Entrevista

Rafael Tarradas: «La historia se repite por nuestra mala memoria»

Advierte en «La Voz de los Valientes» sobre nuestra amnesia devoradora, capaz de olvidar rápidamente cosas horribles

Rafael Tarradas
Rafael TarradasLupe Vallina

La última novela de Rafael Estrada retrata «La Voz de los Valientes» (Espasa) con testimonio de luz en el siglo de las tinieblas. Y es que rara vez recordamos el mal sufrido antes que se repita.

Que ganas tenía de entrevistarle para quitarme al menos una pregunta de la cabeza ¿Tiene límites la maldad humana o todavía puede sorprendernos más?

Creo mucho en la bondad humana, somos buenos por naturaleza. Pero hay casos donde no puedes creer que se haya llegado a tal grado de maldad. Normalmente, comienza cuando abandonas el sentimiento de empatía por el otro. Como en las guerras, que se deshumaniza al que tienes delante para pegarle un tiro. Si supiesen los nombres y apellidos del enemigo quizás no eres capaz de disparar.

Afortunadamente hay gente dispuesta a morir en nombre del bien. No se puede iluminar la oscuridad con más oscuridad.

La oscuridad se ilumina con luz, el mal te deja o te arrastra a las tinieblas. La venganza no te lleva a ningún lado. Hay que serenarse y pensar cómo revertir la situación con el arma de la bondad. Hombre y mujeres en la Europa de los nazis así lo hicieron, y por eso dejo testigo de «La Voz de los Valientes».

Lo de la «montería de judíos» con puntos para el mejor cazador roza lo inenarrable.

Pues más o menos pasó como lo cuento. Cuando la guerra ya estaba decidida un aristócrata bávaro casado con una española organizó una cena cuyo postre fue una matanza de judíos apresados previamente en un sótano. Y no recibió castigo por ellos, vivieron felices en Ginebra. La II Guerra Mundial es un periodo muy oscuro.

Se dice que hay que conocer la historia para no repetirla. ¿Qué papel juega la literatura y el periodismo en este compromiso?

Intento trasladar al lector a un contexto determinado, que piense todo el rato sobre qué haría en esa situación. El periodismo orienta más hacia el colectivo. Hace una criba entre propaganda y realidad, eliminando medias verdades. Si la ciudadanía hubiese sabido que con la excusa de acabar con el comunismo aniquilaban a las minorías la opinión respecto a los nazis seguramente habría sido otra.

Menos mal que también hubo algunos hombres y mujeres de luz en el siglo de las tinieblas.

El nazismo fue un movimiento europeo, no solo alemán. Por ejemplo, el colaboracionismo en Francia fue feroz. Mucha gente de deslumbró con el poderío nazi y se dejaron seducir por Hitler. Afortunadamente también hubo una resistencia muy valiente.

Incluye en su novela el papel de una minoría de la iglesia católica en defensa de los judíos.

Diferencio en la «batalla» a la alta jerarquía y el Vaticano, y aquellos clérigos que superaron el miedo ante tanta injusticia. La organización mastodóntica y milenaria frente a una serie de valientes «paseeur» que ayudaron a pasar a tanta gente. Una labor silenciosa, de los curas que estaban en el territorio español solo hemos sabido de su labor hasta que murieron. Décadas después todavía tenían miedo a represalias.

También el papel de los espías y la inteligencia, que existe todavía, aunque no lo veamos.

Existen y existirán hasta el final de los tiempos. Pasan muchas más cosas de las que nos enteramos. El mundo es más frágil de lo que pensamos. Estamos en la burbuja de España, donde casi nunca pasa nada, pero fuera de aquí es diferente. Mantener esa felicidad casi irreal es trabajo de mucha gente.

Aún así parece que nos aprendemos. Después de Hitler algunos se quedaron 40 años, Iberoamérica tomó el relevo del horror, conocimos la carnicería soviética … y ahora Putin.

A nosotros nos juzgará nuestros hijos, y muy probablemente nos pondrá colorados. Tenemos una amnesia devoradora, somos muy capaces de olvidar rápidamente cosas horribles. Rara vez recordamos el mal sufrido antes que se repita. La historia se repite por nuestra mala memoria.