Entrevista

Jorge Molist: «Juzgar el pasado con ojos del presente es un error»

Su pasión por investigar el Mediterráneo le ha permitido publicar su mejor novela histórica: «El latido del mar»

Jorge Molist posa con su última novela, "El latido del mar"
Jorge Molist posa con su última novela, "El latido del mar"Kiko Hurtado

Enganchar al lector en las primeras páginas y que sienta como sus personajes es «el mayor orgullo para un escritor» como Jorge Molist. Con ‘El latido del mar’ (Planeta), su última novela, lo ha vuelto a lograr.

A sus libros hay que dedicarles tiempo...

Espero que el lector lo note corto a pesar de las 600 páginas.

Está dividido en capítulos cortos, eso ayuda...

Si te quedas dormido entremedias (risas)... no está hecho a propósito. Son como unidades de pensamiento. En algún capítulo se incluyen dos escenas distintas, pero en general acostumbra a ser el desarrollo de una acción en particular. Es mi forma de escribir y de pensar, me sale así.

¿Por qué nos gusta tanto la novela histórica?

Todos deseamos conocer cómo se vivía en tiempos anteriores. En mi caso, he investigado épocas gloriosas para España que se nos han olvidado. Pasan cosas malas todos los días, ¿por qué no recordamos las buenas? Tirant lo Blanc está inspirado en la figura de Roger de Flor, el protagonista de mi novela. ‘El latido del mar’ me gusta particularmente porque es una historia de supervivencia, también de amor y de venganza, cómo no.

Es un personaje marcado por su infancia...

Para no morir en sus circunstancias en esa época debía ser muy hábil. Sobrevivir en la galera fue otro éxito, porque un golpe de mar se tragaba una galera, y la vida era durísima, olían a mierda... Una infancia así crea carácter.

¿Cuánto tiempo le llevó documentarse para esta novela?

Llevo estudiando la historia del Mediterráneo más de diez años. Poner en orden las piezas de esta novela en concreto me ha llevado dos años.

¿Cómo cree que contaremos la guerra de Ucrania?

Juzgar el pasado con ojos del presente es una equivocación. Posiblemente, nuestros sucesores o tataranietos nos juzguen de forma dura. La guerra que estamos viviendo no deja de ser una invasión. Es lo mismo que ocurrió en Sicilia; el padre de Roger sería en ese caso un ucraniano defendiendo la invasión, porque los franceses eran los malos en ese momento. Hasta cierto punto la historia se repite y los sentimientos humanos son los mismos. Lo que no es lo mismo es lo que se considera correcto en cada momento. Ahora no quemamos a la gente en una hoguera. La violación está muy mal vista, pero en aquella época la mujer del vencido era el patrimonio de los vencedores. Espero que el futuro digan: ‘mira que estúpidos eran que se enzarzaban en guerras’.

¿Es más interesante mirar hacia atrás a la hora de escribir que hacia adelante?

Mirar hacia adelante es difícil. No me atrevo mucho a hablar del futuro, solo rezo para que sea mejor que el presente.

¿Sin las emociones de los personajes es imposible enganchar?

Una novela histórica basada solo en la historia es un ensayo con diálogos. Hay que entender la época. Los sentimientos hay que acoplarlos a hace 600 años a cómo sentían entonces... Una vez construyes el personaje dentro de una época, los sentimientos le dan vida.

¿Cómo se documenta sobre una mujer de la que no hay datos?

Las mujeres eran muy ignoradas a no ser que fueran reinas. En realidad el pueblo era ignorado. Hay casos de mujeres que tuvieron que tomar las riendas porque nos les quedó otra opción, es el caso de Blanca, la madre de Roger. Se había quedado viuda, era una gran dama y lo perdió todo; su hijo había sido condenada a muerte y tiene que utilizar su ingenio. Sabes la circunstancia en la que estaba pero la lucha por su hijo no aparece. Mi trabajo ha sido reconstruirlo en base al conocimiento histórico de las costumbres de la época. Ir a la ciudad de Brindisi y conocer por dónde se movieron los personajes. Una de las cosas sorprendentes de la novela es el papel del temple como gran agencia de viajes. La mayor que ha habido en la historia. Querías ir de peregrinaje para limpiar el alma de los pecados y en Tierra Santa te lo curaban. El temple te lo gestionaba todo.

¿Qué representa hoy lo que era el Mediterráneo entonces?

El Mediterráneo era el centro del mundo, era francés y terminó siendo español, por lo menos la parte occidental. Primero con la corona de Aragón y después con los Reyes Católicos y, finalmente, con el Imperio. Quizá ahora el centro del mundo esté en el Pacífico, pero también tenemos dos bloques representados por EEUU y China. A todo se le puede establecer un paralelismo, no acabamos de inventar ahora las pasiones, el odio, la ambición... siempre han estado ahí, sólo se manifiestan de distintas formas. Ahora no quemamos a la gente viva. No había televisión, pero el espectáculo era pasear a los criminales en un carro.

Habla con gran pasión de sus libros. ¿Le da tiempo a reflexionar sobre su carrera?

Esta novela histórica está entre mis dos mejores. La que tuvo más éxito era de un estilo muy distinto. Todo lo que he escrito ahí me apasiona. En otras obras mías la historia estaba muy contada. Siento que me ha salido, y queda mal que lo diga, una novela muy redonda y por ello hablo con entusiasmo.

¿Cómo ve el futuro de nuestros hijos y nietos entre tanta pantalla digital?

El mundo avanza a una velocidad sorprendente. Las nuevas tecnologías van a construir el futuro. Nuestros niños nacen ya con un chip en la cabeza. El ser humano tiene la capacidad innata de adaptarse al entorno, pero tiene sus peligros. Toda esa tecnología se ha basado inicialmente en el entretenimiento. Nuestros niños pueden caer en las redes de los videojuegos, cosa que les aporta poco. Cosas básicas como leer y la comprensión lectora son fundamentales. Yo soy optimista y creo que ha ido mejorando con el tiempo. Se lee bastante. Quiero ser optimista respecto al futuro. La gente que tenga una mejor base en la lectura tendrá más oportunidades que la que use las nuevas tecnologías como entretenimiento. Las nuevas tecnologías tienen otras capacidades culturales de desarrollo del intelecto y hay que saber explotarlas. Es algo positivo, pero tiene su lado oscuro. Los niños necesitan una guía férrea para que no caigan en ese lado oscuro.

Una curiosidad para terminar, ¿’solo’ con tilde o sin tilde?

Yo sigo lo que dice la Real Academia de la Lengua, confío en mis mayores. Cuando era niño me pusieron delante un libro que ponía ‘castellano’; era la gramática y tenía que hacer lo que decía el libro. Escribo lo mejor posible ajustándome a la RAE y si en algo me equivoco, confío en los correctores. Si han rectificado, por algo será, porque tenía una utilidad... maestros tiene la iglesia, pero a veces los maestros meten la pata también.