Entrevista

«La barra libre de Internet se paga con nuestra intimidad»

Jesús Acevedo, abogado y delegado de protección de datos, advierte de que "las cookies no son tan cuquis"

Jesús Acevedo
Jesús AcevedoLa Razón

Jesús Acevedo es abogado y delegado de protección de datos. Nos conmina a preguntarnos si de verdad creemos que Internet es gratis y sí el gatillo fácil a la hora de dar a «Aceptar» a las cookies no tiene consecuencias. Además, confirma lo que todos sabemos: tenemos el espía en casa, tu dispositivo.

No quiero parecer el niño ese que a veces veía muertos. Pero, ¿los móviles nos escuchan?

Nos escuchan, monitorizan y hacen un traje a medida sobre lo que queremos y deseamos, que no es lo que realmente somos y necesitamos. Nos atrapan en un mundo feliz. Por eso, creo que más que ‘El Sexto Sentido’, somos ‘Los Otros’. Estamos ‘muertos’, vendidos, y casi no lo sabemos.

Nos ‘espían’ con nuestro consentimiento.

Las cookies no son tan cuquis. Es un invento maravilloso. Es como ese camarero del bar que al tercer día que vas ya no tienes que pedir café y la tostada, saben cómo lo quieren. Se adaptan a nuestro dispositivo, idioma, nos guarda el carrito de la compra y nos hacen la vida más fácil.

Y también puede hacérnosla imposible.

Exactamente. La barra libre de Internet se paga con nuestra intimidad. El problema viene cuando no nos preguntamos por qué es gratis toda esta «amabilidad». Muchas empresas se creen que por aceptar «cookies» ya pueden hacer lo que quieran con los datos. Y con la misma facilidad que tú las consientes, tienes que poder rechazarlas y siempre saber qué es lo que van a hacer con tus datos.

Preferentemente que no sea como el prospecto de un medicamento.

Las redes prestan un servicio de información, conocimiento y entretenimiento. Y es lícito que haya una relación de «yo gano-tú ganas» como proveedor del servicio. Pero hay que cuidar siempre la transparencia y la ética.

¿En qué sentido?

En el sentido de la elección. Decidir si a cambio de usar una web, red social o dispositivo pueden rastrearte tu geolocalización o recibir una publicidad «ad hoc» de lo que te gusta. O que se garantice el derecho de rectificación, borrar una noticia falsa o si me cambio de sexo que me reconozcan mi nueva situación.

Aún así, no somos muy conscientes de todo el peligro...

Cada vez más pero somos un poco vagos. Lo gratis por internet se paga con nuestros datos personales. De estar concienciados no despacharíamos tan a la ligera las políticas de privacidad; el «gatillo» del «Aceptar» estaría menos flojo.

Sin embargo, nos llega un mensaje sobre una DANA y decimos que nos coartan la libertad.

Es un ejemplo perfecto. No se invade la privacidad de los usuarios de esos dispositivos que reciben el aviso. El mensaje se manda por antenas de telefonía de una zona muy determinada que rebota a todos los dispositivos dentro de su cobertura sin utilizar el número de móvil. Un interés público o la salvaguarda de una vida prevalece a la propia intimidad. Pero no es el caso.

¿Qué me dice de los que han pedido millones de euros al Ayuntamiento de Sevilla por un ciber rescate?

No es la primera vez y no será la última, pasó en Jerez también. El riesgo de que nuestros datos estén en peligro a causa de la falta de inversión en ciberseguridad de las Administraciones Públicas es una causa pendiente en España. Y eso que conlleva desastrosas implicaciones en lo que respecta a la privacidad y en la seguridad de la ciudadanía.

La administración tiene recursos pero a nivel ciudadano, ¿Quién nos protege?

Hay una cosa que deben saber: ejercitar los derechos en protección de datos es gratis. Las empresas disponen, cada vez más, de Delegados de Protección de Datos profesionales. Asesoran a sus responsables y también atienden a los ciudadanos. Las agencias nacionales y autonómicas también están a disposición, pero funcionarían mejor con más recursos.

Y por último, ya que no están vigilando. ¿Qué les diría a los que han escuchado esta entrevista antes de publicarla?

Le mandamos un saludo (risas). Sé que estás ahí, y casi te conozco más que el móvil a mí. Cuando menos te lo esperes recibirás un aviso … o una notificación.