Cultura

La mirada sin prejuicios de Imogen Cunningham llega al Museo Carmen Thyssen Málaga

La nueva exposición temporal permanecerá abierta hasta el 19 de enero de 2025

Una mujer visita la exposición temporal "Imogen Cunnigham Esencias" inaugurada este jueves en el Museo Carmen Thyssen Málaga. La muestra permanecerá abierta desde hoy 24 de octubre hasta el 19 de enero de 2025
Una mujer visita la exposición temporal "Imogen Cunnigham Esencias" inaugurada este jueves en el Museo Carmen Thyssen Málaga. La muestra permanecerá abierta desde hoy 24 de octubre hasta el 19 de enero de 2025 EFE/ Jorge Zapata

Criticada, transgresora, influencia fundamental para otros fotógrafos y poco valorada en España. Desde luego, Imogen Cunningham (1883-1976) reúne todos los ingredientes para hacernos pensar que tenemos que descubrir su obra. Considerada la primera mujer en firmar fotografías de desnudos masculinos, en la nueva exposición que acoge el Museo Carmen Thyssen Málaga, la artista estadounidense dialoga a la perfección entre el mundo vegetal y el cuerpo humano a través de una técnica depurada, muy pulcra, lírica y armónica, casi “helenística”.

Así lo han explicado hoy, durante la inauguración de la muestra “Imogen Cunningham. Esencias”, Susana Lloret, vicepresidenta de la Fundació Per Amor a l’Art, e impulsora de la Colección José Luis Soler Vila; Lourdes Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga; y Javier Ferrer, gerente del museo.

La Sala Noble del museo acoge por primera vez la colección al completo de José Luis Soler, que se podrá visitar hasta el 19 de enero de 2025. Nunca antes las 29 fotografías habían sido expuestas juntas y sin la interacción con obras de otros autores. Y es ahí donde reside la importancia de esta muestra, una oportunidad simpar para conocer el proceso creativo de una fotógrafa única que marcó desde muy joven un nuevo camino en el ámbito artístico y también para las mujeres fotógrafas de la época.

La exposición comienza con un desnudo de su marido, Roi Partridge, que da paso a un diálogo entre esta temática y su manera de entender la naturaleza. El objetivo, en palabras de la propia Imogen Cunningham, es mostrar “ese placer estético que surge de encontrar la belleza en las cosas más comunes”. Dos mundos aparentemente inconexos se dan de la mano a través de “una mirada que, por un lado, otorga a las fotografías de vegetales ciertos matices humanos como la voluptuosidad o la sensualidad y, por otro, se apoya en la geometrización del cuerpo humano, de manera que al final termina confluyendo en un sentido de estética muy helénico”, explica la directora artística.

"Brote de Magnolia", una de las fotografías presentes en la nueva exposición
"Brote de Magnolia", una de las fotografías presentes en la nueva exposiciónLa Razón

En este sentido, la búsqueda de la calidad en la impresión fue otra de las preocupaciones de Cunningham. Para ello, recurrió a las platinotipias o impresiones al platino, una compleja técnica de positivado que garantizaba una gran calidad de los trabajos gráficos, que conoció de joven y a la que dedicó su posgrado en la Technische Hochschule de Dresde entre 1909 y 1910.

Para Moreno, esta muestra toma especial relevancia porque “se trata de una fotógrafa fundamental, bastante desconocida en nuestro país, que tiene una lírica hermosa y que supo unir la ciencia con el arte”. Interesada por la fotografía desde joven, también estudió química en la Universidad de Washington, lo que le proporcionó la capacidad de apreciar en la botánica aquello que es imperceptible para los demás. “Imogen Cunningham no buscaba manipular la flor que en ese momento estaba fotografiando. Era capaz de ver lo que nosotros vemos una vez que está hecho”, añade Lloret.

"Cuando recibió críticas por esos desnudos masculinos, le resbalaron"

Asimismo, no se puede entender su obra sin conocer sus circunstancias. La fotógrafa tuvo que lidiar con una sociedad machista que no siempre aprobó que realizara desnudos masculinos y con el rol de la mujer de la época. Eso la llevó, en cierta manera, a intensificar su creatividad con su entorno más cercano. Durante la crianza de sus hijos, la naturaleza le sirvió de lienzo, una época en lo que no pudo viajar. Después, aceptar un trabajo para Vanity Fair le costó el divorcio, pero –educada en el seno de una familia humilde que le apoyó desde sus inicios sin prejuicios– esa circunstancia no impidió que se convierta en una de las fotógrafas más relevantes del siglo XX. Lloret, que también es psicóloga, tiene claro que “lo que ayudó a su creatividad fue el apoyo de sus padres, tanto económico en lo que respecta a su formación como cuando le hicieron un cuarto oscuro para que pudiera trabajar con sus fotografías”. Por estos motivos, "cuando recibió críticas por esos desnudos masculinos, le resbalaron", insiste la coleccionista.

Exposición “Imogen Cunningham. Esencias”
Exposición “Imogen Cunningham. Esencias”La Razón

Además, la Lloret ha añadido que esta muestra deja a los visitantes “la posibilidad de apreciar la influencia que recibió de grandes fotógrafos como Gertrude Kasebier o Karl Blossfeldt y la que ejerció sobre otros como Francesca Woodman o Robert Mapplethorpe”.

La personalidad y la búsqueda creativa de Imogen Cunningham quedan patentes en esta muestra, que supone la segunda colaboración del museo con la Fundació Per Amor a l’Art, que custodia la Colección José Luis Soler Vila. En efecto, Cunningham fue pionera en la mirada femenina sobre el cuerpo desnudo, tanto de mujeres como de hombres, inédita y transgresora en su tiempo.