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Guerra entre Farmacia y Enfermería

Los expertos quieren aprovechar la red de boticas como centros sociosanitarios próximos al ciudadano para atender en el domicilio

22.000 establecimientos en España dan cobertura farmacéutica a los 2.800.000 mayores de 80 años
22.000 establecimientos en España dan cobertura farmacéutica a los 2.800.000 mayores de 80 añoslarazon

Los expertos quieren aprovechar la red de boticas como centros sociosanitarios próximos al ciudadano para atender en el domicilio

Los tiempos en los que se hablaba de un inminente envejecimiento de la población española han pasado: la población española ya está oficialmente envejecida, con 2.800.000 personas residentes en el país de edad superior a los 80 años. Los farmacéuticos pueden contribuir a la calidad (y la sostenibilidad) de la asistencia a mayores y dependientes desplazándose a sus domicilios para comprobar si toman bien su medicación, si todos los medicamentos son compatibles o si hay algún efecto adverso que corregir.

Aunque sean personas con enfermedades crónicas, que además necesitan tomar diferentes medicamentos cada día, lo que estos ciudadanos prefieren, prácticamente siempre, es evitar vivir en residencias. Todo el tiempo que puedan estar en su domicilio y evitar la institucionalización es precioso para ellos. En este contexto, representantes de diferentes instituciones relacionadas con la farmacia comunitaria, cuyos máximos representantes acaban de darse cita en la sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander en el encuentro «Atención domiciliaria: continuidad asistencial», han propuesto la solución de «tirar» de la red de farmacias comunitarias para llevar la atención al domicilio de los pacientes y facilitar los cuidados de personas mayores, quienes viven con enfermedades crónicas y quienes toman múltiples medicamentos (pacientes polimedicados, en la jerga farmacéutica). La propuesta de que los farmacéuticos sean quienes se acerquen a sus clientes en sus casas surge de la necesidad: se calcula que la mitad de las personas con edades comprendidas entre los 75 y los 84 años tienen algún problema de movilidad, pero el porcentaje ya es del 80% cuando se superan los 85.

Yolanda Tellaeche, presidenta del Instituto de Formación Cofares, lo contaba así: «Los pacientes, sus familias y sus cuidadores entran en la farmacia prácticamente todos los días, y es frecuente que compartan con el farmacéutico sus inquietudes, que cuenten su situación». La farmacia, indicaba, es un espacio sociosanitario en el cual reina un clima de empatía y de escucha a los pacientes y a las personas de su entorno más próximo.

Julio Sánchez-Fierro, vicepresidente de la Asociación Española de Derecho sanitario y director del encuentro, añadía: «La farmacia cuenta con unos profesionales altamente cualificados, dispuestos a dar servicio a los pacientes que prefieren permanecer en sus domicilios, favoreciendo la continuidad asistencial a través de la mejora de la adherencia y el correcto uso de los medicamentos, entre otras prestaciones».

Obstáculos

El paso de llevar la atención farmacéutica al domicilio no está exento de polémica. Representantes de otros colectivos profesionales, como el enfermero, han mostrado su desacuerdo con el aval de las autoridades sanitarias a esta intervención por parte de los farmacéuticos, que está tomando cuerpo en un proyecto de ley de la Comunidad de Madrid. Uno de los ponentes de la jornada ha descrito esta reacción como auténtico «ataque de cuernos».

Para el presidente de Cofares, Eduardo Pastor, y la inmensa mayoría de los ponentes, esa polémica es estéril. Pastor se refería al asunto recordando que reconocer la importante labor del farmacéutico comunitario no está reñido con el respeto a la tarea de otros profesionales. De hecho, considera que la mejor atención posible a los pacientes va a requerir la colaboración de profesionales de diferentes disciplinas, y planteaba que la situación es suficientemente urgente para aparcar diferencias y trabajar juntos en beneficio de los ciudadanos.