Méritos e infamias
¡Que viene Susana!
A Espadas le tiemblan ya las tibias y hay quiénes te lanzan mensajitos del tipo «es que no lo está haciendo bien»
A Juan Espadas, al pobre, no le sale ni una derecha. Madre mía qué mala suerte la de este hombre que desde el «Juanmazo» no levanta cabeza, una detrás de otra. Ahora a ponerse vender el PSOE de pueblo en pueblo con la sonrisita de Sánchez en el cogote pegada. Sí, esa que le sale cuando se monta en el Falcón para ir de Sevilla a Málaga después de asistir a los Goya, la misma que se le pone cuando hace el ridículo en Marruecos y el rey moro se queda en Gabón. Una mueca que no quiere decir nada pero que deja claro todo. Y Espadas tiene que contarle a los paisanos las bondades del partido del de la sonrisita con la barriga llena de sapos. Que ya no le caben más al pobre hombre. Para colmo, en Sevilla Don Antonio reina y tiene a la gente de su lado, sobre todo porque nadie se acuerda ya del anterior alcalde.
Qué tino, en este «lacrimarum valle», le aparece por el horizonte Susana Díaz polvorienta, maltrecha, pero con el relumbrón. Como esos malos de las películas de los «comboi» que todo el pueblo pensaba que lo habían ahorcado, con ese escalofrío del renacido, que vuelve a vengarse. Con esas, llegó Susana para romper cualquier previsión y lanzar su primer mensaje a los andaluces: «El PSOE es mi familia». No lo sabíamos, no se nos había pasado por la cabeza, con el mundo que había recorrido ella, con lo versátil de su trayectoria profesional. Impresionante.
A Espadas le tiemblan ya las tibias porque sabe que le tienen ganas en el cortijito de San Vicente, donde ya esperan que se la pegue en mayo para darle el paseíllo. Y quiénes afilan los cuchillos, quiénes conspiran y te lanzan mensajitos del tipo «es que Juan no lo está haciendo bien». Pues la eterna corte socialista, ahora relegada, que reza porque vuelva el «susanato» para volver a mandar.
Atentos, ojo, que Antonio Sanz le ha dado caña a Susana Díaz con lo del Centra esta semana, y ese no se equivoca cuando pone y ajusta la mirilla del rifle, no malgasta una bala.
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