8M
Cinco escritoras andaluzas para celebrar todo el año
Intelectuales totales, políticas, activistas del feminismo y autoras de obras memorables que tuvieron Andalucía como punto de unión
La historia ha ido borrando a muchas intelectuales andaluzas que tuvieron una gran repercusión en su momento y a otras que, por el hecho de ser mujeres, fueron ignoradas pese a lo avanzado de sus obras. La labor de recuperación editorial de aún continúa y es imposible saber cuánto talento se quedó por el camino, sepultado entre las obligaciones domésticas y las imposiciones externas. Estas son solo cinco de las autoras imprescindibles que han escrito desde Andalucía para todo el mundo: Carmen de Burgos, Agustina González, Isabel Oyarzábal, Patrocinio de Biedma y Cecilia Böhl de Faber.
La decana de las periodistas
La pionera Carmen de Burgos, “Colombine” (Almería 1867-Madrid 1932) murió con la certeza de que algunas de sus reivindicaciones sociales se habían alcanzado, como el derecho al voto de las mujeres o la ley del divorcio. Lo que no supo es que el ensoñamiento de las libertades duraría tan poco tiempo y solo ocho años después el país entraría en un retroceso social a causa de la dictadura franquista, especialmente para las mujeres, que duraría casi 40 años y haría denodados esfuerzos por borrar de la historia a intelectuales de su talla. La escritora y periodista murió de un ataque al corazón durante uno de sus discursos sobre la cultura sexual en el Centro Socialista de Madrid y en la necrológica que le dedicó Concha Peña en el Heraldo de Madrid confiaba en que “algún día habrán de revisarse los valores históricos y sociales de esta gran mujer”.
Afortunadamente, la historia ha acabado reconociendo el papel destacado de la decana de las periodistas españolas y agitadora cultural y política de la España de principios del siglo XX. En la década de los veinte, preside la asociación Cruzada de Mujeres Españolas y lidera la primera manifestación reivindicativa de las sufragistas en España, defendiendo sus ideas en mítines y tribunas públicas. Antes recorrió Europa y contó sus experiencias en los artículos de viajes escritos para el Heraldo de Madrid, que reunió en Por Europa(1906). Como corresponsal del Heraldo cubrió la guerra de Marruecos. Cultivó la novela, la biografía, el género reivindicativo como en “La mujer moderna y sus derechos” (1927); y tradujo a autores como Tolstoi, Renan o Rose Nicole, entre otros.
La futurista granadina
Agustina González (Granada, 1891-1936) es un nombre que empieza a resonar con fuerza después de casi un siglo olvidada. Escritora, pintora y política pionera, fundó la Agrupación Femenina del PSOE en Granada y después su propio partido, el Entero Humanista, para concurrir a las elecciones de noviembre de 1931 como diputada. González nació en 1891 y fue ejecutada en 1936, días después del Golpe de Estado que acabó con la joven democracia española, en el mismo barranco de Víznar (Granada) donde el poeta Federico García Lorca fue fusilado, sin que se conozca la fecha ni el lugar exactos. De su obra, que autoeditaba y vendía en el escaparate del negocio familiar, solo se conservan tres breves ensayos y una obra de teatro, suficientes para calibrar la trascendencia de su pensamiento vanguardista. La Biblioteca Nacional de España (BNE) conserva ejemplares digitalizados de tres de ellas: “Idearium futurismo” (1916), “Las leyes secretas” (1927) y “Justificación”, que pueden consultarse a través de su hemeroteca.
