El bloc
Los ancianos de la tribu
"El ostracismo al que el PSOE-A somete a sus padres fundadores es peor que moralmente inaceptable: es un error"
Como por las venas de la viejita, 85 tacazos dentro de unas semanas, fluye sangre hirviente del sur de Italia, fantaseo a menudo con que recupere la “grinta” que siempre tuvo para que responda debidamente cuando algún idiota bienintencionado la tutee con órdenes como “siéntate aquí tranquilita” o se dirija a ella con los nada pertinentes vocativos “cariño” o “abuela”. ¿Cómo reacciona Joe Pesci en “Uno de los nuestros” cuando un capo recién salido de la cárcel le recuerda su pasado de limpiabotas? Le desfigura el rostro a patadas para rematarlo con un cuchillo carnicero y en ese estado sueño, lúbricamente, con que mi madre deje a alguno de ésos que tratan como gilipollas a las personas mayores. Rispetto. Dos de los venerables ancianos de la tribu, Felipe González y Alfonso Guerra, sufren estos días el peor de los maltratos por parte de sus conmilitones: la condescendencia. Al ser irrebatibles sus argumentos contra la amnistía ya cocinada por Pedro Sánchez, María Jesús Montero y sus mariachis recurren al edadismo, esa horrible forma de discriminación, para eludir lo sustancial impostando ternura: “Las cosas de los yayos…”. Las cosas, más bien, de este tiempo infausto en el que ocupan altas magistraturas mindundis a los que, con suerte, se les habría permitido servir los cafés en los consejos de ministros de entonces. Con la pirámide de población cada vez más invertida hacia el envejecimiento, el ostracismo al que el PSOE-A somete a sus padres fundadores es peor que moralmente inaceptable: es un error. Mientras, Juanma Moreno los adopta –José Rodríguez de la Borbolla es uno de sus más entusiastas propagandistas– para consolidar la posición del PP andaluz como partido dinástico. Los añejos estrategas de Alcalá de los Gazules, seguro, no darán crédito ante tamaña torpeza.
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