El pueblo de 6.000 habitantes que tiene dos paradores (y no son caros)

A falta de uno, dos. Dos paradores nacionales. Y eso pese a no ser, en el fondo, más que un pueblo de apenas 6.000 habitantes. Esa es una de las rarezas que hace especial a Santo Domingo de la Calzada, un municipio riojano con mucha historia que puede presumir de tener dos establecimientos de la red de alojamientos más emblemática de España. Y, además, no son especialmente caros, con lo que se convierten en una propuesta excelente para hacer una escapada de fin de semana.

El más conocido de los dos es el que da nombre a la ciudad, el Parador de Santo Domingo de la Calzada, situado en el mismo centro de la localidad, frente a la famosa catedral, en el antiguo edificio del Hospital de Peregrinos. El edificio original fue levantado por Santo Domingo en el siglo XII para acoger a los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago y destaca por su estilo es regio y elegante.

El otro parador, menos conocido pero igualmente recomendable, es el Parador Bernardo de Fresneda, situado a 400 metros del centro en un edificio que albergó el Convento de San Francisco, un majestuoso monasterio del siglo XVI que se puede visitar mientras se está alojado en el establecimiento.

Cualquiera de las dos opciones es muy recomendable porque permite visitar a pie todos los secretos que esconde Santo Domingo, una de las joyas del Camino de Santiago.

El gallinero, el gallo y la gallina... vivos

Vinculada al Santo Domingo y a sus obras de construcción sobre la calzada romana, la ciudad nació y creció a partir del Hospital de Peregrinos que fundó el Santo alrededor de la segunda mitad del siglo XII, que se une al puente sobre el río Oja para facilitar el paso de los peregrinos que ordenó levantar el santo.

¿Qué se puede visitar en Santo Domingo? La propuesta es ideal para un fin de semana, no necesariamente de viernes a domingo, ya que si uno se organiza bien se puede visitar (alrededores incluidos) en un día y medio.

Quizás el monumento más famoso es su Catedral, consagrada en el año 1106, y que se convirtió en catedral en el año 1232. La planta es de cruz latina, siguiendo el modelo de iglesia de peregrinación. Construida en sillería, consta de tres naves, capillas entre los contrafuertes, doble crucero, cabecera ochavada de cinco paños y girola con capillas. Cuenta además con coro bajo, sacristía de 1602 y claustro del siglo XIV. La portada principal se abre al sur y está formada por tres cuerpos.

En su interior se encuentra el retablo construido por Damián Forment, el sepulcro del Santo en el brazo del crucero al lado de la epístola, aunque su aportación más famosa y original es el gallinero que contiene un gallo y una gallina vivos, que recuerdan el milagro del Camino de Santiago.

Bajo el sepulcro se encuentra una cripta con relieves empotrados de San Juan Evangelista y un muestrario de obras desde el siglo XIII hasta el XV. De la catedral destacan las hermosas capillas y la torre exenta.

La mencionada Iglesia de San Francisco, la Iglesia de las Bernardas, el Ayuntamiento, la torre con sus campanas o el casco histórico son otros de los atractivos de esta localidad. Sus paradores no son quizás los más famosos de su red, pero sí muy recomendables.