"Méritos e infamias"

Al tieso no le vale Valdano

“Al que es pobre no le valen sortilegios ni los circunloquios, porque le cortan la luz, porque no puede pagar su casa”

Viandantes pasan junto a un cartel colocado por una persona que ejerce la mendicidad en una céntrica calle de Sevilla
Viandantes pasan junto a un cartel colocado por una persona que ejerce la mendicidad en una céntrica calle de SevillaJulio MuñozAgencia EFE

Se murió Maradona y el mundo se volvió loco recordando la génesis, gloria e infierno del dios argentino. En ese maremágnum acabé una madrugada viendo vídeos donde el delantero daba patadones a la pelota y se marcaba carreras imposibles entre la impotencia del resto de los jugadores mortales. Maradona ante cualquiera simplemente era un genio y no había mucho más que decir. Como Alicia, pero dentro de un tubo de imágenes, caí en el “wonderland” de Valdano, creando sistemas filosóficos para explicar por qué el balón no se separaba nunca del pie de Diego. Lo hacía porque él jugaba mejor que el resto, era una evidencia, una realidad transparente que no necesitaba de ninguna explicación fenomenológica. Le deba tantas vueltas al asunto, alambicaba la metáfora hasta el límite, que ya se me olvidó hasta que estaba hablando de fútbol y me puse a dormir olvidando todo.

Los teóricos con catalizadores no sólo se dedican a hablar de la pelota, campan ya en cualquier esfera de lo real para marear la perdiz y dar “sentido” a realidades tangibles. Como Valdano con Maradona, leo y escucho interpretaciones peregrinas sobre los datos de la pobreza en Andalucía que tratan de amagar y hacer una finta para no contar hechos tangibles y evidencias dolorosas. Sin contar con los estragos de la pandemia tenemos a 2,6 millones de andaluces pobres, el 35,1% de la población en riego de exclusión social y nuestra tasa de pobreza alcanza el 28,5%, es decir, es la tercera más alta de nuestro país. Cifras que pueden gustar más o menos, que generan uno u otro análisis, pero que en síntesis demuestran lo mucho que tiene que hacer todavía la sociedad andaluza para convertirse en el F1 que aspiramos a ser.

Al que es pobre no le valen sortilegios ni los circunloquios, porque le cortan la luz, porque no puede pagar su casa, porque aunque trabaje doce o catorce horas al día no saldrá jamás de la miseria. Evidencias tangibles que hasta el más memo puede comprender. Veamos, Maradona sin Valdano seguirá marcando goles y la pobreza en Andalucía, aunque le demos la vuelta a los datos y creemos un ameno relato (maldita palabra), nos seguirá avergonzando a quienes la contamos y jodiendo a quien la sufre.