
Viajes
Dubrovnik y las islas Elafitas, dos joyas croatas
Esta ciudad dálmata y las islas frente a ella conforman la combinación perfecta para un viaje de ensueño

Pequeña, acogedora y profundamente bella. Sí, la antigua Ragusa, conocida como «la Perla del Adriático», es una parada obligada para todos aquellos viajeros que deseen sumergirse en la autenticidad de la región de Dalmacia. Para muchos, resulta la ciudad más bonita de toda Croacia, y es que su imponente muralla sobre el mar Adriático, sus playas de agua turquesa y sus palacios renacentistas seducen irremediablemente a quien la visita.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, durante los meses primaverales y estivales, Dubrovnik despliega todo su esplendor, no solo porque el clima cálido y los días largos invitan a recorrer sin prisas sus encantadoras y caóticas calles empedradas, sino porque una agenda cultural repleta de eventos hace aún más tentador conocerla.
Conciertos, festivales o mercados artesanales son algunas citas que hacen aún más atractiva la visita a esta cautivadora localidad croata en los próximos meses. Por ejemplo, ahora en los primeros días de mayo se celebra el Bavarin Street Food Festival, que inunda el barrio de Lazareti con puestos de especialidades croatas, mientras que el conjunto folclórico Lindjo arranca su temporada de actuaciones en forma de danza y música folclórica para amenizar las plazas y los rincones más transitados de Dubrovnik.
Aquí, la llegada del verano la marca el reconocido Festival Midsummer Scene, que destaca por representar obras de Shakespeare en el Fuerte de Lovrijenac.
Pero más allá de su animada vida cultural —estos tres pequeños apuntes son apenas un esbozo de la agenda de los próximos meses—, Dubrovnik guarda un sinfín de tesoros que merecen ser descubiertos con calma, empezando por su casco antiguo.
Su casco antiguo y otros imperdibles
Pocos lugares en Europa pueden presumir de un casco histórico tan bien conservado como el de Dubrovnik. La Puerta de Pile da acceso a esta maravilloso laberinto de calles adoquinadas, entre las cuales destaca su arteria principal: la Stradun, que conduce hasta la majestuosa Plaza de la Luza, el corazón palpitante de la ciudad antigua y hogar de algunos de sus principales monumentos, como el Palacio Sponza o la iglesia de San Blas, patrón de Dubrovnik.
Desde ese punto, lo ideal es «perderse» sin prisa para ir descubriendo encantadores cafés, pequeñas tiendecitas y rincones llenos de historia, como el Monasterio de los Franciscanos, famoso por albergar una de las farmacias más antiguas de Europa.

Si hay una experiencia que no puede faltar en una visita a Dubrovnik es la de recorrer su muralla medieval, que abraza el centro histórico como un cinturón de piedra inmutable durante siglos. Pasear por ella permite contemplar desde las alturas la ciudad que sirvió de inspiración para recrear Desembarco del Rey en Juego de Tronos, disfrutar de las azules aguas del Adriático y las callejuelas que bajo el sol mediterráneo crean una postal de indudable belleza.
En la muralla hay, además, alguna que otra sorpresa como los café Buza. Aunque no es fácil encontrar la puerta, buscarlos merece la pena, y es que se esconden como las joyas que son. Tanto Buza I como Buza II son ideales para tomar algo mientras se contemplan unas increíbles vistas del Adriático y la isla de Lokrum.
Sin embargo, Dubrovnik y sus alrededores ofrecen mucho más. Si se trata de playas, la de Banje combina maravillosas vistas y aguas cristalinas, mientras que otras como Sveti Jakov o la de Babin Kuk ofrecen experiencias más tranquilas y serenas.
Y si se quiere una vivencia de relax total, nada mejor que hacer una pequeña escapada a la ya mencionada isla de Lokrum, escenario también de la serie Juego de Tronos. En un breve trayecto en barco, se pueden disfrutar, además de bellísimas playas, de los maravillosos Jardines de Maximiliano y el Monasterio Benedictino, que curiosamente cuenta con una sala dedicada a la serie de ficción.
Una excursión inolvidable, las islas Elafitas
A tan solo media hora en barco desde el puerto de Dubrovnik se encuentra uno de los secretos mejor guardados de la región dálmata: el archipiélago de las islas Elafitas. Un pequeño paraíso compuesto por una veintena de islas e islotes que, aunque en su mayoría están deshabitadas, regalan a quienes las visitan paisajes de una belleza tranquila e intacta. Koločep, Lopud y Šipan son las únicas que cuentan con poblaciones permanentes y forman el triángulo perfecto para una excursión de uno o varios días.
Cada una de estas islas tiene su propio carácter. Koločep, también llamada Kalamota, es la isla más cercana a Dubrovnik y un refugio de naturaleza exuberante. Sus acantilados de pinos, playas escondidas y senderos entre vegetación mediterránea ofrecen un ambiente de pura tranquilidad, apenas rota por el sonido de las olas.
Lopud, famosa por la playa de Šunj —de arena fina y aguas poco profundas—, es ideal para un día de baño y relax. El paseo hasta ella, entre palmeras, limoneros y antiguas villas, es una delicia, al igual que perderse por el encantador pueblo de Lopud, con su monasterio franciscano y terrazas frente al mar.
Šipan, la mayor de las tres, combina playas tranquilas con viñedos, olivares centenarios y pintorescas aldeas como Šipanska Luka y Suđurađ. Allí, el tiempo parece detenerse y es un placer saborear marisco fresco y vinos locales en sus pequeños restaurantes.
Estas islas enriquecen mucho el viaje con una perspectiva diferente de la región de Dalmacia: menos monumental, más natural y aún más irresistible. Sin duda el complemento perfecto para disfrutar de unos días en Dubrovnik inolvidables, ¿no le parece?
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