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Cultura

Llega a Granada la exposición sobre Lorca que triunfó en Nueva York

La muestra cuenta con 30 obras del pintor Enrique Ochoa y uno de los retratos más conocidos del poeta

El retrato más icónico de Lorca lo pintó Enrique Ochoa en 1933 La Razón

De Nueva York a Granada. Un viaje de ida y vuelta que supone un reencuentro con la obra del pintor Enrique Ochoa y su relación con Federico García Lorca. La exposición «Ochoa+Lorca, Plástica Musical», que se inauguró ayer en la Sala Zaida de la Fundación Caja Rural Granada, representa el cierre de un ciclo que comenzó en 2018 en el Instituto Cervantes de Nueva York. Allí, en la ciudad que marcó un punto de inflexión en la obra del escritor universal, se presentó por primera vez esta muestra que pone de manifiesto la relación entre la pintura de Ochoa, la poesía lorquiana y la música.

Organizada por la Fundación Pintor Enrique Ochoa, en colaboración con la Fundación Caja Rural Granada y HLA Grupo Hospitalario, esta muestra gratuita se podrá visitar hasta el dos de mayo y reúne una selección de 30 piezas clave de uno de los grandes pintores del siglo veinte.

Nacido en El Puerto de Santa María en 1891, Ochoa es conocido como el pintor de la música y de la mujer. Vive su niñez y juventud a caballo entre Toledo, Cádiz, Granada y Sevilla. Su entorno y amistades también tienen vínculos con su Andalucía natal. Su círculo, lo componen entre otros, el propio Rubén Darío, Lorca, Picasso, Alberti o Manuel de Falla.

Según el comisario de la muestra, José Estévez, nieto del pintor y presidente de la Fundación Pintor Enrique Ochoa, la exposición «nació con el objetivo de homenajear al pintor Enrique Ochoa y al escritor García Lorca». La elección de Nueva York no fue arbitraria, ya que Lorca vivió allí un periodo decisivo en su producción literaria, que luego plasmó en su obra «Poeta en Nueva York». No obstante, Estévez asegura que la exposición «tenía que llegar a Granada», el lugar, insiste, «dónde debía estar».

La muestra cuenta con importantes obras como «Caras y cemento», una pieza de grandes dimensiones que incluye, según Estévez, «de una manera muy expresionista y diferente a la que había pintado Ochoa al principio de su carrera», elementos del imaginario lorquiano, con la Estatua de la Libertad y la presencia de «casi todos» los literatos de la Generación del 27.

Caras y cemento. Sin fecha. Óleo sobre lienzo. 145x160 cm. Colección Privada MadridM. G.

Sin embargo, entre las obras de la exposición, una destaca especialmente: el retrato de Federico García Lorca pintado por Ochoa en 1933, considerado una de las representaciones más emblemáticas del poeta y reconocida por el público por «haber protagonizado siempre la imagen de los libros de literatura», recuerda Estévez. Este óleo sobre lienzo (74 x 64 cm), perteneciente a la Colección Estévez Téllez, da imagen a la muestra y la portada del catálogo realizado esta ocasión. El nieto del pintor explica que, además, contiene elementos simbólicos en la poesía de Lorca. «Por un lado, la luna, que es un efecto trágico en su poesía; por otro, el color amarillo del pañuelo que porta ese Lorca agitanado también es un elemento trágico en sí mismo, una obra que realiza Ochoa tres años antes de su asesinato», detalla el comisario. Junto a ella, la muestra cuenta con varias interpretaciones del «Romancero Gitano», una de las obras más representativas del universo lorquiano.

cartel de la exposición OCHOA + LORCALR

Otro de los ejes de la muestra es la representación de la mujer, un tema recurrente en la obra de Ochoa desde sus primeras incursiones en el modernismo. Como señala Estévez, «Ochoa se hizo famoso a principios del siglo XX pintando a mujeres» en pleno esplendor del Art Decó, por lo que, añade, «no queríamos hacer la exposición sin hacer un guiño a las mujeres andaluzas del pintor».

Por otro lado, esta versión de la exposición introduce una importante novedad respecto a su itinerancia neoyorquina: la inclusión de la «Trilogía de la Guerra Civil», un conjunto de tres piezas inéditas que dialogan con la memoria histórica y que, en palabras del comisario, «está íntimamente relacionada a Lorca, ya que fue otra de las víctimas de la Guerra Civil».

Pero hay más. Ochoa también fue el gran ilustrador de las «Obras completas» de Rubén Darío, al que dedicó una parte importante de su producción artística. En esta exposición, junto a las pinturas, se pueden ver algunas de esas ilustraciones que el pintor portuense realizó para unas colecciones que se publicaron de forma póstuma.

La muestra, además, busca reivindicar el legado artístico de Ochoa, cuya producción abarca «más de 3.000 piezas» de distintos formatos. Aunque en Granada se exhiben únicamente 30 obras, estas son las más representativas en óleo relacionadas tanto con la música como con la poesía.

En opinión de Estévez, «Ochoa ha dejado un importante legado en nuestro país y ha pasado a la historia del arte como uno de los grandes ilustradores y pintores del siglo XX, un innovador y un precursor de las tendencias gestualistas de final de siglo». Su inmensa creatividad , afirma, «sigue aún hoy siendo redescubierta en su Andalucía natal».

Siete años más tarde, después de retrasarse por la pandemia y la complejidad de reunir obras de varias colecciones, así como por la dificultad que entraña organizar una muestra de esta envergadura, la ciudad que vio nacer a Lorca merecía este reencuentro con su propia historia, con la reinterpretación plástica de su poesía y con el artista que lo retrató de manera icónica en 1933 y otras tantas veces.