales
«Estuve un buen rato contemplando el alma agresivamente sólida del Cabildo, el rostro hipócritamente lavado de la Catedral, el desalentado cabeceo de los árboles. Creo que en ese momento se me afirmó definitivamente una convicción: soy de este sitio, de esta ciudad», estas son las emotivas palabras que le dedica el célebre escritor uruguayo Mario Benedetti a Montevideo, la capital de Uruguay, una ciudad que tienta a visitarla por aunar historia, espacios gastronómicos únicos, una arquitectura sorprendente y kilómetros de playas y costas ideales, entre otras cosas, para largos paseos mientras se contemplan los mágicos amaneceres y atardeceres que se dibujan en ellas.
Montevideo, una ciudad llena de contrastes que cautivan al viajero
Ecléctica y diversa, así podría definirse la capital uruguaya, una urbe en la que las viviendas del exclusivo barrio de Carrasco contrastan con la llamada Ciudad Vieja. Y precisamente hasta allí, a la Ciudad Vieja, nos trasladamos en primer lugar para descubrir su bonito casco histórico, el cual alberga diferentes edificios de la época colonial e inicios de la independencia. De todos sus lugares de interés, cabe destacar la Puerta de la Ciudadela; construida a mediados del siglo XVII, es uno de los testimonios más valiosos de la época colonial y está situada en la Plaza de la Independencia —su ubicación original—. En el casco histórico se encuentra el emblemático Teatro Solís, cuya estructura arquitectónica, de estilo neoclásico, fue reconstruida tras el incendio que destruyó sus instalaciones originales. En la Ciudad Vieja se halla también uno de los lugares que los viajeros disfrutarán más: el Mercado del Puerto; fundado en 1868, es uno de los centros gastronómicos más famosos de todo Montevideo, y sus calles están llenas de artesanos, pintores, trovadores y, por supuesto, restaurantes en los que poder probar la mejor gastronomía uruguaya.
Sin abandonar aún la Ciudad Vieja, llegamos a la ya citada Plaza Independencia, de la que dicen que es la plaza más bella de todas las de esta emblemática ciudad. En ella se puede ver el Monumento a Artigas, una escultura ecuestre realizada por el artista Angelo Zanelli e inaugurada en 1923. En la misma plaza podemos ver también el Palacio Salvo, que cuenta con un edificio gemelo: el Barolo de Buenos Aires, ambos diseñados por el arquitecto italiano Mario Palanti y que aún hoy, casi cien años después, sirven de referencia y contemplación para jóvenes artistas y arquitectos.
Dejando atrás la Ciudad Vieja, nos trasladamos al barrio Pocitos, uno de los más importantes de Montevideo y que se encuentra sobre la costa del Río de la Plata, teniendo acceso a la famosa playa de Pocitos, lo que ha hecho que ya sea uno de los barrios más visitados de todo el país. En él, se hallan bonitas y amplias zonas verdes, una gran variedad de restaurantes y numerosos hoteles, los cuales sirven de alojamiento a miles de turistas cada año que viajan hasta la capital uruguaya para disfrutar de todo lo que ofrece. Sus míticos bares y sus emblemáticos cafés —el viajero que siga la ruta de Benedetti en Montevideo se topará con muchos de ellos— y, por supuesto, su cultura y sus fiestas forman parte también de sus indiscutibles atractivos.
Fiestas populares y cultura, partes indispensables de la esencia montevideana
Más allá de sus atractivos paisajes, de sus hermosas playas y de lo especial de su casco histórico, la ciudad de Montevideo también cuenta con una interesantísima agenda cultural que sirve para completar lo que es, sin duda, un maravilloso viaje. Podemos hablar, por poner un ejemplo y por su proximidad en el calendario, de dos de sus más populares fiestas, la Celebración de Iemanjá, que se celebra todos los 2 de febrero y que congrega a numerosas personas para honrar a la diosa del mar, Iemanjá, y el famoso carnaval montevideano; de hecho, Uruguay tiene el carnaval más largo del mundo: durante 45 días, desde el 21 de enero, esta popular celebración se festeja por todo lo alto a lo largo y ancho del país.
Por otro lado, a las fiestas populares se une una oferta museística igualmente fascinante. Merece la pena mencionar el Museo y Jardín Botánico Profesor Atillio Lombardo, ideal para quienes quieren disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza o, si eres aficionado a la botánica, para aprender y reconocer una maravillosa y diversa flora, con más de 600 especies diferentes. Imprescindible resulta visitar también el Museo del Carnaval, que en 2009 obtuvo el Premio Reina Sofia de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural; frente al puerto y junto al citado Mercado del Puerto, visitar este museo supone adentrarse de lleno en la esencia de Montevideo, una ciudad carnavalera. Pero su oferta no se acaba aquí, cuenta con otros museos que merecen también una visita: el Complejo Cultural Muralla Abierta - Museo de las Migraciones —también conocido como MUMI, contiene los restos arqueológicos más importantes del Montevideo colonial—, el Museo de Historia del Arte, el Museo de la Memoria —el MUME tiene como labor la construcción de la memoria sobre el terrorismo de Estado y la lucha del pueblo uruguayo contra la dictadura— y no podemos dejar de citar su Planetario, que fue el primero de toda Iberoamérica y que realiza más de mil funciones entre febrero y noviembre.
Recordando de nuevo al poeta Benedetti: «Al sur, al sur, está quieta/esperando/Montevideo», y así es, la capital uruguaya aguarda al viajero que lo desee para sorprenderlo con la tranquilidad de sus playas, la calidez de sus gentes y la cultura y la historia que la envuelve. Todo ello hace que viajar hasta esta ciudad latinoamericana se convierta en un viaje lleno de experiencias y recuerdos inolvidables.
✕
Accede a tu cuenta para comentar