Tribunales
«Caso Faffe»: 47.000 euros por ir «cada 15 días»
El ex director del ente señalado por el enchufismo contrató al ex alcalde de Lebrija para captar fondos al margen del listado del ex consejero Viera
La Guardia Civil, en sus atestados, apunta que la Faffe nació como un «sistema paralelo» de la Consejería de Empleo para beneficiar a empresas afines y burlar los controles, además de para el enchufismo, ya que la Benemérita calculó que de los 1.200 empleados que llegó a tener, alrededor de 200 eran enchufados, como el ex alcalde socialista de Lebrija o el de Montellano. El primero, Antonio Torres, testificó junto al ex director general de la Faffe Antonio Villén ya condenado en otra pieza concerniente al desvío de fondos para pagos en prostíbulos, entre otros delitos. El ex regidor de Lebrija se defendió de la acusación de cobrar sin trabajar. «Eso no se corresponde con la realidad, por Dios santo», señaló al tiempo que justificó su contratación por su currículum. Villén explicó que contrató a Torres como director de Recursos Externos para «buscar recursos debajo de las piedras» y que lo eligió por el «camino más rápido», a dedo, porque durante su mandato en Lebrija «había consolidado una agenda de contactos bastante interesante». Torres dijo que iba «como mínimo cada 15 días». Su sueldo anual era cercano a 47.000 euros.
El «caso Faffe», así como el de los ERE, supuso el epítome a modo de gota malaya que rebosa el vaso de las corruptelas en la etapa socialista. Durante tres décadas y media, en el seno de la Junta se tejió un sistema clientelar en el sacro nombre de la «paz social» y un engranaje de enchufismo que pervirtió hasta la raíz al partido que lideró el autonomismo en Andalucía. En el año 2011 la empresa Airbus donó a la Junta un C212 para la formación de desempleados. El avión quedó relegado en una nave y acabó adornando una rotonda de La Rinconada (Sevilla). Poco después, se desmanteló la Faffe –siglas de Fundación Fondo Andaluz de Formación y Empleo– bajo la sombra de la corrupción, las irregularidades, la falta de transparencia y el nepotismo. El ente existió entre 2003 y 2011, con la Junta bajo mandato socialista, cuando fue disuelto e integrado en el SAE, que absorbió su estructura.
El ex director de la Faffe contestó a todas las partes salvo a la acusación del PP y recordó que a la hora de seleccionar al personal lo primero que recibió fue «una orden» del ex consejero de Empleo José Antonio Viera «que establecía los periodos en que debían incorporarse determinadas personas, con nombres y apellidos». Entre ellos dijo que no estaba el ex alcalde de Lebrija. Villén apuntó a tres modos de entrar en la Faffe: la web del empleado de la fundación, las convocatorias del SAE y anuncios en prensa cuando había «desesperación» por cubrir un determinado puesto. Carmen Ibanco, la mujer del actual líder del PSOE-A, Juan Espadas, señaló en la comisión de investigación del Parlamento que entró en la fundación «en un día» tras enviar su CV después de ver un anuncio en un periódico. Los diputados concluyeron que había un contubernio socialista y que el PSOE utilizaba la Faffe como «agencia de colocación». En el caso de la contratación del ex alcalde de Lebrija hubo una cuarta vía porque era la fórmula más ágil: contratarlo directamente, confirmó a preguntas del abogado de la Junta. «Era muy conocido, por su agenda y su renombre», dijo Villén, elogiando su «admirable trabajo en la Mancomunidad del Bajo Guadalquivir». «Abrieron la llave de lo que entonces era un pequeño caos: los fondos de la UE, los fondos estructurales... Un maremágnum», dijo Fernando Villén.
Antonio Torres, por su parte, defendió que perdió las elecciones previas a su incorporación a la Faffe porque no se presentó. Torres, que gobernó Lebrija 24 años, resaltó que logró «dos millones de euros» para la Fundación y que nunca tuvo un despacho en la sede porque «no era necesario» para «captar recursos». Señaló que pidió tras su contratación que le dejaran hacer lo que sabía, captar fondos, aunque en su primer contrato aparecía como «gestor de recursos municipales» y en su tarjeta de visita estaba identificado como «técnico adjunto a la dirección del área». «Yo usaba mi hotmail, era el correo que conocían mis contactos, y después el gmail», dijo. «Como mínimo iba cada quince días a la sede a dar cuenta de los convenios que conseguía, fundamentalmente al director general técnico. Es verdad que soy intenso. Lo llamaba tantas veces que la secretaria me decía ‘Antonio, hijo, llama mañana’. La Fiscalía decía que me limitaba a poner en contacto a una persona con otra desde mi casa, pero eso no se corresponde con la realidad, por Dios santo», declaró Torres.
"Mi despacho es tuyo"
El ex alcalde de Lebrija señaló que no iba a los comités de dirección de la Faffe porque no le convocaban. «Por eso no fui», señaló encogiéndose de hombros. Según el juez instructor el exalcalde «ni tan siquiera acudía a la sede de la fundación, ni desempeñaba trabajo alguno, aunque se procuró tarjetas de visita o presentación», de forma que «la escasa actividad realizada, limitada a puntuales contactos con algún político o autoridad», la llevó a cabo «siempre» desde su domicilio». «Mi despacho es tuyo», señaló que le dijo Fernando Villén al ex regidor de Lebrija. El fiscal reclamó aclarar por qué la dirección de Recursos Externos no figuraba en el organigrama de organización y Villén dijo que Torres García estaba «asignado directamente a mí». El ex director de la Faffe defendió las ausencias de Torres señalando que por «el tipo de trabajo quedando con gente y consiguiendo recursos, no necesitaba una ubicación permanente». La retribución de Torres era de 46.750 euros anuales. Por su parte, Vox exigió ayer al presidente de la Junta, Juanma Moreno, «reanudar» la comisión de investigación de la Faffe que «tiene adormecida» en el Parlamento.
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