Méritos e infamias

Espadas ante el caos

“Con qué cara va a ir este hombre por estos pueblos de Andalucía a pedir el voto defendiendo esto que ahora se llama el «sanchismo»”

El secretario general del PSOE de Andalucía y Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Juan Espadas
El secretario general del PSOE de Andalucía y Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Juan EspadasMaría José LópezEuropa Press

Con el mazazo sobre todos del PP en las últimas andaluzas se intuía que las sesiones en el Parlamento serían el juego del frontón. Un coñazo, vamos, para que buscar algo más suave, y lo demuestran las cuatro enmiendas admitidas en los Presupuestos del año que viene después de las más de 1200 presentadas. Pero Mario Jiménez y Antonio Sanz le dieron su «salseo» a la Cámara con unas intervenciones que despertaron a más de uno, recordando los viejos tiempos del «portacoz» socialista y el afilado estilete del ahora Consejero de Presidencia, que no se olvida de sus años (muchos años) en la oposición dándole en la cabeza a los socialistas cada dos por tres. Se ve que disfrutan en el escaño, logrando que la política no se convierta en una «performance» con la que llenar las horas para justificar la gestión de nuestra vida diaria. ¿Qué sería de nosotros sin ustedes?, nos preguntamos en pleno atasco constitucional gracias al Gobierno. No lo sabremos nunca, pero de todo este enjambre el que sale mal parado, como casi siempre, es Juan Espadas. Las broncas en el Pleno se olvidan en cuanto se marchan las cámaras y los micros, pero la procesión del exalcalde de Sevilla se le queda bien dentro. Porque, con qué cara va a ir este hombre por estos pueblos de Andalucía a pedir el voto defendiendo esto que ahora se llama el «sanchismo». Un movimiento que ni los barones del partido le compran porque saben que lo que el presidente del Gobierno ha logrado es precisamente lo contrario de lo que se intenta en las agrupaciones de «provincias»: abrir al PSOE en canal y dejar sin argumento a quienes tienen que defender una plaza en horas bajas y asediada por un PP triunfal que incluso sueña ya con ganar en los cotos privados del socialismo. Una quimera cada vez más cerca gracias a la colaboración del Gobierno de Coalición y sus pactos con ERC y Bildu, una estrategia que revienta programas, iniciativas y que desangra el ya tocado granero andaluz socialista.