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Encuentran una manera de evitar la caza furtiva de rinocerontes: volver sus cuernos radiactivos
Sudáfrica ataca la caza furtiva de rinocerontes con una táctica notable: inyectar material radiactivo en sus cuernos para su detección mundial

Un equipo de científicos de Sudáfrica ha puesto en marcha una campaña pionera contra la caza furtiva que busca disuadir a los traficantes desde el origen. El plan consiste en inyectar una cantidad controlada de material radiactivo en los cuernos de los rinocerontes para hacerlos fácilmente detectables.
Este innovador método, según sus creadores de la Universidad de Witwatersrand, no causa daño alguno a los animales, una condición indispensable para su aplicación. Su principal objetivo es permitir a los agentes de aduanas interceptar el contrabando de cuernos mientras son transportados por todo el mundo, antes de que lleguen a su destino.
Sudáfrica, que alberga la mayor población de rinocerontes del planeta, se enfrenta a una presión constante por parte de los cazadores furtivos. Cada año, cientos de estos animales son víctimas de la caza ilegal, lo que convierte esta iniciativa en una medida de calado en la lucha contra este crimen.
La ciencia aporta una herramienta de calado contra el furtivismo
El proyecto, denominado Rhisotope, ha representado una inversión de cerca de 255.000 euros y es fruto de seis años de investigación y pruebas, según la BBC. Un estudio piloto, que involucró a veinte rinocerontes, confirmó que el material radiactivo es completamente seguro para los ejemplares, lo que valida su aplicación. Los investigadores de Wits University colaboraron estrechamente con la Agencia Internacional de Energía Atómica para desarrollar esta tecnología.
El sistema tiene la capacidad de detectar los cuernos incluso cuando se encuentran dentro de grandes contenedores marítimos de hasta 12 metros de largo. Esto supone un adelanto importante en la intercepción del tráfico ilegal, al ofrecer una herramienta proactiva frente al contrabando organizado.
La amenaza del furtivismo en Sudáfrica sigue siendo un problema de calado que persiste con fuerza. Desde 2021, la cifra de rinocerontes cazados ilegalmente supera los 400 ejemplares anuales, según datos de la organización conservacionista Save the Rhino. En la actualidad, el rinoceronte blanco está clasificado como especie amenazada, mientras que el rinoceronte negro se considera en peligro crítico de extinción.
Los cuernos de rinoceronte africano se dirigen habitualmente a mercados asiáticos, principalmente en el sudeste, donde se emplean en la medicina tradicional y, en ocasiones, son considerados un símbolo de estatus. Esta demanda alimenta una lucrativa cadena de suministro ilícita que el proyecto Rhisotope busca desorganizar desde el origen mismo.
Expertos en conservación, como Jamie Joseph, han calificado el proyecto Rhisotope de innovador y necesario en el contexto actual. Si bien se reconoce que no es la solución definitiva —que pasa por una legislación más robusta y una mayor voluntad política— sí se espera que dificulte el flujo de cuernos que salen del país y ayude a cartografiar mejor los canales ilegales al proporcionar datos fiables.
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