Bienestar

Un refugio frente al mar para abrazar el paso del tiempo

Entre el Mediterráneo y la sierra de Bérnia, ZEM Wellness Clinic Altea regala al huésped salud y bienestar

ZEM WELLNESS CLINIC
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Las 9.00 a.m. es la perfecta hora bruja para dibujar la belleza. Durante la clase de Ai Chi, dos amigas entregan su cuerpo a las ondas sutiles del agua y concentran su mente para ejecutar, con calma y parsimoniosa precisión, los suaves movimientos que requiere este arte marcial milenario que disminuye el estrés y favorece la flexibilidad. Durante el ejercicio que este Tai Chi acuático denomina «contemplación», y en medio de los trinos de la mañana y un coro de cigarras, su mirada deambula entre el juego de sus manos y la cercana sierra de Bérnia: una crestería caliza que hinca su magnetismo en el Mediterráneo y que, si se recorre con calma, depara un espectáculo insospechado de carboneros, zorros noctámbulos y águilas perdiceras, tan ávidas de conejos y lagartos. Tampoco faltan en el macizo los halcones peregrinos, como los huéspedes que, durante 3 días o varias semanas (depende del programa elegido) anidan en ZEM Wellness Clinic Altea procedentes de España y de países como EEUU, Suiza o Emiratos Árabes.

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Un camino de transformación

Alrededor de un 50 por ciento inicia este viaje solo, sin complejos y con el silencio como grata compañía. Así les es más fácil escucharse (lejos del ruido mental y del yugo del móvil) y mirarse introspectivamente, con más sinceridad, mientras el tacto amable de un albornoz de algodón egipcio les hace sentir en casa. Aquí pueden planear, con altura de miras y una motivación irreconocible, el cambio de hábitos que requiere «abrazar, comprender e interiorizar el paso del tiempo».

En este camino de transformación no falta un equipo multidisciplinar de médicos, nutricionistas, psicólogos, entrenadores, terapeutas o chefs. «Personas que cuidan de personas» les gusta decir en ZEM. Un mantra que revolotea discreto y sutil en cada una de las áreas, como los aromas exclusivos que fluyen en las diversas dependencias. El perfume de las luminosas zonas comunes, por ejemplo, es puro corazón de rosas, lirios y salvia. Sus notas de salida condensan la frescura de la bergamota y el limón, como las noches veraniegas que se dejan caer sobre el Peñón de Ifach, que se divisa desde las habitaciones que miran al mar. Son espaciosas, relajantes, combinan elegantes tejidos naturales y están, como era previsible, impolutas.

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El 15 de enero de 2025, la localidad alicantina de Altea (concretamente Altea Hills) sumó a sus inviernos suaves, a su brío estival y a las cúpulas azuladas de Nuestra Señora del Consuelo este oasis de tranquilidad: una innovadora clínica con 25 especialidades médicas y 32 consultas equipadas con la tecnología más avanzada, un Hotel Gran Lujo con 95 suites y 85 estancias con encanto, y una zona Wellness&Spa, tanto interior como exterior, concebida para favorecer el bienestar y la revitalización. Un total de 40.000m2 que incluso cuenta con un Patio de los Naranjos, donde cipreses espigados invitan a elevar la vista. Esta filosofía ZEM mima el cuerpo y la mente para lograr, gracias a un enfoque holístico a medida de cada huésped, un estado óptimo de equilibrio, vitalidad, salud y armonía mediterránea. De ahí el juego de palabras (la M de su nombre evoca la esencia del Mediterráneo) y la concreción de su logotipo: una secuencia de ADN con ramas de olivo, árbol que simboliza la longevidad. Estas hojas perennes visten un ejemplar de 1.800 años, cuya curiosa verticalidad milenaria sobresale entre los 10.000 metros de jardín, y a uno más joven que da la bienvenida en el santuario wellness, donde las cabinas insonorizadas y decoradas en seda botánica de bambú son una fantasía. Tanto como el masaje de bienvenida que tiene la virtud de detener el tiempo y las 7 tecnologías Metawell (el mayor centro de Europa) que se transforman, con las manos expertas de los terapeutas, en un momento sublime. No falta en el SPA una cueva de nieve y la belleza rosada de una sala revestida con sal del Himalaya. Las propiedades de su alta mineralidad se utiliza en la gastronomía y la belleza.

Sabia despensa de 75.000m²

Antes de impartir la clase de cocina grupal en el ZEM Culinary Lounge (las recetas se entregan en una carpeta de corcho porque el plástico está desterrado) Federico Gärtner lleva varias horas concentrado en su «oficina» de 75.000m². Hace tiempo que el Jefe de Partida sustituyó los fogones de diversos hoteles del sector lujo para saborear los despertares de la Finca Althaya, en Altea la Vella. Conoce bien el silencio del amanecer apenas roto por algún gallo o el ladrido de un perro. La luz mediterráneamente intensa de los meses más calurosos y la expresión cambiante de la Sierra de Bérnia. El ritmo ágil de los huéspedes que, a las 7.00 a.m., inician su marcha nórdica alrededor de este paraíso sostenible repleto de frutas tropicales, aguacates y cerezos. En ZEM el ejercicio físico se entiende como piedra angular de una vida saludable.

Más de 70 variedades de frutas, verduras y aromáticas crecen en esta sabia despensa. Han pasado seis años (y una pandemia) desde que Javier Díaz (Chef Ejecutivo de ZEM Wellness Clinic Altea) y Salvador Talón (Nutricionista, farmacéutico bioquímico, micólogo clínico pionero en la aplicación de hongos medicinales en consulta y apasionado de Hifas da Terra) concibieran el sentido de este valle ecológico: enriquecer los menús diseñados por nutricionistas clínicos y chefs especializados para activar procesos de detoxificación, revitalización celular y longevidad. Javier emplata, con el brillo del que cree en lo que hace (y sabe documentar lo que dice) la conexión directa entre la tierra y la salud que se sirve con amabilidad en el Restaurante Salvia. El resultado es una estudiada gastronomía repleta de sabor y color. Una alimentación terapéutica basada en la dieta mediterránea (carne ecológica incluida) que adereza los distintos planes nutricionales de ZEM, adaptados a las necesidades fisiológicas, emocionales y metabólicas de cada huésped. ZEM Essential es uno de los programas estrella (diagnóstico médico, terapias anti-estrés y nutrición Km 0 ayudan «al paso del tiempo a un ritmo humano»). Al igual que el Sleep Boost, ideado para quienes sufren insomnio, sueño fragmentado o baja calidad de descanso (8.000 millones de búsquedas mensuales en google dan fe de este problema global). Todos ellos tienen su propia filosofía culinaria.

Con una maleta cargada de propósitos, atrás quedan las 3.500 teselas de un mosaico de mármol que engalana el lobby. La imagen de la mujer serena que celebra el ecuador de su vida en ZEM Wellness Clinic Altea se mantiene intacta en la memoria. Tiene los ojos cerrados durante la clase de Ai Chi y su rostro se refleja en el agua, como si la metáfora de su nuevo yo emergiera de las profundidades junto a los rayos cálidos de la mañana. Las palabras de Salvador Talón tampoco se olvidan. «Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago». Una de las certeras reflexiones que Don Quijote, siempre tan agudo, compartió con su fiel escudero Sancho.