Agresión sexual
Ratifican la condena de 19 años de cárcel para un hombre que violó, maltrató y humilló a su mujer en Sevilla
El agresor la aisló por completo y la llegó a arrastrar desnuda por heces y orines de perro para atemorizarla
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha ratificado la condena de diecinueve años de cárcel para un hombre que violó, maltrató y humilló a su mujer durante los cuatro años que duró la relación, en los que llegó a arrastrarla entre las heces de sus perros o la aisló de su familia.
En la sentencia, fechada el 7 de julio, la Sección de Apelación de la Sala de lo Civil y lo Penal del TSJA desestima el recurso de apelación presentado por J. C. R. T. contra la sentencia dictada el pasado 14 de enero por la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla.
El acusado fue condenado a once años de prisión por un delito continuado de violación, dos años por violencia continuada en la pareja, dos años por un delito continuado de amenazas, dos años por coacciones y dos años por cuatro delitos de lesiones leves o maltrato de obra en la pareja.
El tribunal también le impuso la prohibición de acercarse a menos de 300 metros de su expareja durante 27 años y el pago de una indemnización de 35.000 euros.
El TSJA confirma los hechos probados por la Audiencia de Sevilla, que relata que la relación, que comenzó en el 2011 cuando ambos tenían diecinueve o veinte años, "casi desde un principio se vio marcada por la extrema dependencia emocional" de la joven hacia el encausado y "por el comportamiento celoso, despectivo, controlador y progresivamente violento" de este último.
Las distintas agresiones se produjeron entre noviembre del 2014 y junio del 2018, primero en Dos Hermanas y después en Coria del Río.
A partir del primer incidente violento, ese “comportamiento abusivo (...) se agravó en una espiral sólo interrumpida por breves fases de arrepentimiento, reconciliación o simple tranquilidad” en las que la víctima “se sentía feliz y concebía la falsa esperanza de un cambio permanente de la conducta” de su pareja, “lo que estaba muy lejos de suceder”.
“Por el contrario”, prosigue la Sección Cuarta, el acusado “intensificó su actitud de control y aislamiento familiar y social” de su mujer “dificultando que se viera con sus amigas, a las que tildaba de ninfómanas, y que visitara a su familia”, hasta el punto de que “la golpeaba cuando se lo pedía” o la amenazaba con matar a su entorno si contaba algo.
Entre el 2016 y el 2018 también “humilló” a la joven “haciéndola dormir en el suelo desnuda” y diciéndole “eres un perro, duerme como un perro”, mientras que entre marzo y mayo del 2018 “la arrastró en varias ocasiones sobre los orines y las heces de los dos perros que tenían”.
Las agresiones sexuales fueron "numerosas" a partir del 19 de octubre del 2015, "sin que su pareja, en el estado de temor y subordinación en que vivía, acertara a oponer una resistencia mínimamente eficaz".
El TSJA destaca que algunos incidentes fueron presenciados por testigos directos y que el "cuadro de violencia física y psíquica habitual que tan dramáticamente narró la víctima en el juicio" fue corroborado por la forense y psicóloga.
Respecto a las agresiones sexuales, “negar la posibilidad conceptual de una violación en el seno de la institución matrimonial supone tanto como afirmar que el matrimonio es la tumba de la libertad sexual de los contrayentes”, reflexiona el ponente, que añade que “la libertad sexual de la mujer casada o en pareja emerge con la misma libertad que cualquier otra mujer”.
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