Pacientes

Motivos para la esperanza frente al cáncer

Foto: DREAMSTIME
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El cáncer es la segunda causa de muerte a nivel global y, según la Organización Mundial de la Salud, en 2015 provocó 8,8 millones de muertes

El cáncer es la segunda causa de muerte a nivel global y, según la Organización Mundial de la Salud, en 2015 provocó 8,8 millones de muertes. Las estimaciones indican que esta cifra aumentará en el año 2035 hasta los 14 millones. Sólo en ese año se calcula que se detectarán 24 millones de nuevos casos, un 70% más que en el año 2012, en el que se produjeron 14 millones de diagnósticos. A la luz de estos datos podemos decir que la lucha frente al cáncer es uno de los principales retos sanitarios a los que nos enfrentamos en las próximas décadas. Cierto es que, en los últimos años, gracias a los avances científicos y tecnológicos, hemos logrado aumentar de forma continua la supervivencia de los pacientes con cáncer, que en la actualidad se sitúa en un 53% a los cinco años. Según la Sociedad Americana del Cáncer, entre 1991 y 2012, las tasas de mortalidad de los cuatro tipos de tumores más comunes –pulmón, colorrectal, mama y próstata– disminuyeron un 23%, lo que supone millones de vidas salvadas. Un 73% de esta mejora de la supervivencia es atribuible a las nuevas terapias. Sin embargo, aún queda mucho por hacer y la investigación sigue siendo la clave. Así lo entendemos en Roche y, por eso, llevamos más de medio siglo concentrando nuestros esfuerzos en desarrollar nuevos tratamientos que contribuyen a aumentar esas cifras de supervivencia, al mismo tiempo que mejoran calidad de vida y la seguridad de los pacientes. el cáncer no es una única enfermedad. Existen hasta 200 tipos diferentes de tumores con distintas manifestaciones histopatológicas, con variaciones genéticas y genómicas, y comportamientos clínicos desiguales. El estudio y conocimiento de esas variaciones de la biología molecular de los tumores, combinado con el desarrollo de nuevas tecnologías y sistemas diagnósticos, nos ha permitido desarrollar el concepto de medicina personalizada de precisión, que busca ofrecer a cada paciente la estrategia de tratamiento más adecuada en función de sus características. Así es como hemos llegado a hacer aportaciones que han revolucionado en no pocos casos el abordaje de muchos tumores. Hemos logrado cambiar el curso del cáncer de mama HER2 positivo con el desarrollo de tres anticuerpos monoclonales capaces de dar la vuelta al pronóstico de la enfermedad y lograr tasas de supervivencia sin precedentes. En tumores colorrectales, de ovario o de cérvix hemos aportado tratamientos biológicos cuando no había ninguno hasta ese momento en su arsenal terapéutico. Hemos desarrollado terapias personalizadas para cáncer de pulmón o en melanoma, que utilizamos en pacientes previamente identificados como candidatos a tener una buena respuesta. Hemos diseñando mecanismos de acción para cánceres de sangre que permiten tratar a un porcentaje mayor de pacientes. Y hemos puesto a disposición de los pacientes tratamientos para enfermedades, como el carcinoma basocelular, para las que no existía hasta el momento ningún medicamento específico. Guiados por esa obligación que nos hemos autoimpuesto de dar respuesta a las necesidades médicas aún no cubiertas, seguimos trabajando en enfoques innovadores con el objetivo a largo plazo de cronificar el cáncer en todas sus formas y, en última instancia, curarlo. Con este propósito, volvemos a ser líderes en una prometedora y apasionante línea de investigación: la inmunoterapia que, basándose en el entendimiento de la biología del sistema inmune nos ha permitido comprender cómo el cáncer logra desactivarlo o evitar su activación. A partir de este conocimiento, estamos desarrollando medicamentos dirigidos a activar las defensas del organismo para que ataquen a las células tumorales. Esta nueva generación de fármacos se consolida como una herramienta eficaz para combatir diferentes tumores, entre ellos, algunos tipos de cáncer de pulmón, el cáncer de vejiga o el cáncer de mama triple negativo para el que debemos seguir buscando soluciones que mejoren la supervivencia de las pacientes. Nuestra apuesta por la inmunoterapia se materializa en una inversión global de 7.000 millones de euros anuales, más de 20 sustancias candidatas, 12 de ellas en ensayos clínicos, y más de 60 investigaciones clínicas en marcha. Pero no tendría sentido dedicar todos estos recursos a la investigación y al desarrollo de estas sofisticadas moléculas si no evaluamos, desde fases tempranas, no sólo los beneficios que comportan para el paciente a largo plazo, sino también para los sistemas sanitarios. Por eso, nuestro modelo de innovación se extiende más allá del proceso de I+D y se centra en la búsqueda de vías para seguir introduciendo productos que cambien el paradigma terapéutico del cáncer en un entorno cada vez más complejo y regulado.