Sucesos

Doce años del crimen del Tiro de Línea de Sevilla

El 30 de agosto de 2010 la norteamericana Laura Cerna fue descuartizada por “el monstruo” Antonio Gordillo, que fue condenado a 19 años de cárcel

El descuartizador en los Juzgados. Foto: Manuel Olmedo
El descuartizador en los Juzgados. Foto: Manuel OlmedoManuel OlmedoLa Razón

Esa noche Laura Cerna tomó unas copas con su hijo Michael y con Elena, la novia de éste. Se marchó en bicicleta y, antes de pasar por su casa, paró en un bar. Posiblemente, ya había hablado alguna vez con el camarero. Quizás, no. Sea como fuere, Laura, una mujer extraordinariamente extrovertida fue al domicilio de Antonio Gordillo… y acabó descuartizada en el río. Hoy se cumplen doce años del crimen del Tiro de Línea.

Gordillo, «el monstruo», como le llama la familia de la víctima, fue condenado a 19 años. “¡Feria!”, clamó Tomas Cerna, el hermano de Laura, al conocer la reducción de la condena pese a recurrir a instancias superiores para tratar de evitarlo. La familia nunca entendió que el asesino vaya a pasar menos de 25 años en prisión, más cuando en EE UU podría ser condenado a cadena perpetua.

Sandra Cerna, la madre de Laura, la profesora norteamericana que fue asesinada en Sevilla en agosto de 2010. EFE/Juan Ferreras
Sandra Cerna, la madre de Laura, la profesora norteamericana que fue asesinada en Sevilla en agosto de 2010. EFE/Juan FerrerasJuan FerrerasAgencia EFE

La profesora norteamericana tenía 49 años cuando murió. El 26 de agosto de 2010 fue la última vez que Sandra Cerna habló con su hija. En los siguientes intentos, a partir del día 29, saltaba el buzón de voz. Michael le dijo que había desaparecido.

Durante los días del juicio, Tomas Cerna era un hombre dolido por la muerte de su hermana Laura e indignado por la condena que la Justicia española impuso al hombre que la asesinó y descuartizó. Durante el proceso, la familia recordó que el encartado contaba con antecedentes e, incluso, una condena anterior por cortar de un bocado un trozo de dedo a otra persona en una pelea en Cádiz, por lo que entendían que debía estar en prisión o vigilado por la Justicia cuando sucedió el crimen.

Laura Cerna
Laura CernaLa RazónLa Razón

En declaraciones a LA RAZÓN, Sandra Cerna subrayó en su día que «no quisiera que se pensara que le guardo rencor a Sevilla. Al contrario, será siempre la ciudad que mi hija amaba y donde fue feliz, donde recibimos tantos gestos de cariño y bondad de su ciudadanos». La madre de la víctima explicó que regresó de la ciudad, tras el juicio, «triste y decepcionada». «Triste porque siento que no pudimos conseguir una justicia completa con el veredicto», señaló entonces. «Las resoluciones del Jurado no reflejaron el deliberado ensañamiento, evidente, en la malvada conducta del asesino Antonio Gordillo Sala. La evidencia de ensañamiento fue apoyada, no sólo por forenses, sino también por testimonio sobre el carácter violento y abusivo de este monstruo», declaró.

El asesinato del Tiro de Línea
El asesinato del Tiro de LíneaLa RazónLa Razón

«Decepcionada por un sistema legal que protege más al criminal e ignora los derechos de las víctimas. En toda mi larga experiencia profesional, jamás he visto un procedimiento de juicio, en un caso criminal, donde se le permite al acusado dar rienda a sus declaraciones autoexculpatorias, sin tener la obligación de responder a las preguntas, ni enfrentarse a las relevantes contradicciones en su declaración», explicó entonces. «Decepcionada por leyes que ni siquiera condenan la barbaridad cometida por ese monstruo con el cuerpo de nuestra hija. El último atropello posible a la dignidad humana se ignora en su Código Penal con la excusa de que la mutilación no fue hecha para ‘humillar a la víctima’ sino simplemente para ocultar el crimen y la culpabilidad del asesino», dijo. «Es imposible comprender y aceptar el porqué de una Ley que ignora la horrible angustia de un hijo, unos padres, una familia, que, de alguna manera, tienen que seguir viviendo con la memoria de que el cuerpo de su ser querido fue destrozado y despojado como basura, para provecho del asesino. ¡Y para esto no hay castigo!».

La familia, aseguró , se sintió «ultrajada» por la decisión del magistrado, que «no sólo ignoró esa «darle un premio a Antonio Gordillo»: «una rebaja de un año completo» por lo que describen como «colaboración con la Justicia». «Fue muy evidente que el asesino no colaboró voluntariamente. No fue hasta seis días después de que mató a Laura, y cuando lo tenían acorralado con toda la evidencia forense y el testimonio del amigo que lo entregó a la Policía; fue sólo entonces cuando señaló el lugar donde tiró su cuerpo al río, con la esperanza de que las aguas del Guadalquivir ya se hubiesen llevado la macabra evidencia», indicaba Sandra Cerna.

La familia relacionó el caso con el de Marta del Castillo. Se «manda un mensaje a futuros asesinos: no escondas el cuerpo y te daremos un regalo de rebaja de condena». El hermano de la víctima escribió en LA RAZÓN que “estaremos siempre en deuda con aquéllos que nos han apoyado en este tiempo de necesidad y siempre desaprobaremos el sistema judicial que permite que Antonio Gordillo un día no muy lejano esté libre”.

Familiares de Laura Cerna con la imagen de su hija frente a la Audiencia de Sevilla. Foto: Manuel Olmedo
Familiares de Laura Cerna con la imagen de su hija frente a la Audiencia de Sevilla. Foto: Manuel OlmedoManuel OlmedoLa Razón

Según la Fiscalía, los hechos tuvieron lugar la madrugada del 30 de agosto de 2010. La víctima se dirigió al Porvenir para tomar una copa. Allí «contactó» con el camarero Antonio Gordillo, de 30 años. Ambos se dirigieron al domicilio del acusado, en el Tiro de Línea. Bebieron, discutieron y en el transcurso de la disputa Gordillo le propinó «fuertes» golpes hasta que Laura Cerna cayó al suelo. «Posiblemente inconsciente», ya que «no presenta lesiones de defensa», el encartado le propinó tres cuchilladas y arrastró el cuerpo hacia la bañera. Cogió una maleta para deshacerse de la víctima, desnuda, «pero como no cabe en la maleta le corta la cabeza y el brazo derecho», que metió en una bolsa de basura que guardó en una mochila. Limpió la casa. A las 16:00 del 31 de agosto, cargó la maleta con parte del cuerpo en el coche que le prestó una amiga y lo tiró en el río. Volvió a su casa, se cambió y se marchó a Chipiona, donde se deshizo de los utensilios de limpieza. De vuelta al Tiro de Línea, cogió la bolsa y fue a pie al Guadalquivir.

Familiares de Laura Cerna. Foto: Manuel Olmedo
Familiares de Laura Cerna. Foto: Manuel OlmedoManuel OlmedoLa Razón

Gordillo reconoció que descuartizó el cuerpo y lo arrojó al río. Dijo que Cerna, tras la negativa del camarero a mantener sexo, se cortó el cuello. Se deshizo del cuerpo porque le entró «una locura». «Si hubiera hecho eso es que me he convertido en un monstruo». Precisamente, la familia de Laura siempre se refirió a Gordillo con ese término. Durante sus conclusiones, el fiscal lo subrayó: “El mal existe y es este hombre”.