El sentido adiós en Bailén al guardia civil atropellado mortalmente en Asturias

En Bailén, pueblo de labranza, historia y olivos, ante la sepultura se mezclaron la salve con los «quejíos» de dolor de los presentes, conscientes de la pérdida, de que el héroe accidental caído ya sólo tiene pasado y recuerdo, memoria, de los presentes. En el municipio jiennense doblaron las campanas y el dolor partió el cielo. Todos los ojos lloraban el mismo mensaje: «Descanse en paz». Dámaso Guillén, víctima de un atropello por un coche robado en Asturias mientras escoltaba una carrera ciclista, era guardia civil de la Agrupación de Tráfico. Según la Federación de Ciclismo de Asturias, su muerte evitó "una catástrofe mayor. Tras él se encontraba el pelotón "Con su vida, salvó muchas más".

El autor de los hechos, de 28 años, portaba un hacha y acababa de agredir a unos vecinos cuando se cruzó en una prueba de ciclismo júnior arrollando al guardia civil Dámaso Guillén, con nombre y apellido de poetas del 27. El lunes por la mañana se celebró un funeral en la Catedral de San Salvador de Oviedo y el guardia civil fue enterrado este Martes Santo en Bailén. El agente ha recibido la medalla de la Orden de Mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo.

El municipio jiennense protagonizó un multitudinario adiós al Guardia Civil Dámaso Guillén, de 48 años. La Iglesia se llenó de familiares, vecinos y amigos en su tierra natal. Un destacamento de la Guardia Civil trasladó el cuerpo del agente desde el templo hasta el cementerio municipal de San Cristóbal en Bailén, donde recibió cristiana sepultura.

La bandera de España y el tricornio de la Guardia Civil iban junto al féretro, según recogió Efe. A la salida de la Iglesia, los compañeros de Dámaso Guillén cantaron los himnos de la Guardia Civil y "La muerte no es el final". Una salve a la llegada al cementerio y la entrega del tricornio a su viuda. Banderas a media asta en Bailén, que decretó dos días de luto. Crespones negros en el adiós.

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