Política

Un fallo sistémico en la Sanidad andaluza al margen de la inversión

El Presupuesto en Salud casi se ha duplicado desde 2019 y hay menos conciertos que en comunidades socialistas como Cataluña

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, junto al consejero de Sanidad, Presidencia y Emergencias, Antonio Sanz
El presidente de la Junta, Juanma Moreno, junto al consejero de Sanidad, Presidencia y Emergencias, Antonio SanzJunta de Andalucía

Los síntomas apuntan a un fallo sistémico y el tiempo ha demostrado que la patología no se cura «sólo» con dinero. Antonio Sanz será el consejero de Sanidad hasta las elecciones, después se verá. De entrada, se pretende dotar al programa de cribado de más profesionales –que habrá que encontrar– y más dinero, sacado, como dijo el propio presidente, de otras consejerías. Desde que Moreno tomó posesión en enero de 2019 la inversión en Sanidad ha pasado de algo más de 9.800 millones a 15.250 millones, con la previsión para las próximas cuentas de irse por encima de los 16.000. Será cerca del doble, 1,6 veces más dinero que el que asignaba el Gobierno socialista. La inversión, por tanto, pandemia mediante, no ha lucido, aunque sí ha evitado el colapso. La demora en las citas y las intervenciones sigue como asignatura pendiente, aunque se han reducido. El foco está ahora en cuestiones vitales como los retrasos en la comunicación de pruebas dudosas.

Juanma Moreno preside acto de toma de posesión consejeros
Juanma Moreno preside acto de toma de posesión consejerosJulio MunozAgencia EFE

Moreno ha anunciado «cambios profundos» en el SAS pero a medio año de las elecciones no se verá la revolución que se necesita por el coste político, social y sindical que conllevaría. Es el gran melón por abrir del Gobierno popular. Antonio Sanz, experto en emergencias, ha sido llamado para apagar el fuego. «El sistema sanitario público no era sostenible», señaló Moreno, quien también dijo en los primeros debates de su mandato que encontraron «un coche gripado y lo arreglamos para que medio ande». El coche ha pinchado de nuevo, más allá de lo presupuestario, por un problema de deficiente organización, el deterioro de la supervisión de los programas de detección de tumores y la ausencia de centralización. Los gerentes del SAS alertaron a Juanma Moreno y Antonio Sanz sobre los programas informáticos y la necesidad de mejorar los contratos de los profesionales para evitar la fuga de batas. El presidente y el consejero de Sanidad tomaron nota del análisis de la situación por parte de los profesionales del SAS. Los gerentes no reclamaron más infraestructuras, como los hospitales de Cádiz o Málaga, sino que los que ya hay funcionen a pleno rendimiento, citando, por ejemplo, el Muñoz Cariñanos de Sevilla. Hubo críticas a la gestión de consejeros anteriores, más incluso que a la dimitida Rocío Hernández. El deterioro sanitario fue una de las principales causas del fin de los gobiernos socialistas en la Junta, unido al desgaste de más de tres décadas en el Ejecutivo más los casos de corrupción como los ERE o la Faffe. Todo sumó a modo de gota malaya pero el detonante final fue la gestión sanitaria, con las mareas blancas en las calles. Moreno siempre ha sido consciente de ello y ha tratado desde 2019 de dotar de consistencia un sistema sanitario con fortalezas y claros signos de agotamiento. La nueva crisis motivada por los fallos en la comunicación de los cribados de cáncer de mama ponen en juego la mayoría absoluta. La oposición, inoperante y desaparecida hasta la fecha, se ha unido en torno a la crisis sanitaria para desgastar al Gobierno andaluz, en lo que el propio presidente dio en llamar en el Parlamento como una UTE, «Unión Temporal Electoral». Hasta el ex presidente Zapatero, en un acto de apoyo a Montero, ávido «de mítines», se sumó a la oposición: «El PP-A a lo mejor tenía que hablar menos de Puigdemont y dedicarse más a la sanidad pública». «Esto no es un fallo, esto es un colapso sanitario», señaló Montero con Zapatero. La candidata socialista cree que Moreno está «desbordado» y «no sabe qué tiene que hacer». El PSOE defiende que lo que está ocurriendo es fruto del «modelo» del PP, «encaminado a la privatización». La ministra Ana Redondo achacó ayer los retrasos en los cribados a la «apuesta» por la privatización. Montero, como recordó Moreno en pleno, siendo consejera de Salud gastó más de 500 millones en conciertos sanitarios en Andalucía. La externalización es una práctica arraigada en todos los gobiernos. Cataluña, con Illa, dedica a ello el 23% del presupuesto de la Consejería, para abaratar costes. Andalucía externaliza la mitad de la media española y cinco veces menos que Cataluña.

Antonio Sanz, vicepresidente de facto

«Reforzamos cada día la detección precoz, la investigación y la atención integral. Por todas las mujeres valientes, hoy y siempre». Del día del cáncer de mama, primero, a las reuniones en Barbate con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Montero, que es vicepresidenta del Gobierno, ministra de Hacienda y secretaria general del PSOE-A, acusa a Sanz de dedicación «a tiempo parcial». El hombre que coordina los planes de emergencias, tsunamis incluidos, es ya el vicepresidente de facto de la Junta, con más asignaciones que Zarrías o Bendodo en su día. Como interino, abogaba por no correr para buscar un consejero de consenso y que tendría que ser un «supermán». Sanz, que hace años aprendió a dormir sólo entre trayectos, es lo más parecido que tiene Juanma Moreno: «Consejero 24-7».