Entrevista
"Subo escaleras por los que bajan al abismo del cáncer"
El nuevo reto del deportista solidario Abel Mansilla le llevará a bajar y subir los escalones del Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda durante 24 en beneficio a la lucha contra esta enfermedad
El deportista extremeño Abel Mansilla (Villanueva de la Serena, 1984) afronta su sexto reto solidario subiendo y bajando durante 24 horas los escalones del Hotel Guadalquivir de Sanlúcar de Barrameda. Antes completó, entre otros objetivos, la Ruta de Montaña de los Pueblos Blancos de la Provincia de Cádiz durante 24 horas o subir y bajar durante 12 horas el Faro de Chipiona. Su propósito es recaudar fondos para la Asociación Española Contra el Cáncer. Ya se está preparando para completar el día 17 de octubre una prueba muy exigente. Una conversación con Abel Mansilla es un viaje al fondo del alma; la pérdida, la resistencia, la fe en la gente y la huella invisible del esfuerzo.
La vida te pone a prueba ante la muerte por cáncer de una persona cercana. ¿Cómo se convierte la pérdida en una causa y el sufrimiento en energía para los demás?
Yo ya hacía retos personales como deportista, me autorretaba. Pero cuando falleció esa persona tan cercana se me encendió una bombilla: ¿Por qué no hacerlo por una causa que realmente lo merezca? Me acerqué a la asociación local de Sanlúcar y propuse convertir esos retos en una forma de recaudar fondos para ayudar a enfermos y familiares. Ver que sirve, que el dinero llega, que tiene un impacto real… es lo que me motiva a seguir y a plantearme retos más duros cada vez.
Este sexto reto te lleva a subir y bajar escaleras durante 24 horas. ¿Qué representa para ti esa repetición, ese esfuerzo cíclico?
Cada escalón representa el esfuerzo de quienes luchan contra esta enfermedad. Subir y bajar sin descanso es como el ciclo diario de una persona con cáncer, un combate continuo. En el último reto, en Chipiona, me llamó una persona enferma a mitad de la noche. Yo estaba tocado físicamente. Esa llamada fue un subidón. Ahí le encontré sentido a todo, subir escaleras por los que bajan al abismo del cáncer.
Vivimos rodeados de casos de cáncer. Y, sin embargo, hace falta que alguien como tú suba y baje escaleras durante 24 horas para recaudar fondos. ¿No es paradójico que para una causa tan universal tengamos que recurrir al esfuerzo individual extremo? ¿Sientes a veces que la administración es, precisamente, el escalón más alto?
Totalmente. Y no soy el único que lo piensa. Muchos deportistas anónimos hacemos este tipo de retos porque sentimos que no se está haciendo lo suficiente desde las instituciones. El cáncer lleva muchos años entre nosotros. Se ha avanzado, sí, pero ¿por qué no hay una cura definitiva? El Covid tuvo vacuna en meses. La diferencia es la voluntad. Si no se quiere desde arriba, por mucho que quieran los médicos, no pueden. Les faltan medios. Y si no hay recursos, no hay avances. Así de claro.
El nombre del grupo que te acompaña se llama «Pisadas Infinitas». ¿Qué significa para ti esa metáfora?
Llevo corriendo desde los seis años, siempre dejando huella. Y mientras las piernas me respondan, seguiré haciéndolo. Mis pisadas serán infinitas mientras haya causas que lo merezcan. No lo hago por darme a conocer, lo hago porque me sale del corazón. Hasta que el cuerpo diga basta, seguiré caminando, corriendo o subiendo escaleras por los demás. Además, te adelanto que Pisadas Infinitas es el título del libro que estoy escribiendo.
¿Es una manera de decir que el esfuerzo no se pierde, que deja huella incluso cuando no se ve?
Exacto. El día que ya no esté en este mundo, quiero que esto continúe. Soy creyente, y creo que hay algo más allá. Pero mientras esté aquí, quiero dejar un legado. Por eso escribo, para que lo que hago no se pierda con el tiempo. Ojalá esos libros sirvan para inspirar, para seguir ayudando, para que las pisadas de hoy sigan marcando el camino mañana, aunque no se vean.
¿Tienes ya en mente próximos retos? ¿Hacia dónde quieres llevar esta causa?
Recorrer los siete emiratos árabes corriendo y caminando en cinco o seis días. Para poder hacerlo necesitamos apoyo. Aprovecho para lanzar un mensaje a una marca o patrocinador que quiera sumarse a este camino infinito. Juntos se pueden hacer cosas aún más grandes. Porque cuando el propósito es firme, las piernas no se detienen… y el corazón tampoco.