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Resistiré

Abandonado, saqueado y quemado: sobre la cruel 'vida' de este popular monasterio

El Monasterio de San Juan de la Peña, en Huesca, es uno de los más visitados en nuestro país

Vista panorámica del Monasterio Viejo de San Juan de la Peña TURISMO DE ARAGÓN

Si hay una escena mística en nuestro país es la que se crea gracias a un monasterio de piedra antiguo en plena montaña. La mayor parte de este tipo de edificios religiosos se construyeron en la Edad Media, época en la que los curas estaban muy presentes en las vidas de los plebeyos. El Monasterio de San Juan de la Peña es uno de ellos, y destaca por su majestuosidad, dilatada historia y sus muchos misterios.

El conjunto religioso, que se encuentra ubicado en Huesca, en Santa Cruz de la Serós, cuenta con dos edificios, el Viejo y el Nuevo. El primero se funde como si fuera uno con la roca de la montaña. Se levantó en el siglo X y dentro cuenta con una iglesia prerrománica, mientras que la iglesia superior se erigió en el siglo XI, es decir, la capilla gótica de San Victorián y el claustro románico, las joyas más preciada del conjunto. Y, bastante después, en el siglo XVIII, el trabajo arquitectónico finalizó con el Panteón Real.

Monasterio Viejo y Nuevo

Pero, ¿por qué hay dos monasterios tan pegados entre sí? El deterioro o los varios incendios que sufrió el Monasterio Viejo generó la necesidad de un Monasterio Nuevo. En 1675 hubo un incendio que fue determinante en el ocaso del primero: este estuvo en llamas durante tres días seguidos, que son los restos que hoy en día pueden visitarse. El edificio más actual es mucho más grande y de diferentes corrientes arquitectónicas. El lugar seleccionado para su ubicación fue el Llano de San Indalecio, muy próximo al otro.

Muy diferente al original, pero igual de atractivo. En la web oficial de Turismo de Aragón lo describen muy bien: es "uno de los ejemplos más perfectos y evolucionados de la arquitectura monástica en la Edad Moderna, por su simetría, por la multiplicación de sus claustros y por la organización racional que poseía el proyecto original, el cual, lamentablemente, nunca se pudo llevar a cabo en su totalidad".

Lo más bonito, su fachada

Habría mucho que decir de él, pero si hay algo que destaca especialmente es su imponente fachada: su ornamentación vegetal así como los dos ángeles que sujetan un escudo en la parte superior, la hacen muy atractiva. En la portada principal están representados San Indalecio, en honor al llano en el que se encuentra; San Juan Bautista, el patrón de la comunidad; y San Benito, fundador de la orden monástica de San Juan de la Peña.

1835 fue el año en el que también terminó abandonado este segundo monasterio, aunque se conserva mucho mejor que el Viejo. Y es que después de una intensa rehabilitación por parte del Ejecutivo aragonés, el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña vuelve a mostrarse tan extraordinario como hace cuatro siglos. Además, en la actualidad alberga el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña, donde saber más sobre la el precioso y místico lugar.