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La alergia puede acechar oculta detrás del material escolar

La alergia puede acechar oculta detrás del material escolar
La alergia puede acechar oculta detrás del material escolarlarazon

Esta semana los escolares de toda España comienzan las esperadas vacaciones de Navidad, un descanso después de tres meses madrugando de lunes a viernes que, además, suelen venir acompañadas de regalos al inicio y/o al final de las mismas, en función de si en casa hay hueco para renos, camellos, o ambas cosas. Eso sí, siempre que el curso haya transcurrido con éxito y las notas del primer trimestre no traigan ningún disgusto inesperado. Cuando esto sucede, muchos tiran de imaginación y se justifican de múltiples maneras: hay argumentos más clásicos, que si el profesor me tiene manía, que si en el examen me preguntaron justo por el tema que no me había estudiado, etc... Y los hay que tiran de argumentos más trágicos y lo achacan a problemas precoces de demencia o alergia al hecho de estudiar.

Tomando la “alergia al estudio” como una mala excusa que nos pueda llegar a dar nuestro pequeño estudiante, no se debe en ningún caso frivolizar sobre el tema dado que las patologías alérgicas son una de las enfermedades más frecuentes de la infancia, según reconoce la propia Organización Mundial de la Salud (OMS).

Y es que la alergia llega al colegio de muchas maneras y en ocasiones, escondida. “Existen muchos alérgenos ocultos en el material escolar, más de los que uno podría pensar”, advierte la doctora Cristina Ortega Casanueva, coordinadora de la Unidad de Alergia y Neumología Infantil del Hospital Quirónsalud San José de Madrid.

Algunos productos contienen derivados alérgenos alimentarios como proteínas de leche de vaca, lactosa, huevo, frutos secos como el cacahuete, cereales como el trigo, gluten, sésamo, legumbres, sulfitos, pescados o crustáceos. Así, explica esta experta, en las tizas por ejemplo hay caseína, una proteína presente en la leche; algunas ceras contienen grasa de cerdo, y hay témperas que contienen soja, legumbres e incluso sirope de cereales.

Pero la cosa no queda ahí. Muchos rotuladores o pinturas de color rojo, que también son usadas por los escolares y en ocasiones profesores a la hora de corregir, tienen como alérgeno oculto el colorante E-120. “También llamado carmín, ácido carmínico o extracto de cochinilla que se obtiene por trituración de los cuerpos desecados de las hembras del escarabajo Dactylopius Coccus. Y como curiosidad, para conseguir un kilo de pigmento son necesarios ¡160.000 escarabajos!”, asegura la Dra. Ortega.

¿Qué tienen en común los rotuladores, las golosinas de fresa y el jamón cocido?

Además de en material escolar, también se utiliza como aditivo alimentario y se puede encontrar en las golosinas con sabor a fresa, el jamón cocido y otros muchos alimentos. Y también como excipiente farmacéutico y en la composición de numerosos cosméticos, como los lápices de labios por ejemplo.

Ante estos casos, la especialista asegura que la mejor prevención es identificar estos compuestos y, en caso de que provoquen alguna reacción, buscar alternativas. Evita la ocasión, y evitarás el peligro. La lectura del etiquetado es siempre necesaria, y también es aconsejable informar a los profesores de cuál es exactamente la alergia del niño y qué tratamiento se le debe administrar en caso de reacción.

Los alérgenos pueden estar ocultos en algo tan sencillo como unas pinturas o unas pegatinas, y los niños se las llevan a la boca, las agarran, se pintan por la cara, se pegan las pegatinas en las manos... por eso, igual que leéis con cuidado el etiquetado de los alimentos, antes de comprar el material escolar, echadle también un vistazo a los componentes”, asegura la Dra. Ortega, que aboga por disfrutar del material escolar sin riesgos y convertirlo en un aliado para obtener buenos resultados en el ámbito escolar.