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Opinión I Méritos e infamias

Pinchazo de Urtasun

Lo que lo tiene preocupado no son los morlacos, sino la embestida final al proyecto de Sumar que le pueden dar los resultados de las elecciones catalanas

Ernest Urtasun, durante una rueda de prensa Fernando Sánchez Europa Press

El ministro de Cultura se ha colocado a porta gayola para que el toro le pase por encima como si fuera uno de esos antiguos ferrobuses. ¡Qué valor meterse en esta faena! No tiene mérito ninguno, la verdad, porque al señor Ernest Urtasun lo que lo tiene preocupado no son los morlacos que esperan en los chiqueros de las plazas, sino la embestida final al proyecto de Sumar que le pueden dar los resultados de las próximas elecciones catalanas. Pero la campañita, una más de las orquestadas desde el Gobierno, ha pinchado en hueso porque al hombre le han fallado las formas y la «capacidad» para hacerse, al menos, entender entre los españoles por los que dice hablar: La «mayoría», del «mí» egoísta al «suyos» radical. Es decir, que sin datos en la mano que sustenten esa «mayoría», al ministro le queda poca credibilidad porque las matemáticas imaginativas sencillamente no existen.

Tampoco creo que el mundo de los toros celebre sus mejores años ni que el número de aficionados crezca con cada generación, pero sí es cierto que durante la última década los taurinos han sabido quitarse el «polvo de la dehesa» (perdón por el lugar común), para buscar otras claves más profundas que vinieran más a explicar que a justificar una fiesta, la de las corridas, cuyos códigos no son sencillos ni fáciles de entender para profanos y ajenos.

Otra cosa, quizás distinta pero no ajena, sea el ir a los toros como actividad social y lúdica, como quien va al fútbol. La torpeza del ministro catalán eliminando el Premio Nacional de Tauromaquia, como si con eso acabara con una tradición de siglos, se cimenta además en el frágil discurso que no tiene la valentía ante tradiciones taurinas que generan un rechazo mayor, pero muy populares en Cataluña, como los «correbous» y los toros embolados, blindados por el Parlament desde 2010. En esa plaza Urtasun no torea.

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