Escalada de violencia

Herido un guardia civil tras sufrir la embestida de un vehículo en un operativo contra la carga de combustible para narcolanchas en San Roque

El agente tiene contusiones y una fractura del hueso escafoides de la mano izquierda y lamenta que tengan que sufrir episodios de violencia similares “tarde sí y tarde no”

Imagen del brazo del agente de la Guardia Civil herido
Imagen del brazo del agente de la Guardia Civil heridoLA RAZON

“Fue un susto bastante grande, intentaron atropellarme y al colocar los brazos por delante para evitar la colisión del coche con el cuerpo, se han llevado la peor parte”. Habla el último protagonista de la escalada de violencia vinculada al narcotráfico que se ha producido en los últimos meses en la zona gaditana del Campo de Gibraltar y en algunos puntos de la provincia de Málaga. Se trata de un guardia civil del puesto principal de Guadiaro, a quien, al filo de las ocho de la anoche de ayer, embistió un conductor en Torreguadiaro, una pedanía de San Roque, en Cádiz. El incidente le ha producido contusiones en distintas partes del cuerpo y rotura de escafoides en la mano izquierda, según se detalla en el parte médico que ya tiene.

Antes, un dispositivo del Instituto Armado intentó abortar el reflotamiento de una embarcación que estaba cargada con petacas de combustible de las que se usan para que las narcolanchas reposten en alta mar. Al llegar a la playa, se encontraron con un grupo nutrido de personas, “muchos de ellos menores”, detuvieron a uno y se hicieron con el combustible. Luego, los agentes rastrearon la zona y al intentar identificar a los dos ocupantes de un vehículo que localizaron, “el conductor aceleró”. “Fueron a atropellarme”, insiste el afectado, “pero logré romperles la luna”, apostilla, aunque admite que el “Ford fiesta” logró huir en dirección La Línea, otro municipio de la provincia gaditana.

Lamenta que estos episodios “se repitan tarde sí y tarde no” en su área de servicio, “por el tema del repostaje de las narcolanchas” y que cada vez les importe menos a sus autores el daño que le puedan hacer a los efectivos de la Guardia Civil. Es consciente, y así se lo ha trasladado a LA RAZÓN, de que no es el primero ni será el último en sufrir estos ataques.