La fundadora de la revista literaria “Cádiz”
Patrocinio de Biedma y la Moneda (Begíjar, Jaén, 1845 - Cádiz, 1927), escritora, periodista y editora, fue una de las mujeres más activas en el espacio cultural español de la segunda mitad del siglo XIX. Perteneciente a los círculos aristocráticos, eso le permitió dedicarse a la literatura y explorar su faceta creativa. Después de colaborar en publicaciones periódicas como El Ángel del Hogar (Madrid, 1865-1869), La Discusión (Madrid, 1856-1887) o El Cero (Baeza, 1867-1868), fundó la revista “Cádiz. Artes, Letras, Ciencias” en 1877, cuando se mudó a la capital gaditana. El enorme éxito de esta publicación trimestral, dentro y fuera de España, permitió a De Biedma crear una red de colaboración literaria para dar voz a los principales autores de entonces, incluyendo a muchas otras escritoras como Julia de Asensi, Concepción Gimeno, Ermelinda Ormaeche, Josefa Pujol de Collado, Faustina Sáez de Melgar o Sofía Tartilán. En su semblanza sobre la autora publicada en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, el investigador de la Universidad de Cádiz Juan Pedro Martín destaca su preocupación por la educación de las mujeres en trabajos como «Las mujeres artistas» y «Las mujeres doctoras», publicados en El Correo de la Moda en 1882, además de unirse a la Ligue des Femmes pour le Desarmement International como vicepresidenta.
La primera embajadora española
Escritora, crítica teatral, conferenciante, política y periodista, fue corresponsal para la prensa inglesa -su madre era escocesa- y colaboradora de diversas cabeceras en España y en México, tras exiliarse en junio de 1939 después de pasar un mes en Nueva York. La larga vida de Isabel Oyarzábal (Málaga 1878- Ciudad de México 1974) su compromiso con el ideario de la II República le permitió desempeñar numerosos cargos, convirtiéndose en la primera embajadora de España -su destino fue Suecia estuvo dos años. Oyarzábal llegó a ser vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Españolas, organización defensora del voto femenino, y una de las fundadoras del Lyceum Club Femenino de Madrid junto a otra ilustre malagueña como Victoria Kent y otras conocidas intelectuales como Zenobia Campubrí, María de Maeztu, Natividad González, Magda Donato, Carmen Juan, Josefina Blanco y Carmen Monné de Baroja.
Su amplia producción literaria se desarrolló el el teatro y la narrativa, detacando las novelas “El sembrador sembró la semilla (1923); En mi hambre mando yo (1959), Saint Anthony´s pig (1940); Juan, son of the fisherman (1940); I must have liberty (1940) y Smouldering Freedom: The History of Spanish Republicans in the Exile (1945). Tradujo al español a Maupassant, Henry Irving, Jane Austen, Elliot o Arthur Conan Doyle. Su autobiografía “Hambre de libertad. Memorias de una embajadora republicana”, escrita en inglés, su segunda lengua materna, no se publicó en España hasta 2011.
La renovadora de la novela del XIX
Nacida a dos mil kilómetros de Sevilla, el arraigo de Cecilia Böhl de Faber (Morges, Suiza 1796- Sevilla, 1877) con Dos Hermanas y con la capital andaluza hace que se incluya como escritora destacada. A los 25 años se mudó a vivir a la localidad sevillana, donde publicó sus primeras obras empujada por su complicada situación eonómica. “La Gaviota”, un pintoresco retrato de la sociedad española, se publicó por entregas en El Heraldo en 1849. En Clemencia retrataba la desdicha de una mujer en su matrimonio; y después escribiría “Cuadros de costumbres populares andaluces” (1852); “La Farisea” (1853); “Lágrimas, novela de costumbres contemporáneas (1853)”; además de la “La familia de Alvareda” (1856), escrita en alemán treinta años antes de su publicación.
Sus obras fueron clave para la renovación de una narrativa española en decadencia. Para este 2022 ha sido declarada “Autora del Año” por el Centro Andaluz de las Letras (CAL), con la intención de abordar su figura desde la modernidad y revisar los clichés que la han perseguido. Cecilia Böhl de Faber (firmaba como Fernán Caballero por las dificultades de las mujeres para publicar en ese tiempo) pertenece al grupo de creadoras del siglo XIX como Emilia Pardo Bazán, Carolina Coronado, Gertrudis Gómez de Avellaneda o Rosalía de Castro. Y también de esa saga de autoras que practicaron el juego del doble usando un seudónimo masculino como las hermanas Brontë -Charlotte (Currel Bell), Emily (Ellis Bell) y Anna (Acton Bell); Marie Anne Evans (George Eliot) o la francesa Amantine Aurore Dupin (George Sand).
✕
Accede a tu cuenta para comentar