«Ni los más viejos del lugar recuerdan tanto atún rojo»

Una pequeña «levantá» de 12 atunes rojos en la almadraba de Tarifa ha servido para que la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba (OPP-51) complete la cuota (asignada y comprada, un total de 1.300 toneladas) de la temporada 2023.

Campaña que en las próximas semanas se culminará con la leva de las artes de pesca y que, tal y como señala a LA RAZÓN Diego Crespo, gerente de dicha organización, ha deparado «atunes de gran tamaño y calidad excepcional».

Atunes que servirán para cubrir las necesidades del mercado nacional, europeo y japonés hasta que arranque la campaña 2024. «Algo más del 30 por ciento se destinará al mercado nipón y el resto será para el nacional y europeo», explica.

El balance es positivo, si bien la OPP-51 alerta del «extraordinario volumen de atunes rojos» que ha atravesado y «sigue migrando a través del Estrecho de Gibraltar». «Es increíble la cantidad de atunes rojos que hay; mucho más que la pasada campaña». «Según me cuentan los viejos almadraberos y capitanes con una larga trayectoria en las almadrabas», subraya Diego Crespo, «jamás habían visto tal cantidad de ejemplares. Yo no sé si habría que remontarse a la época del Duque de Medina Sidonia (propietario de las almadrabas que iban desde Tarifa hasta la desembocadura del Guadiana en el siglo XVI) para observar tal cantidad».

Lo cierto es que, fruto de este gran volumen de Thunnus Thynnus, las almadrabas de Tarifa, Zahara de los Atunes y Conil de la Frontera se vieron obligadas a soltar ejemplares de sus copos desde casi inicio de campaña, «sobre el 24 o el 25 de abril».

«Es evidente que para nosotros es una alegría constatar el nivel de recuperación que ha alcanzado la especie después del momento tan delicado que pasó, pero en tal volumen puede no ser muy beneficioso para preservar el delicado equilibrio del ecosistema marino». Tanto es así, que Diego Crespo apunta que «podríamos estar ante un escenario preocupante, ya que, si sigue incrementándose a este ritmo año tras año, esto va a adquirir categoría de plaga; no lo sé».

La realidad es que, como ya han apuntando los pescadores de otras artes, la extraordinaria presencia de atunes rojos, uno de los grandes depredadores marinos, puede estar jugando en contra de otras especies (caballas, sardinas, etc.) y flotas. «Esto», aclara, «no solo está ocurriendo aquí, en el entorno del Estrecho de Gibraltar. En el Cantábrico también se están capturando atunes en fechas que no son las acostumbradas».

Con todo ello, tal y como mantiene desde hace años, la OPP-51 considera que sería beneficiosa la ampliación de capturas y, con ella, la recuperación del calado de una de las almadrabas históricas de la costa gaditana, la de Sancti Petri (Chiclana). Almadraba que, pese a contar con licencia desde hace más de una década se dejó en suspenso ante la delicada situación que sufría la especie y la posterior puesta en marcha del Plan de recuperación del atún rojo impulsado por la ICCAT (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico).

Posibilidad que, a priori, se antoja complicada, «salvo», considera, «que se realice un nuevo estudio científico que respalde lo que están constatando almadraberos y capitanes y se apueste por dicha ampliación». Y es que el año pasado la ICCAT acordó un incremento de solo el 10% para 2023; pauta a seguir en los próximos dos años. Cabe recordar que, para esta campaña 2023, la flota pesquera española dispone de una cuota de 6.784 toneladas de captura de atún rojo.

Como consecuencia de la buena situación del atún rojo, la ICCAT adoptó un proceso de gestión con un mecanismo que se basa en un ciclo de 3 años, con un 60 % de probabilidad de que se mantenga el estado del stock.

Así, en global, el Total de Captura Admisible (TAC) se amplió desde las 36.000 toneladas de 2022 a 40.570 toneladas de este año, correspondiéndole a la Unión Europea 21.503 toneladas.