Kympton Aysla Mallorca, un paraje de inmensos paisajes y aromas placenteros

A medida que el buen tiempo se asoma, Palma de Mallorca se reafirma como un destino tan deseado como inevitable. Si bien la oferta durante la temporada estival es amplia, el perfil del viajero de hoy es más exigente y prioriza su bienestar y el de su entorno al momento de elegir los lugares para sus días de descanso.

Kimpton Aysla Mallorca es un oasis hotelero, ubicado a pocos minutos de la playa de Santa Ponsa, uno de los rincones más preciados de la isla. Acreedor de una fachada exterior sutil, con un pie dentro, el hotel se convierte en un santuario wellness, potenciado por un paisajismo implementado con cerca de 12.000 especies vegetales y una aromatización que le rinde tributo a las sales del Mediterráneo.

LA RAZÓN distingue a este hotel sostenible, gracias al cuidado de su interiorismo y la preocupación por el equilibrio. Kimpton Aysla lleva formalmente el título de resort, pero tranquilamente podría ser un paisaje habitado con un spa de lujo y camas de ensueño en medio. Cuenta con 23.000m² de naturaleza viva y una energía de tranquilidad mediterránea que penetra en el alma. Entre encinas, olivos y algarrobos, Kimpton Aysla florece como un jardín secreto que no busca solo ser bonito: quiere conmover. «Quiere que lo camines, lo huelas, lo escuches. Quiere que pares. Que conectes. Que respires».

Diseñado por Mare Paisajistas, su creador Jaume Alomar lo resume mejor que nadie: «La idea fue crear un oasis que represente la belleza y diversidad del paisaje mallorquín. Que emocione. Que viva». Incluso dentro de las duchas o habitaciones, detalles de los cuadros te recuerdan al paraíso en el que estás, potenciando en cada momento el valor de la isla. Romero, laurel, lentisco, fotinia, verbenas, lirios africanos, siete tipos de salvia… cada planta está ahí por algo. Algunas florecen, otras perfuman. Todas cuentan historias. Las gramíneas ondean al viento como si aplaudieran. Las estipas bailan. Las piedras recuerdan las sitges de la Tramuntana. Y si al paisaje le sumamos arquitectura emocional, aparece la magia: dos patios interiores completan esta experiencia sensorial. Uno, un laberinto vegetal hecho de cola de caballo, casi monacal. El otro, un espacio con frutales y jazmines que te evocan los olores de un jardín de niños.

Sostenibilidad es salud

Para el equipo de Kimpton Aysla, la sostenibilidad se alinea con el equilibrio entre la persona y la naturaleza, por lo que la oferta wellness es el punto más destacado del lugar. El deporte se convierte en el alma del descanso, equipado con un Wellness Club de última generación, estudios de yoga y spinning, y un gimnasio completo abierto todo el año, el hotel responde a la necesidad contemporánea de reconectar cuerpo y mente. Al aire libre también tiene su espacio protagonista: clases de yoga en el jardín, natación en piscinas infinitas y acceso exclusivo al Mallorca Country Club Tennis & Padel. Además, su cercanía al Club de Golf Santa Ponsa lo convierte en una opción ideal para golfistas, tanto expertos como principiantes.

La palabra comunidad también es parte del bienestar y la experiencia eco para el hotel, ya que se preocupa por organizar actividades de convivencia entre (espacio e individuo), desde el hotel, se puede visitar el valle de la Tramuntana y conocer la artesanía local del lugar, un auténtico paraíso que vale la pena conocer. Su spa es el primer centro en España de Maison Codage, la reconocida firma parisina de cosmética, y ofrece 900 m² dedicados al cuidado integral del cuerpo y la mente. Además, actividades como clases de meditación y prácticas relajantes como el «soul healing» elevan aún más la experiencia en este refugio de relajo. Cabe destacar que hay muchas actividades que no solo son para los huéspedes, sino también para el público en general. Esta temporada, el hotel implementará el «day pays» para que otros turistas puedan disfrutar de una rica gastronomía al pie de la piscina.

Kimpton Aysla Mallorca alberga a su restaurante insignia, Saba Restaurant, un espacio al aire libre donde se fusiona la herencia culinaria española con influencias coreanas y japonesas, en un entorno sofisticado que invita al disfrute. Con prácticas respetuosas con el entorno y una filosofía de bienestar consciente, Kimpton Aysla se convierte en un lugar único para vivir Mallorca con todos los sentidos, donde la calma se respira, y cada aroma invita a quedarse un poco más.