Sociedad

Marta del Castillo: 15 años de «pena perpetua»

El clonado del móvil del asesino confeso aporta seis nuevas localizaciones no concluyentes, selfis y mensajes con la que fuera su novia

El 8 de mayo de 2030, el asesino confeso de Marta del Castillo estará fuera de prisión pero hasta 2043, en base a la sentencia, Miguel Carcaño no podrá estar en Sevilla, donde residen los padres y hermanas de la víctima. Faltan seis años para la libertad del condenado y han pasado 15 del crimen. «Llevo una pala y un traje de agua en el coche. Sigo buscando y ojalá la encuentre», señaló Antonio del Castillo. «A nosotros sí nos han condenado a una pena perpetua», preludiaba el padre de Marta a los pocos meses de la desaparición. La habitación –refugio para su madre, Eva Casanueva, durante meses– se ha mantenido intacta, como la dejó la joven de, entonces, 17 años aquel 24 de enero de 2009, el día que quedó con Miguel para «aclarar unas cosas». La familia, que cada noche deja una luz encendida como un faro de esperanza, ha convocado hoy a una concentración en los juzgados.

Marta cumpliría 32 años el 19 de julio. Su madre mantiene que «en la cárcel debería haber otra persona», en clara alusión al hermano de Carcaño. Define estos años como de «angustia plena» y ha perdido totalmente la fe en la justicia. «Es mejor ser herido por la verdad, que ser consolado por la mentira», tiene como máxima Antonio del Castillo. «Si me dicen dónde está mi hija, hasta dejaría de preocuparme lo que les pase a los implicados», indicó Del Castillo. Tres lustros después del crimen, la investigación ha dado un nuevo varapalo a la familia. Tras años luchando para que se indagara en el teléfono de Carcaño, los resultados son escasamente concluyentes y el juez descartó desde el inicio indagar en los terminales del resto de implicados: Javier Delgado, hermano de Miguel; de su novia, María García; y de los amigos de Carcaño Samuel Benítez y Javier García Marín, alias «el Cuco». Las esperanzas de encontrar a Marta vuelven a estar en manos de su asesino confeso, descrito por los informes psicológicos, por la Fiscalía y por su propia abogada defensora como un «mentiroso compulsivo», un «narcisista» y un «psicópata de manual». Miguel Carcaño no ha dado menos de siete versiones del crimen, más aún si se tienen en cuenta diferentes matices en las mismas. La última fue que a la joven sevillana la mató Javier Delgado tras una discusión entre los hermanos por un tema de deudas con el piso de León XIII, el escenario del crimen que en un arrebato de desesperación llegaron a comprar los padres de Marta años después del crimen para ofrecérselo al propio Carcaño a cambio de la verdad. La primera versión, según la que fuera abogada defensora de Carcaño, es la «más creíble»: mató a Marta tras una discusión de un golpe con un cenicero y con ayuda de terceros –Samuel y «el Cuco» en las primeras testificales ante la Policía reconocieron los hechos– tiró el cuerpo al río Guadalquivir. El fiscal considera también que la confesión de violación de Miguel también fue real. La sentencia del «caso Marta» dice, literalmente, que Carcaño mató a Marta «de una hipérbole», en referencia «al golpe sorpresivo propinado con la mano derecha» y a la trayectoria de la agresión «de atrás hacia delante y de arriba y abajo» que «impactó en la sien izquierda de la menor», según la primera reconstrucción.

El Motorola U9 intervenido señala seis nuevos posicionamientos: en Dos Hermanas y en la zona norte de Sevilla capital (junto al cementerio de San Fernando y el asentamiento chabolista de El Vacie) pero no se puede confirmar el día y hora de las localizaciones. Fuentes del caso apuntan que hay escasas expectativas con los nuevos datos para localizar el cuerpo.

También se han recuperado fotos eliminadas del terminal de Carcaño y mensajes con la que fuera su pareja cuando se cometió el crimen: la joven de Camas que era menor entonces y con la que convivía en casa de sus padres en la barriada de Caño Ronco. Hay dos selfis de Miguel enseñando un piercing en la lengua, eliminados el día previo al crimen: el 23 de enero de 2009 a las 14:35. Otras fotos son del 14 de enero de ese año y aparecen Miguel y la entonces menor. En cuanto a los mensajes, el 9 de febrero, cuatro días antes de ser detenido, Miguel le señala a su novia: «Eres el sol que me alumbra cada mañana y me hace seguir adelante». «Estos momentos tan difíciles se sobrellevan más fácil», envió también a «Gorda Nuevo», escrito con b en sus contactos. El 10 de febrero de 2009 la novia escribió que le «echaba muchísimo de menos» y «nunca me voy a arrepentir del día del Carrefour». «Cada día te amo más, gordo. Tus besos me dan fuerza y tus abrazos me hacen sentir que me amas. Te necesito», se lee. El 10 de febrero, menciona: «Llama a mamá luego y dile que si mañana puedes venir porque, como ayer fue esta gente al punto cero, no sé si podrás venir». En otro SMS indica: «Te amo, gordito. Muchos muchos besos, y que sepas que me debes una».

El perito resalta entre los mensajes recibidos uno del día previo al crimen «sobre una deuda en el pago de la línea telefónica, cuando dicha tarjeta SIM es de prepago y no de línea de contrato». Según el informe, al ser un terminal con tarjeta prepago, existe la posibilidad de que otra tarjeta SIM se utilizara en el terminal. En cualquier caso, Miguel no tenía menos de tres números en aquella fecha. El denominado en la sentencia de la jurisdicción de adultos como «apagón de los móviles» supuso uno de los principales escollos de la investigación. Los implicados tenían sus teléfonos apagados: entre las 21:30 y las 23:30 del 24 de enero y, posteriormente, entre las 1:30 y las 4:00 de la madrugada del día 25. En las diligencias de 2009, se utilizaron las antenas de los móviles para localizar las llamadas efectuadas por los implicados, lo que, unido al «apagón» de los teléfonos, dificultó el conocimiento de la ubicación exacta de los acusados. En el juicio, sólo fue condenado Carcaño y, por la vía de menores, «El Cuco». La familia de Marta habla abiertamente de «una mano negra» relacionada con la entonces pareja del hermano de Carcaño para explicar las lagunas del caso.

En las primeras semanas de la búsqueda, Antonio del Castillo manifestó que su principal temor era que el cuerpo de su hija no apareciera y «dentro de muchos años sea hallado por una viejecita paseando a su perro». En estos años, el padre de Marta apenas ha soñado un par de veces con su hija: «Veía una portada de un periódico que decía que había aparecido». La luz de la cocina sigue encendida.