Todo legal

Durante años, el capo de los ERE, Francisco Javier Guerrero, insistió en que todo lo que se hizo fue «legal». Que en síntesis viene a explicar que repartir el dinero público bajo parámetros particulares estaba más que avalado por las leyes y las instituciones. Alucinante pero cierto, por eso ahora un puñadito de altos cargos de la Junta espera la entrada en el talego aunque parezca una paradoja. O a lo mejor no sucede eso, porque a la velocidad a la que Pedro Sánchez cambia las leyes para adecuarla a su realidad, lo mismo no pisan ni la recepción de la cárcel.

Porque la modificación del Código Penal, nada más y nada menos, para que ERC se sienta contenta y le apruebe las cuentas al Gobierno, puede rebajar las penas de los condenados ya que «no se llevaron un duro a su casa». En la práctica supondría no tener que indultar a Griñán & Cía pero evitarles el mal trago del preisidio, y así todos contentos de un único golpe. Como esta rebajita de la malversación también beneficia al resto de partidos (¡quién no tiene un concejal corrupto por Dios!), es previsible que todo este tinglado se quede en un cacareo mediático, cuatro tertulias y dos columnas como ésta. Una suerte de amnistía o ley de punto final para los que trincaron o dejaron trincar.

Está por ver hasta qué punto se puede estirar el chicle, pues a los «barones» les rechina bastante los pactitos con Rufián porque son indefendibles. A ellos, les resta, y tanto que les resta. Verán cuando en marzo los «territorios» tengan que pedir el voto y poner la cara, les van a recordar del derecho y el revés todas las fullerías del Gobierno. Incluida la patada en el culo a un histórico como Joaquín Leguina. No se preocupen, a Sánchez se la refanfinfla lo que suceda en su pueblo o en la diputación de turno, lo que le interesa es que cuando haya que volver a votar un nuevo presidente del Gobierno las cuentas le salgan.