Viajes
Un chapuzón en aguas termales para curar cuerpo y alma a un paso de Zaragoza
Balneario Termas Pallarés, en Alhama de Aragón, cuenta con el único lago natural de aguas termales de Europa a una temperatura constante que ronda los 28ºC
El runrún del agua suena de fondo mientras los pájaros canturrean entre los árboles creando una sutil melodía que seduce y embriaga los cinco sentidos. Aquí no hay ni rastro de las prisas, ni tampoco de los atascos, pues los semáforos y el claxon dan paso al relax y a la tranquilidad que lo impregna todo. Estamos en Balneario Termas Pallarés, un histórico refugio del bienestar ubicado al oeste de la provincia de Zaragoza y a apenas dos horas de Madrid.
Encaramado junto a la montaña, el municipio zaragozano de Alhama de Aragón era conocido desde tiempos inmemorables por la calidad de sus aguas. Los romanos la llamaban «Aquae Bilbilitanae» y en aquel periodo de la historia se alzó como un importante lugar de descanso de la calzada que iba desde Caesaraugusta (Zaragoza) a Emerita Augusta (Mérida). Muchos siglos después, fue un hombre de negocios catalán, Manuel Matheu, el que decidió recuperar este lugar en 1860 con la intención de construir una estación termal única. Y lo consiguió con mucho ahínco hasta el punto de que hoy no solo se mantiene en pie, sino que se trata de una de las paradas obligadas de cualquier viajero termal que se precie.
El actual Balneario Termas Pallarés puede presumir de tener algunos ingredientes que lo hacen excepcional, como el hecho de poseer un lago termal único en Europa, cuya agua mana constantemente a 32ºC de las numerosas surgencias termales del fondo del lago. Y lo hace durante todo el año, por lo que ya sea enero o julio, sus aguas permanecen a una temperatura constante que ronda los 28ºC. Con una profundidad máxima de dos metros, este lago rodeado de una gran arboleda y con hamacas distribuidas por su jardín, resulta idóneo para nadar sin más preocupación que la de disfrutar del paisaje o relajarse mientras el cuerpo se impregna de los efectos beneficiosos que el agua mineromedicinal produce. Y el fondo de este hermoso lago esconde, además, otra sorpresa muy especial, ya que en su interior habitan algunos peces que se cruzan en nuestro camino.
Bajo el sello de calidad de Balnearios de Aragón, Termas Pallarés puede convertirse en la primera primera parada de un recorrido termal que nos lleva a descubrir más de diez balnearios que salpican la geografía aragonesa, cada uno de ellos con sus peculiaridades, como Balneario de Panticosa, a los pies del Pirineo, o Balneario Sicilia, declarado de Interés Turístico de Aragón y ubicado en Jaraba.
La magia de Balneario Termas Pallarés reside, sin duda, en su lago termal, abierto todo el año no solo para los huéspedes sino también para visitas de un día. Pero lo cierto es que ofrece mucho más que eso, pues aúna historia, bienestar y elegancia a partes iguales. De hecho, a pesar de su antigüedad, hoy en día su elegante arquitectura evoca todo el glamour de los verdaderos balnearios del siglo XIX, conviviendo la historia con el confort de nuestros días.
Tres alojamientos en uno
Con el objetivo de hacer accesible el bienestar a todos los viajeros, el Balneario Termas Pallares consta de tres hoteles de diferentes categorías para adaptarse a las necesidades de cada huésped. Por un lado, el Hotel Parque, de tres estrellas, se caracteriza por su aire rústico, mientras que el Hotel Termas, de cuatro estrellas, se ubica en el edificio más emblemático. Y para los que busquen más intimidad y confort, destaca Gran Hotel Cascada, de cuatro estrellas superior, un exclusivo edificio recientemente reformado y situado a orillas del Lago Termal.
En cualquier caso, sea cual sea nuestro lugar de alojamiento, resulta obligado dejarse caer por el centro lúdico termal Aquatherma, construido sobre la antigua galería de baños. En él, a base de chorros y camas de burbujas podemos aprovechar todas las bondades de sus aguas de mineralización media, bicarbonatadas, sulfatadas, cálcico-magnésicas y ligeramente radioactivas. Todas estas características se traducen en propiedades terapéuticas que los huéspedes sienten en cuestión de días, ya que la mayoría manifiesta el alivio de dolencias articulares, con importantes acciones estimulantes para el organismo. En forma de baños termales producen sedación, disminuyen la contractura muscular y aumentan el flujo sanguíneo. Además, bajo la supervisión médica, resultan analgésicas y sedantes, por lo que se prescriben contra el estrés, la ansiedad y las alteraciones de tipo nervioso.
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